Desastre

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Le encantaba. No, amaba simplemente como hacían el amor como si no importase nada más en la vida. Y la verdad en esos momentos no le importaba nada, solo el placer sentido, el amor que se dedicaban, no había mejor cosa que estar junto a la persona amada, felices sin nada que pensar sino en ellos mismos.

La conexión que tenían en cada momento en que solo estaban ellos dos. Era como magia, deseaban que jamás acabasen aquellos momentos, pues simplemente podían ser libres sin dar explicaciones a nadie, sin tener miedo alguno del que dirán, solo eran dos personas que se amaban y lo expresaban en su intimidad.

Su cuerpo era de Seijūrō, así como el cuerpo de este le pertenecía a Kōki. Y así debería ser siempre.

Lo único que le preocupaba a Furihata es que al dejarse llevar demasiado dejaban un desastre en cualquier lado, porque no solo lo hacían en la cama, sino que la libido les podía dar para hacerlo en cualquier parte de la casa y era tanto escandalo aparte de que se dejaban tanto llevar por lo que hacían que siempre quedaban lugares desordenados, mojados con semen, le apenaba, aunque su amado siempre le ayudaba a limpiar no tardaba mucho en que volviera a quedar un desastre nuevamente.

Eran algo adictos al sexo y lo sabían, pero no les importaba en absoluto, porque lo hacían con quien amaban.

Una vez Furihata quiso ser menos ruidoso porque el padre de Akashi los había visitado y dormía en la habitación contigua, pero por mucho que se intentó, igual terminaron follando como animales en celo, metiendo demasiado ruido. Menos mal que Masaomi tenia la costumbre de dormir con tapones en los oídos. 

Ahora Seijūrō había tenido que salir de emergencia a una reunión y él tenía que limpiar todo el desastre ocasionado, porque ayer follaron casi todo el día como conejos

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Ahora Seijūrō había tenido que salir de emergencia a una reunión y él tenía que limpiar todo el desastre ocasionado, porque ayer follaron casi todo el día como conejos. Suspiró, parecía que hubiese pasado un huracán por ese departamento, pero sonrió, a pesar de lo mucho que pudieran desordenar, no se arrepentía para nada de lo que hacían.

Podía ser un pervertido, pero ya terminando de limpiar, ya le cobraría a su esposo con mucho sexo y de que sea él, el que recoja el próximo desastre, claro que sí.

Aprovecho una oferta de algunos juguetitos sexuales y en la noche cuando Akashi llegó, Furihata le ofreció comida, pastel y le dio un beso. Cuando termino Furihata se fue y apareció estando con un delantal rosa que era lo único que lo cubría, aparte de unas medias en sus piernas del mismo color rosado.

― ¿Estas listo para el desastre de hoy cariño?



31 días de AkaFuri 2020/2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora