Capitulo 28

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¡Sorpresa!

Hay decisiones que te cuestan tomar,  esas decisiones que te duelen, que queman, que te hace poner contra la espada y la pared. ¿Qué tengo que hacer?

Camino de un lado a otro, Diana intenta detener las lágrimas que brotan en ella. El disparo rozó su oreja y esta le sale un poco de sangre. La rabia me carcome y me plantó enfrente de Hassan, que comienza a reaccionar del desmayo y sin más que decir vacío el cargador en él.

No mido la rabia, pues no se que hacer. Estoy entre el si y el no, busco la mirada de Roberto para que me diga algo pero no hay nada se que la decisión es mía pero no se que hacer.

— Yo solo te pido una oportunidad más— ruega Diana.

—¿Tú me la hubieras dado a mí?

Asiente varias veces nerviosa.

Es en donde me doy cuenta al estar en esta abalanza que, Diana marcó algo en mí, que aunque yo la apartara ella poco a poco iba a entrando, que siempre tuvo la valentía de quedarse pero miro a Lili, y ella también se quedó a pesar de todo. Tuvimos una conexión tan grande que siento que ella dejara huellas en mí.

Miro a Lili, ella solo curvea una mini sonrisa en sus labios se que la decisión que sea que tome ella me va apoyar.

— ¡Hija de puta!— desgarra su garganta Adbel.

— Shh— me llevo el arma a mis labios — el siguiente serás tú— lo apunto.

Se que estoy tomando todo el tiempo del mundo, se que me veo ridícula pero es que es un peso tan grande que tengo en mis hombros que no se si al matarla me sentiré más liviana o el peso se multiplicará.

Soy de esas personas que no sabe cual es la mejor decisión para su vida, que necesita saber los consejos de los demás para poder plantearme una idea y la única persona que podía ayudarme ahora está...

El teléfono me comienza a sonar, lo sacó del bolsillo y veo quien es del hospital.

— Hola...— contesto.

— ¿Señorita Russell?

— Si, con ella habla.

—Soy el Dr. Johnson, le tenemos noticias. Necesito que venga al hospital.

Sin más que decir cuelgo la llamada y guardo el teléfono.

— Te salvó la campana, te dejaré un rato más acá para que reflexiones lo que hiciste.

— Marcos— le digo a unos de los trabajadores de Roberto— Sigue torturandolos, a ambos — me refiero a los dos hombres que siguen colgando— Y luego...— sonrio y miro a Adbel— Matalos, pero que sea lento y que ellos lo disfruten. Sobre todo al españolito. De la chica me encargo después.

Camino a donde está Roberto y le comentó lo de la llamada este asiente sin ningún problema y salimos del lugar.

Me encuentro en los asientos de la parte de atrás de la camioneta con Lili, Roberto está en el asiento del copiloto sin decir ninguna palabra. Es un hombre de poco hablar, pero su silencio me agobia al no saber que es lo que piensa, si está decepcionado de mí o que pasara si no tomo una decisión en menos de 24 horas.

— ¿Del uno al diez cuanto te sientes presionada?— me pregunta Lili, con un tono de voz que solo podamos escuchar las dos.

Mantengo mi vista en la carretera y respiro hondo — Mil.

Escucho su pequeña risa— Eso es demasiada presión— toma mi mano y comienza a jugar con mis anillos— ¿Qué puedo hacer para que te relajes?

Latidos infernales [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora