En la actualidad.
Llevaba escuchando el mismo ruido de aquellas maquinas durante diez años, si diez malditos putos años, postrada en una cama.
Lo peor de toda esta situación es no poder responder a absolutamente nada, cada vez que intentaba mover mis dedos, levantar un brazo, mover la pierna o realizar el simple movimiento de abrir mis ojos, mi querido cerebro no enviaba ninguna respuesta, literalmente estaba en coma.
Escuchaba a los médicos que entraban y salían, a las enfermeras, celadores, limpiadoras, pero yo no podía hacer un simple movimiento, para poder dejar constancia de que estaba allí, que los escuchaba, que escuchaba cada cuchicheo que decían sobre mí, quería poder ser libre, era lo que más necesitaba, los momentos en los que estaba consciente era lo peor, sobre todo porque era partícipe de todo lo que pasaba a mi alrededor, pero yo no podía participar en nada.
No recuerdo absolutamente nada en el transcurso de estos diez años, aclarar que sé que ha pasado esa porción de tiempo por el informe diario que los médicos que pasaban por allí.
Sentía vacío, desesperación, soledad, todos los adjetivos posibles que podáis pensar, solamente una enfermera llamada Carol, me daba el calor que necesitaba, me cogía la mano todos los días, estaba presente en todos los informes diarios, hablaba conmigo continuamente, una de las cosas que escuche en uno de los tantos momentos que estaba parcialmente consciente es que mi familia solía venir los primeros días, pasaban horas y horas allí, con la esperanza de que yo pudiese despertar, pero esos largos días para ellos, al cabo de los meses se convirtieron en llamadas atendidas mayormente por Carol, pero los informes médicos los daba el doctor a cargo mía y por ultimo esas llamadas acabaron en unos simples mensajes, los cuales la mayoría de las veces no eran ni abiertos, ya que los de administración no recibían respuestas por parte de mi "familia".
Carol me contaba todos los cotilleos habidos y por haber que sucedían en el hospital, como había ido su día, sus inquietudes, sus sentimientos, también me contó que pronto se iba a casar con un médico de la planta de cirugía, vamos un partidazo, me contaba todo eso con la esperanza de que yo realizase un simple movimiento, señal de que todo iba bien, pero ese movimiento nunca llegó, no por ahora.
Me encantaba sentir la alegría en su voz, todos los días, bueno, aquellos días en los que podía escucharla, mientras eso no pasaba, era una especie de cadáver.
Recapitulando, los médicos cada vez que entraban a dar el informe diario, decían multitud de chismorreos sobre mí, si, sobre mí, algunos eran demasiados devastadores, con pronósticos muy malos, pero yo no me iba a rendir, y esperaba que algún día pudiese despertar, simplemente para demostrar lo fuerte y valiente que era.
Residentes e internos me usaban como conejillo de indias, pinchaban mis brazos para practicar, notaba electrodos tanto en mi cabeza como en mi pecho, no se la finalidad de esa práctica, pero para ser médicos en procesos deberían de saber que yo siento, y en esos momentos sentía miedo, en ocasiones dolor, pero yo no podía defenderme, nadie podía hacerlo, por el simple hecho de no ser una persona normal en aquellas situaciones.
Unos meses después, uno de los días en los que estaba parcialmente consciente, note un pitido lejano, que cada vez se hacía más intenso, era irritante, ensordecedor, no paraba, al contrario, aumentaba el ritmo ¿Qué ocurría? Cada vez me ponía más nerviosa, esto de no poder moverte era un incordio y más en estos casos.
Pasos, mejor dicho zancadas sonaban cada vez más cerca, adentrándose en mi habitación.
--Carro de reanimación—Note que decían, una voz muy conocida para mí, a la misma vez que desabrochaban la bata que cubría mi desnudo, frágil y vulnerable cuerpo—Una de EPI y avisad cardio—Deduje que era la voz de Carol, pero que cada vez se me hacía más difícil el poder escuchar lo que ocurría a mi alrededor.
Unas manos frías rozaron mi cuerpo y a la misma vez note como dos palas lo presionaba, volvían los nervios, nunca antes había ocurrido esto ¿Qué pasaba? ¿Por qué la maquina no dejaba de pitar? ¿Por qué no sentían otra vez nada? Millones de preguntas cruzaban mi cerebro, miles de ideas lo sobrepasaban fugazmente.
Nada, la maquina seguía incesante, escuchaba lejanamente a Carol gritar, preguntar por algún médico especializado en cardiología, para que viniera a estabilizarme, pero este médico nunca llego.
Todas las voces se volvieron cada vez más lejanas, tanto que solamente escuchaba un eco y en ese momento todo se volvió negro.
Dejé de sentir por completo.
Oscuridad.
No sentía nada, volví al principio.
A aquellos meses.
Oscuridad otra vez.
Y ese momento sucedió.
Aquellos ojos volvieron a mí.
Sus ojos azules.
Eso no significaba nada bueno, no.
Al revés, era malo.
Aquellos ojos, que te atraían como imanes habían vuelto.
Y todo volvió a ser opaco.
Oscuridad y sus ojos azules.
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AMNESIA
RomansYo no recordaba nada. Yo no sabía nada sobre de mi. La palabra que lo define es frustración. Pero él, lo recordaba todo, y aun así, desapareció. Después de todo este tiempo mi deber era encontrarlo, lo necesitaba. Necesitaba saber quien era. Y por...