[Parte 8]

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Habitación oscura, poco sonido entraba pero se alcanzaba a distinguir que gente transcurría los alrededores. O al menos la calle frente a esa puerta.

Mirando hacia el techo, vio un tragaluz, ya es de noche.
Quiso moverse, pero hasta ahora se dio cuenta de la cuerda en supstobillos y muñecas detrás de la silla.

Esta atado y no sabe por qué o cuando, solo recuerda haber alzado a sus amigos e irse por separado, quería conocer la calle principal pero solo vio a un joven que le invitó un trago, no pudo negarse por que le dijo que era amigo del estado.

Que iluso, por que no se dio cuenta de las malas intenciones de ese tipo.

La puerta al frente rechina al momento de abrirse, así que se hizo el dormido otra vez. Ya sería la segunda vez que lo visitan.

–No mames, se que estás despierto —incluyo groserias en su frase, esto le dio una idea de que es de origen mexicano.

–Abre los ojos chaval, que no tengo vuestro tiempo —ahora lo está reconsiderando al agregar el tono español del amigo del viejo.

—¡Sos boludo o te hacés! —ahora esta más que confundido de quien sea el sujeto, es una sola voz con distintos tonos.

Abrió los ojos mirando al que cree es su agresor. La poca luz de la habitación no le deja ver el rostro o algo más allá del nivel de la cintura hacia abajo.

Lo que si alcanzó a notar, es que las manos del sujeto están envueltos en vendas color turquesa, los zapatos son de un color rojo con blanco y su pantalón es de charro.

–Quem é? [¿Quien eres?] —Brasil lo miro hacia donde se supone deben estar sus ojos, a pesar de no ver nada.

–Have they forgotten about me?  Of us? [¿Acaso se han olvidado de mi? ¿De nosotros?] —ahora hablo en Inglés, cuantos idiomas se sabe el tipo, pensó Brasil.

–Estou te pedindo uma coisa, certo? [Por algo te pregunto, no?] —su respuesta no le pareció al otro, por que dio un chasquido con la boca y estaba apunto de acercarse.

El plan de Brasil fue irritar lo para que se acerque y saber quién fue su agresor, no creyó que fuese tan fácil.

El otro intuyendo, no se acercó más que dejando ver sus brazos al extender los hacia el brasileño, por que casi se acercaba para abofetearlo pero no lo hizo.

Esos tatuajes en sus brazos le dieron mala espina, de algún lado le parecen familiares.

Quedaron unos segundos en silencio, segundos que el agresor usó para retroceder a esconderse en las sombras y silencio que usó Brasil para pensar en esos tatuajes.

Líneas horizontales, verticales e incluso diagonales, parecidas a un mandala a lo largo del codo a muñeca en el lado derecho y del lado izquierdo un dibujo de seis uniones rodeada de pequeñas estrellas.

Ese tatuaje le hizo clic en la cabeza, mirando de reojo su espalda, viendo los inicios de unos tatuajes especiales.

–¿Ya recuerdas? —sus sonrisa brillaba, no del modo que le gustase por que en medio de toda la oscuridad, el blanco resaltaba demasiado, dejando ver cuán cínica y retorcida era— Obviamente ya me recuerdas, ¿Lo harán los demás?.

–Já me lembro de você [Ya te recuerdo] —el aire salió de sus pulmones en parte al recuerdo y también al golpe que recibió en la boca del estómago por un segundo sujeto.

–bom que você se lembra Pindorama [Que bueno que te acuerdes, Pindorama] —la voz de una mujer a su costado izquierdo le heló la sangre, recuerda ese tono y sonrisa mucho más de lo que le gustaría.

Continente Americano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora