1. JW

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La agradable sensación de caer en picado. El sentirse abrazado por el aire mientras te vas acercando al suelo, puede llegar a ser el último momento de tu vida. De la real, de la que te ha gustado. No como la que estaba viviendo yo, metida en mi misma, en un hoyo sin salida en el que solo puedes avanzar hacia la oscuridad. Arriesgándote a encontrarte con uno de tus monstruos interiores.

Hubo un último silencio hasta que una de las dos se atrevió a hablar.

-Ha llegado el verano, ¡deberías estar contenta!

-Debería. -Me encogí de hombros.

-Dellie, no seas tonta, esto no pasa todos los días. Hay que celebrarlo!

-No me llames Dellie -repuse- y ya lo voy a celebrar, a mi manera. Voy a comprar un libro en la librería de abajo y me pasaré toda la noche leyendo, ¿no suena bien?

-Ni siquiera se acerca a sonar bien -repuso con una mueca- ven conmigo solo un día... Es viernes, acabas de acabar tu primer año como universitaria y tienes motivos para emborracharte.

No se como, Sienna consiguió llevarme a una estúpida discoteca en la que todo el mundo bailaba canciones asquerosas. Pero eso no era lo peor de todo: Ya se me habían acercado tres chicos, y por lo visto a uno de ellos no le quedo claro que no me interesaba absolutamente nada.

-¿Estás segura de que no quieres bailar conmigo?

-Sí, como te llames. Tienes cinco segundos para desaparecer de mi vista antes de que te eche parte de esta cerveza en la cara, y sería una pena, porque me encanta la cerveza.

Él soltó una risa tonta y optó por irse a bailar con una morena. Empezó a bailar y a besarla ridículamente. Ese beso era casi tan ridículo como la música. Rápidamente salté del taburete y subí las escaleras que conducían al DJ, no se si se podía entrar allí pero nadie me echó. Me acerqué a él, le quité un auricular y le grité cerca del oído:

-Ma chérie, DJ Antoine.

-¿Qué?

-Tú ponla, les gustará más que la mierda que estas poniendo.

Ignoré la mirada extraña del DJ, aunque aún escuché como sonaban las primeras notas mientras yo cerraba la puerta, todo el mundo comenzó a cantar y a bailar de forma patosa debido al acohol y aunque parecieran patos, yo me sentí satisfecha con que, por lo menos, la música fuera más aceptable.

Muy digna me adentré en la pista de baile, ya que la tenía que cruzar para llegar a mi siguiente destino: La puerta de salida. Me llevé varios empujones y sentí que podía volver a respirar aire limpio cuando crucé la dichosa puerta. Inspiré hondo.

Caminé a paso decidido hacia la izquierda y crucé el paso de peatones. Me adentré en un callejón que conocía muy bien y me acerqué a la puerta de Neverland; mi librería favorita y también mi trabajo. A pesar de que eran las dos de la madrugada saqué la llave y abrí la puerta. Hacía esto muchas veces, desde que Ciara me contrató como empleada venía a altas horas de la madrugada cuando quería escapar de la realidad o simplemente el insomnio no me permitía dormir.


Pasé por una estantería y me acerqué a una de mis secciones favoritas, romance. Aunque se de sobra que a primera vista no cuadra con mi personalidad. Parezco una chavala seca, borde y fría pero me gusta pensar de que es solo mi caparazón, Sienna lo entiende, por eso me llevo tan bien con ella.

Encontré allí el libro de JW, mi escritor favorito, y lo observé con una estúpida sonrisa de calma antes de cogerlo y ojearlo.

Ensimismada me senté en mi sillón rojo favorito y me puse a leerlo como muchas otras noches. Aún a día de hoy recuerdo la primera vez que lo leí y deseé con todas mis fuerzas volver a aquellos tiempos.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora