📖CINCUENTA Y SIETE📖

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«Cuando llego el día de aquella primera expedición de Ami, como era de esperarse estaba deseando arrancarle la cabeza a Erwin.

-tu dijiste que tu prioridad sería ella, si la pongo en un equipo diferente podrás ponerle atención a la expedición - me dijo él después de que lo había matado unas 5 veces de diferente forma en mi mente.

-tsk, ¿qué clase de razonamiento es ese? ¿No se supone eres una mente maestra? - comenté con sarcasmo.

Estábamos por salir del cuartel de la legión, para dirigirnos al muro exterior. Los caballos estaban listos, los montamos. Ami hiba con Hange comentando y riendo por alguna tontería.

-de nada me sirve que el médico esté a la cabeza del grupo - fue lo único que respondió antes de adelantarse.

Entender a Erwin siempre era un dolor de cabeza, pero con el tiempo deje de cuestionarlo. Aunque aquella vez fue imposible que no chistar.

-pues la idea de salir al exterior no parece tan mala - comentó Ami apareciendo montada en el caballo que le habían asignado.

-¿desde cuando tanto entusiasmo? - pregunté de mala gana.

-es contagioso de Hange, aunque me dijiste que el salir les emocionó a Farlan e Isabel, tengo curiosidad - continuó ella emcogiendose de hombros.

-no te alejes de Hange - le pedí en respuesta.

-¿ahora confías en ella?

-no lo suficiente, pero no puedo seguirte esta vez...

-¿ahora sigues las ordenes?

-basta, lo hago por nosotros.

-no digas “nosotros” como si fuera una obligación, creía que ya habíamos hablado de esto - se quejo ella molestandose.

-cuando salgamos entenderás porque lo dijo - dije en voz baja, más como un mal augurio que como un respuesta.

-vale, esta bien, no peleemos antes de entrar a la boca del lobo - se resignó Ami, había escuchado perfectamente mi comentario, pero sabía que aunque no le gusta la idea, yo tenía razón.

-es más bien un infierno, si me permiten decir - dijo Hange acercándose con un trote ligero de su caballo.

-no te dijeron que es de mala educación escuchar pláticas ajenas, cuatro ojos - me queje entre dientes.

-no si solo lo hago al pasar - explicó Hange en broma y siguió avanzando.

Bufé, era irritante Hange en aquel tiempo, aunque lo seguía siendo, en menor grado... Miento, sigue siendo igual o peor.

-ah, me sentía especial por ser la única que te sacaba de tus casillas - se lamento Ami fingiendo un drama.

-tranquila, sigues siendo la única a la que le concedo atención voluntariamente - le dije antes de acelerar el paso del caballo, sabía perfectamente que eso la hizo feliz, pero lo cierto es que hasta la fecha sigue siendo la única y la excepción en muchas cosas.

El salir nuevamente de las murallas trajo consigo un sin fin de tormentosos recuerdos, que se disiparon por completo al ver la emoción de Ami. No es que la vista fuera diferente a la de dentro de las murallas, más bien, lo único especial era el sentimiento de infinita libertad que traía el saber que estábamos fuera; quizá por eso también había accedido a quedarme en la legión, después de todo, tras años en la oscuridad un poco de luz no hacía daño. Aunque, si lo pienso bien, el encierro de la ciudad subterránea no era comparable con las expediciones, ni con la primera que hice, ni con la primera de Ami; de hecho, incluso con la presencia de una médica, las bajas fueron incontables, compañeros que yo mismo había entrenado o con los que había intercambiado un par de palabras, uno tras otro calleron.

Preferiría no describir qué pasó en aquella expedición, fue tan terrible como la primera y quizá aún más contemplando que todo el viaje no pude hacer más que esperar a que Hange cumpliera su promesa, mientras mataba de incontables formas a Erwin. Al final, en el punto de encuentro, llegamos 3/4 de la legión y para cuando volvimos quedaba solo la mitad.

Lo más difícil de la expediciones no era la preparación o la salida, siempre lo es el retorno, el cargar con el peso de los muertos y la responsabilidad de haber sobrevivido. De ahí que cuando volvimos de aquella “misión”, comencé a dormir menos de lo normal.

Mi cama había sido cedida completamente a Ami y mi lugar de decanso era aquella silla de madera que acompañaba al escritorio. Así es desde entonces.

-una semana, va una semana desde que no tocas la cama - se quejo Ami, después de nuestro regreso.

Había regresado ilesa y Hange igual, aunque está última con un bonus de confianza de mi parte; haberle confiado a Ami había sido confiarle mi vida y como lo había cumplido, ahora podía ser solo un poco más tolerante con ella.

-te adueñaste de ella - le replique.

Acababa de salirme de duchar y no tenía ánimos de escuchar sus quejas, aunque eso termine haciendo.

-a mi no me culpes, he despertado a las 3 am y tu estas como búho, completamente despierto en esa silla -continuó diciendo- sabes que tengo el sueño ligero así que puedo sentir perfectamente si te acuestas o te levantas de la cama, pero eso no pasa.

Esa era una total mentira, de hecho me sorprendia como con todo lo vivido, podía dormir tan cómodamente sin preocupaciones, hasta la fecha sigue siendo envidiable esa habilidad suya.

-¿y tu punto es? - le dije sentandome en la cama, en un modo de burla ante su queja.

-que me preocupa el ver que no duermas, no es como si antes no durmieras poco, pero ahora parece que rara vez lo haces... - su tono ya no era de reproche, sino de súplica - por favor, esta noche ven a la cama...

-pero que insinuación más provicatuva, por eso Erwin se niega a los dormitorios mixtos - comentó la recién llegada. Como siempre Hange llegando en los momentos menos indicados.

-¿qué? No es lo que crees, es solo que... - comenzó a tartamudear Ami con un ligero sonrojo.

-no, no, no, ya es tarde para explicaciones, lo escuché claramente, solo espero que cuando lo hagan, no... -soltó Hange interrumpiendola con diversión.

-¿a que haz venido, cuatro ojos? - le pregunté interrumpiendo su absurdo comentario.

-ah, si, tomé esto de la cocina, llevarme bien con Erwin tiene sus ventajas - explicó ella poniendo exactamente la misma expresión que cuando hablaba de sus preciados titanes.

Apenas terminó de hablar, sacó de detrás suyo una botella de alcohol, era de los mejores, obviamente para los altos mandos, pero milagrosamente ahora estaba en las manos de Hange.

-¿qué opinan? ¿Un brindis por los caídos? - añadió Hange con cierta nostalgia.

En la última expedición, habían muerto sus últimos compañeros que entraron en su generación, así que seguramente estaba más deprimida y abrumada que todos.

-al fin dices algo interesante - dije levantandome y tomado la botella de sus manos. - ¿Ami?

-bueno, hace mucho que no bebemos... - acepto mi compañera de cuarto, tomando los vasos y llevándolos a lavar.»

Imagen: ©️a quién corresponda

Levi's diaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora