「 I 」

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⚘Júramelo⚘


1 semana después...

Hawks estuvo castigado alrededor de 5 días encerrado en su casa, cumplió su castigo hasta que llegó el fin de semana, dónde al parecer ya podía salir aún con esa duda, ya que su padre en realidad le prohibía a Keigo y a su madre salir del hogar.

Así que por miedo de volver a salir y ser visto decidió quedarse dos días más.

Cuando por fin se encontraba lo suficiente seguro para salir, lo hizo. Agarró su peluche y pisó el césped al salir de su casa, se notaba fresco, libre, bello y Hawks, intentando apreciar aquellos detalles avanzó a paso lento hasta el bosque y se colocó sus pequeños zapatos, queriendo buscar de nuevo a su amigo mientras su padre se encontraba afuera.

Le costó unas cuantas vueltas de más volver a llegar hasta aquel río. Hawks miraba a cada lado, curioso por todo a la vez que cauteloso por lo que podría encontrarse, aunque por mucho que examinó el pequeño, no pudo encontrar a su amigo.

El alado bajó la cabeza y observó el río, pensaba que ese día no habría ido a entrenar o que simplemente no volvería allí por otras razones, que el pequeño volvería a encontrarse solo y no volver a ver esa sonrisa.

Sintió un calor apoderarse de sus mejillas hasta llegar a su cabeza, sus ganas de llorar le golpearon pero intentó controlarlas, inhalando fuerte.

Quitó sus zapatos de nuevo y observó sus pies, sus heridas se habían curado a pesar de que sabía que volverían a aparecer, aquella semana su padre le dejó un poco de respiración al pequeño, dejando que se curase al menos.

Hawks metió sus pies en el río, sentándose de nuevo en la orilla como lo hizo con su amigo y sintiendo de nuevo la misma sensación helada que experimentó la primera vez, resultándole incluso agradable por recordarlo.

Echaba de menos a su primer amigo.

Keigo se quedó allí unas horas más hasta que pudo ver como el sol se escondía justo en frente de el, quedando un color anaranjado que pasó lentamente a un rosado hasta acabar con un morado que peleaba contra un azul oscuro, mostrando muy poco a poco algunas pequeñas estrellas.

Estas eran contempladas por Keigo en su inexpresividad, decidió sacar sus pies del agua al sentirla ya demasiado fría y sus pies mojados tocaron la hierba.

—¿Keigo? — Una voz aguda y firme volvió a recrearse en la cabeza del pequeño, quien giró esperanzado y abriendo sus ojos, queriendo encontrarse con aquel niño —¡Keigo!

El otro pequeño al confirmar que se trataba de él fue corriendo hasta abrazarle y empujarle levemente por la fuerza, elevando un poco los pies de Keigo quien tuvo que apoyarse en sus talones.

—Touya... —A Keigo pudo formársele una pequeña sonrisa al verle y sentirle, borrando completamente ese nudo que mantenía en su garganta. Notaba los brazos de su amigo rodearle mientras que él simplemente seguía abrazando a su peluche, sitiendo el calor de su amigo.

—¡Estás bien! Menos mal— Logró decir mientras se apartaba, aunque sin dejar de tocarle. Se le acumulaban pequeñas lágrimas en sus ojos.

—Lo estoy Touya— Afirmó el alado, sacudiendo sus alas suavemente aunque manteniendo su voz baja tal vez por causa de timidez o miedo interno.

—Pensé que no volvería a verte, no pudimos despedirnos— Touya rió un poquito, sorbiéndose los mocos.

—Yo también lo pensé... —Keigo dejó de sonreír y miró a los pies ajenos —Lo siento mucho, no quise correr así, bueno... huir así —Decía como podía el pequeño, consiguiendo sacar otra sonrisa a Touya.

Blinded by childhood, friendship and love Donde viven las historias. Descúbrelo ahora