capítulo I.

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Era yo un pequeño niño quien estaba recorriendo hasta la parte más recóndita de aquella aldea. Era algo que me dejaba atónito, ¿donde podrían estar? Prometieron que me iban a traer comida pronto, mi hambruna estaba siendo cada vez más intensa, estaba desesperado, mis lágrimas iban descendiendo por mis gordas mejillas esperando alguna señal de estos. Decidí tocar la puerta de un viejo aldeano quien amablemente temblando abrió el trozo de madera que tenía como puerta.

¡Toc toc! ¿hay alguien aquí?... –

El veterano no dudó ni un segundo en abrir la puerta al escuchar mi temblorosa y tímida voz.

– Pero que pequeñajo, ¿qué tanto andas buscando? vi tu cuerpo rondando por estos polvosos pasillos, estás tan sucio, ven entra que te daré algo de caliente sopa mientras vuelves a casa. –

Tomó mi brazo y me impulsó a entrar a su llamada "casa" ¿pero qué era esto?
Una pequeña habitación, donde parecía estar una niña mayor que yo, su cabello tan negro, lacio y trenzado me hacía recordar tanto a madre.

– ¡Buenas tardes!... Ohm... –

Todo era muy silencioso, como un funeral, mis pies se dirigieron a aquella sospechosa niña. Con curiosidad miré sus trenzas y me senté en el polvoso piso.

– Hola, mi nombre es Sicheng, ¿cuál es tu nombre niña? –

El anciano antes nombrado me llamó con un sucio plato de sopa y agua de llave para dármelo con total amabilidad.

– Muchas gracias, señor, ¿es indebido preguntar qué le pasa a esa niña de allá? –

Rogaba en mis entrañas para ser contestado, mi sonrisa se formó al escuchar la primera palabra del señor respondiendo a mi pregunta.

– Ella está molesta porque no le dejé salir con sus compañeritas de la escuela, la guerra ha aumentado y tengo la esperanza de que a mi ranchito no le va a pasar nada, ni a ella, ni a mí... Pero, ¿qué estás esperando? Anda, come. –

Reí emocionado por el plato de sopa y fuí a la mesa para comenzar a comer de allí.

¡Yummy! ¡Sabe delicioso! –

Sōnata für Elise. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora