Capítulo 27 - Ishtar -

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La doctora comienza a recoger sus cosas en su maletín y Gabriel me ayuda a acomodarme en el sofá con mi manta preferida.

Cuando vio mi llamada perdida y que no respondía a las llamadas de vuelta, Gabriel volvió corriendo a la casa para encontrarme en el suelo aún inconsciente después de mi encuentro con Lucifer.

La doctora nos mira con una sonrisa y declara:

- Todo es normal, ha sido un bajón de azúcar, pero todo vuelve a la normalidad y los bebés parecen no haber notado nada desde ahí dentro. -

Mi mente vuela a unas horas antes cuando se volvieron locos dándome patadas ante la presencia de Lucifer, pero callo y finjo una sonrisa de alivio para ambos.

- Procuraré incluir más azúcar en mi dieta. - digo soltando una risita amarga.

La doctora se despide mientras sale de casa y yo me giro hacia Gabriel para verlo acomodarse a mi lado en el sofá y tirar de mí para sentarme en su regazo sin importar lo que pueda pesar con mi barrigón de casi siete meses.

Gabriel coloca un mechón de pelo detrás de mi oreja y me mira con su semblante preocupado.

- Cuéntame qué ha pasado, por favor, sé que no ha sido un bajón de azúcar. - dice escaneando mis ojos.

Suelto un profundo suspiro y le cuento mi encuentro con Lucifer mientras apoyo la cabeza sobre su hombro y me dejo acunar como una niña.

Gabriel me escucha atentamente hasta que termino mi relato y después niega con la cabeza, exasperado.

- No voy a volver a moverme de tu lado. - sentencia.

- No exageres, Gabriel, Lucifer no quería hacerme daño, más bien protegerme. -

- Los demonios no protegen a nadie, no está en su naturaleza. -

- Tú tienes sangre de demonio y me proteges constantemente. -

Gabriel me mira entornando los ojos y gruñe por lo bajo.

- También soy humano. -

Me encojo de hombros para darle a entender que no quiero hablar más del tema.

- Tienes que saber algo, Ishtar... - dice él al cabo de unos minutos en silencio. - Amber se ha escapado de la cárcel, su hermano Toni la ayudó a salir y están buscándote.

- ¿Cómo dices? - abro los ojos de par en par y me palpo el vientre en señal de protección hacia los bebés.

- Sarah me llamó para encontrarte y advertirte. -

El miedo cubre cada centímetro de mi cuerpo al instante, pero soy consciente de que mi miedo no es por mi seguridad, sino por la de los pequeños y no puedo evitar sentir un fuerte pinchazo de impotencia por ponerlos en peligro.

- Tranquila, no voy a dejar que os pase nada, aunque me deje la vida en ello, Ishtar. - musita Gabriel acariciando mi mejilla.

Lo miro a los ojos, agradecida, y acerco mis labios a los suyos susurrando un gracias y sintiendo cómo me aprieta contra él en un ademán protector.

Dejo que el beso se prolongue unos minutos más hasta que un atronador golpe suena en la puerta y esta se abre de golpe mostrando una pálida y aterradora versión de Dante entrando en la casa con el ceño fruncido y sin molestarse siquiera en ocultar su parte demoníaca.

Dante escanea mi rostro un segundo y su semblante cambia, supongo que al notar mi palidez y debilidad, y fulmina a Gabriel con la mirada.

- ¿Qué le has hecho, chupasangre?- gruñe dando un paso hacia nosotros para seguir examinándome.

Atraída por el mal [...A La Venta En amazon...]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora