No sé qué pasó, pero finalmente todo se volvió oscuro. Escucho voces murmurando, abro los ojos lentamente acostumbrándome a la luz, y distingo que estoy en una habitación, mi cuerpo duele como si hubiese hecho horas de ejercicio, logro sentarme en la cama y ya veo todo con claridad, Elisa y Lee se acercan a la cama junto a mi, en sus ojos solo leo preocupación.
- Isis, como te sientes? – Lee me abraza y examina mis ojos moviendo mi rostro de lado a lado.
- Como si hubiese alzado pesas.- intento bromear, mi voz sale rasposa como si hacen días no bebiera agua. Creo que Jared lo nota, se mueve con agilidad desde la puerta de mi habitación hasta la mesa de noche y sirve un vaso de agua que me tiende, no cruza mi mirada, tomo el vaso y de dos tragos me termino el líquido que baja frío por mi garganta. Entonces noto los rasguños en el cuello de Jared y por un instante pienso lo peor.
- Como es que estamos en mi habitación de hotel? – observó a mis amigas, Jared, Richard y Damien. Justo antes de cualquiera abra la boca, la puerta se abre dejando ver al detective Decker junto con la profesora, ambos me miran con alivio, cerciorándose de que estoy bien.
- Bueno señorita, ya que está consciente, podría explicar que hacia en medio del desierto y a oscuras? – la voz de Decker es acusadora. Miro mis manos sin una respuesta coherente para dar. La verdad es que no recuerdo como llegué allí o porqué, recuerdo la voz y una luz que veía desde la entrada del salón de ceremonia pero nada más.
- No lo sé.- murmuro con sinceridad levantando la vista al hombre.
- Y tampoco sabe porque atacó al Teniente Coronel Alistair? – acusa con aversión. Entonces mis ojos se abren como platos mientras niego.
- Yo... yo no, no pude.- no logro terminar la frase, yo no pude haber atacado a Jared. Busco la mirada del susodicho, finalmente me mira a los ojos con cierta cautela.
- La asuste, seguro pensó que era algún ladron o algo peor que la atacaba luego de haberse perdido.- defiende este, ahora mirando con sequedad al detective, qué pasa su vista de Jared a mi.
- Es eso cierto señorita?- inquiere el hombre. Antes de que pueda decir nada Lee salta de la cama y se acerca al hombre.
- Por si no lo ve mi amiga está en estado de Shock, así que si puede dejar su interrogatorio para otro momento sería perfecto.- El detective Decker examina a la castaña de arriba a bajo. Veo al detective acercar su rostro al oído de mi amiga y puedo leer las palabras en sus labios.
- El que tenga unas tetas llamativas señorita, no le da autoridad suficiente para decirme cuándo y cómo debo hacer un interrogatorio.- miro a Elisa que tiene la misma cara de asombro que yo y volvemos a mirar la escena. Las orejas de Lee se ponen rojas, no sé si por el coraje o la vergüenza, sin embargo no quita su pose de protectora ni se inmuta frente al hombre que se aparta de ella con una sonrisa- muy bien, no tengo más preguntas señorita Blackwell, sin duda fue un error de investigadora lo que la llevo allí, traté que no vuelva a pasar.- ahora su noto es para todos en la habilitación, yo asiento y el hombre sale de la habitación en compañía de la profesora que en ningún momento dijo nada, no sin antes girarse a guiñarle un ojo a Lee y ahí queda claro que lo que leí en sus labios era correcto. Mi amiga se gira y disimuladamente nos da una mirada que dice mucho.
Rato después todos se marchan quedando solo Jared quien aseguró que yo necesitaba cuidado y amablemente se ofreció a vigilarme el resto de la noche. Lo veo acomodarse en la cama junto a mi, directamente no me ha dirigido ni media palabra, lo que me dice que está enojado conmigo.
- Perdón.- es todo lo que sale de mis labios, lo veo fruncir el ceño antes de moverse para quitarse los zapatos.
- Porque me pides perdón exactamente? Por ahorcarme, hablarme en egipcio antiguo o decirme el nombre de otro hombre? – veo que trata de sonar despreocupado pero siento la ira en sus palabras, sin embargo no recuerdo nada de eso. Ni siquiera recuerdo haber hablado.
- Sinceramente, no recuerdo nada, pero te pido perdón por el mal rato que has debido pasar.- se gira hacia mí buscando en mis ojos si digo la verdad. Poco a poco veo sus músculos relajarse, apenas había notado que estaba tenso o que la vena de su cuello palpitaba.
- Ya, ahora entiendo porque las diosas tenían un lado oscuro, debí imaginar que lo sumisa no iba contigo, aunque siendo una rata de biblioteca tampoco pensé que fueras de la que diera látigo.- le veo morderse el labio antes de lanzarme una guiñada y mi rostro se enciende. Le golpeó el brazo, pero su mano toma mi muñeca y de un tirón me tiene sobre su regazo. Sus manos van a mis caderas, estoy a unos centímetros más alta así que inclino mi rostro hasta que su respiración se mezcla con la mía. Pongo mis manos en sus mejillas manteniendo su mirada llena de ternura.
- Tienes razón, las diosas podemos ser muy, muy – murmuro con mis labios casi sobre los suyos.- muy crueles- finalizó.
Jared alza el rostro los centímetros que faltan hasta que sus labios rozan los míos lentamente, no es un beso feroz, es un tacto suave, casi delicado. Bajo mis manos hasta su nuca para ir intensificando el beso, nos movemos en total sincronía, poco a poco su lengua se va abriendo paso en mi boca hasta que solo hay una batalla que ninguno quiere perder. Disfruto del sabor de su boca como si del manjar más exquisito del mundo se tratase. Aprieto mis ojos y entonces veo pequeños flash de lo qué pasó, me veo caminar por el desierto, la luz, la voz, las siluetas, el hombre al que mi cuerpo atacaba, sus palabras, entonces me apartó de golpe de los labios de Jared que se queja como un niño pequeño a quien le han quitado un dulce. Me muevo para quitarme de su regazo pero me mantiene apresada.
- Puedes negarme un beso, pero no me niegues tu calor.- esconde su cabeza en mi cuello y yo me pierdo en el suyo, entonces noto que ya no lleva la ropa que tenía en la fiesta, doy un rápido vistazo sobre mi pecho y para mi asombro yo tampoco, llevo un pijamada camisola, tengo curiosidad en preguntar pero me contengo y simplemente disfruto el momento. Aunque algo más invade mi mente y no lo retengo.
- Por cual nombre dices que te llame?- los músculos de Jared vuelven a tensarse pero voy dejando pequeños besos en su cuello que al parecer lo calman. Tarda un minuto en contestar.
- Seth.- suelta simplemente y no me atrevo a preguntar nada más.
Luego de algunos minutos logro sacarme de Jared y me acomodo para dormir, me giro para mirarlo, sus ojos brillan en medio de la Luz tenue que alumbra la habitación.
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Damned
AdventureMitos y leyendas marcan la historia de la humanidad, donde dioses, monstruos, maldiciones y magia mantienen viva la esperanza en los corazones, ¿pero que tanto de esas leyendas puede ser real? ¿Existirá algo que ignoramos ahí afuera? Se habla en ca...