Capítulo VI

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Después de una larga caminata dentro del frondoso bosque, el trío de chicos encontró la choza de la chica hechicera, se acercaron con cautela ya que el peli verde les había comentado que su amiga era cuidadosa con su seguridad, así que tenían que vigilar bien sus pasos para evitar caer en una trampa.

- La cabaña está bien oculta, quien vendría aquí?- el chico pelirrojo no entendía la necesidad de tener una trampa en cada metro cuadrado.

- Es algo complicado, Ochako vivía en otro lugar más poblado, pero aún al cambiarse aquí parece que su costumbre se ha arraigado demasiado a ella - aunque el peli verde estuviera acostumbrado a eso, seguía preguntándose lo mismo.

Luego de un gran tramo de trampas, el trío pudo respirar tranquilamente. La casa se elevaba en frente de ellos, no era muy grande pero era el suficiente espacio para una sola persona y conociendo a su amiga, Midoriya la sentía como un hogar. Caminaron hasta el pórtico y el más bajito tocó a la puerta, una gran puerta de abeto sólido se abrió frente a ellos dejando ver a una chica bajita, hasta más que el peli verde, tenía el cabello corto y de color avellana al igual que sus grandes ojos, que veían con sorpresa al trío de viajeros fuera de su casa, su cara era bastante redonda, dándole una apariencia bastante adorable, cosa que no engañaba al par de cazadores que ya habían tenido la desgracia de verla enojada.

-Izuku!!- parecía realmente feliz de verlo - Que alegría verte y a ti igual Bakugo.

El rubio solo asintió a modo de saludo.

- Oh! Y tienen un nuevo compañero! Hola, soy Uraraka Ochako, puedes llamarme Ochako.

- Hola, soy Eijiro, Kirishima Eijiro.

Estuvieron un rato hablando, Izuku y Ochako poniéndose al día y los otros dos en el patio, Bakugo practicaba su puntería con un arco de la castaña y Kirishima lo miraba desde los escalones al frente de la casa. El rubio sabía que el pelirrojo lo veía, sentía su penetrante  mirada en la nuca, la cual empezaba a irritarlo y a desconcentrarlo. Antes de que pudiera girarse y gritarle que dejase de mirarlo y que lo dejara concentrar, sintió unas manos sobre las suyas, acomodando la flecha en el arco y apuntando a la diana. El pelirrojo estaba pegado a su espalda, sentía su respiración en la nuca y por razones que desconocía su cara empezó a arder.

- Si apuntas más arriba podrás darle al centro de la diana - el chico pelirrojo hablaba tan calmado que parecía no darse cuenta lo peligrosamente cerca que estaba del cazador.

- Pero que?!! Que mierda te pasa, sé disparar idiota!!- ahí fue cuando el rubio reaccionó y alejó de un empujón al chico.

- Lo sé, pero llevabas casi 20 minutos sin darle a la diana.

El rubio quería gritarle mil y un improperios, golpearlo o algo, para que dejase de meterse pero la voz de Midoriya llamándolos lo hizo girarse y caminar a paso veloz a la casa de la bruja, con el rostro enrojecido, por la ira según él.

Dentro de la casa, la chica les ofreció algo de tomar antes de empezar con el tema que les interesaba.

- Izuku me ha estado hablando de ti, de tu herida y de su plan para buscar a tu hermano - la hechicera había ido directo al grano - Puedo curar tu herida, mientras más rápido mejor y, si aceptas mi ayuda, también puedo encontrar a tu hermano.

El dragón estaba anonadado, según las palabras del chico bajito, sabía que la chica podía curarlo, pero no se esperaba que se ofreciera a buscar a su hermano, ni que al menos pudiera hacerlo. Empezaba a pensar mucho las cosas, toda su vida desde los 4 o 5 años había odiado a los humanos y ese odio aumento cuando cumplió 10 y desde ese momento no volvió a tener contacto con uno, pero ahora que se había encontrado con tres y que se había vuelto a transformar estos lo único que hacían era ayudarlo. Porque? Que ganaban con ello? Con que esperaban que les pagara?

- A cambio de que?- inconscientemente sus pensamientos salieron de su boca de una manera muy fría. Sabía que ningún humano haría algo por ayudar a un dragón sin esperar nada a cambio, lo había vivido muchas veces.

- Perdón?- la chica no había entendido el repentino cambio de actitud del dragón.

- Que quieres a cambio de ayudarme a encontrarlo?

- Imbécil, no quiere nada, nadie aquí te ha pedido nada por ayudarte - el rubio intervino antes de que el pelirrojo se hiciera ideas erróneas, además de que estaba cansado de su estúpida desconfianza en ellos.

- Y quien me lo asegura, los humanos no suelen ayudar dragones.

- Si son como tú no me extraña, eres demasiado desconfiado y estos idiotas solo quieren ayudar! Por qué sigues tan malditamente a la defensiva?!!

El dragón quería responder y por primera vez en mucho tiempo gritar, pero solo atinó a salir de la casa dando un portazo, prefería evitar una pelea. Mientras dentro de la casa solo podía sentirse la intensa incomodidad, nadie se había esperado su reacción, usualmente cuando Bakugo pelea suele generar una reacción agresiva.

- Deberías entenderlo un poco, sabes?- la castaña se sentía un poco culpable por acorralar así al chico, que parecía estar bastante perdido.

- De que mierda hablas, lo que dije era verdad, desde que lo encontramos se comporta así - el rubio seguía enojado.

- Y creo saber a que se debe.

- Y que es?

- Por qué no le preguntas, no es buena idea que esté en el bosque de noche.

El rubio se lo pensó un poco, no era culpa suya que el idiota haya salido, bueno, tal vez un poco pero como mierda iba a encontrarlo.

- Estoy con Ochako, Kacchan, se veía bastante abrumado.

- Si, si, ya los escuché.

El bosque de noche no era especialmente útil para buscar a un jodido dragón molesto, pero al parecer la luna ayudaba un poco a ver. Estuvo prácticamente 20 minutos buscándolo y estaba a punto de irse y esperar que el imbécil regresara solo, si no fuera por una voz bastante entrecortada y sollozante que se escuchaba en un claro en medio del bosque. Cuando se acerco pudo notar que si, efectivamente se trataba del dragón, aunque parecía más un niño pequeño; tenía rastros de lágrimas en las mejillas y cuando hablaba se podía escuchar el nudo que se le quedaba en la garganta.

- Mamá, papá, que hago? Perdí a Ryuutaro y n-no sé que hacer, no pude defenderme y sigo sin p-poder hacer nada bien. Siempre he dependido de él y de ustedes, ahora que no está no s-sé como encontrarlo, sé que me dijeron que confiara, pero, c-como puedo confiar en las criaturas que los alejaron  de m-mi?- el pelirrojo soltó esas palabras entre hipidos y dejó correr el llanto que parecía estar acumulado en su pecho.

El rubio no podía acercarse, sentía un vacío en el pecho que no lo dejaba respirar.

"Pero que mierda te hicieron?!"

Fuego Blanco - °BAKUSHIMA°KIRIBAKU°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora