Quédate conmigo.... [Tsukasa x oc]

Prólogo

El corazón de ella con cada segundo que pasaba se rompía en miles de pedazos, sus lágrimas amenazaban con salir en cualquier momento pero su orgullo le impedía llorar delante de ellos.... Quizás si estuviese solo con Tsukasa la historia sería totalmente distinta....

Pero ese no era el caso.

—¿Cómo pudiste hacer eso?

Le pregunto con voz débil la mujer de cabellos verdosos mientras se aferraba y cubría con aquella piel que el pelicastaño le había entregado momentos antes.

Una lágrima resbaló por la mejilla de ella sin permiso alguno. Lágrima que él deseaba limpiar pero su mano fue apartada con brusquedad. Aquello sería posiblemente un detonante para Tsukasa y dañaría a la persona que lo hizo.... pero con ella, con Chieko no podía hacerlo.

Le había jurado que jamás permitiría que alguna persona la dañaría....

Pero él fue el primero en hacerlo....

—No quiero volver a verte.... No quiero que me vuelvas a tocar.

Chieko retrocedió un paso más, sin dejar de mirarlo a los ojos, su corazón se encontraba lleno de diversos sentimientos... Se alegraba de poder volver a ver a Tsukasa después de varios años estando petrificada. Sentía dolor por la noticia que había recibido de su hermano, deseaba creer que se trataba de una broma de un mal gusto, de una pesadilla la cual pronto se iba a terminar.

Pero por la mirada de él,  sabía que eso jamás iba a suceder.

—Por favor.... Chieko, quédate conmigo.

La mujer negó con suavidad, apesar de que hace años que lo ama, no podía aceptar que haya matado a su hermano menor, a la única familia de sangre que le quedaba.

Volvió a retroceder y Tsukasa se alarmó, detrás de ella lo único que había era una larga caída y luego el mar. Él no deseaba volver a perderla, no poder ver su rostro y escuchar su voz.

Chieko no tuvo miedo y se dejó caer de espalda directo hacia el agua. Tsukasa corrió hacia ella para intentar tomar su mano e impedir que cayera al agua.

Pero lo único que logro fue rozar sus dedos y con miedo vio como ella caía al agua y su cuerpo no tardaba de ser arrastrado.