Fly With Me || Larry Stylinson

¿Pecado?

Algo grave había ocurrido.

Tenían todo preparado para la sesión de fotos con la que anunciarían el compromiso de forma oficial.

Pero tuvieron que cancelar esa planeada escapada porque el joven tuvo un pequeño percance mientras se arreglaba

- ¡Mamá! Vas a terminar por dejarme sin respiración. - Louis estaba mas que agotado porque su camisa no quería cerrar. Su madre, en aquel intento desesperado, terminaría por matarlo.

- Deja de quejarte de una vez. - Johannah no sabía que hacer y podía agradecer que los dioses le otorgaran tanta paciencia con su pequeño hijo, porque si no, ya habría terminado por ahogarlo con uno de los cordones que envolvían su cabello en un discreto moño.

- Mamá, terminaremos por romperlo, será mejor que aplacemos la sesión para la siguiente semana.

En ese momento entró su prometida, la cual puso una cara de horror cuando vio lo que estaba ocurriendo dentro de las paredes del vestidor. Entonces comprendió que no debió darle tanta cerveza a su enamorado en los eventos pasados.

- ¡Louis William Tomlinson!¡Qué alguien llame al sastre!

En ese instante, intervino la ama de llaves y confiada de la familia Tomlinson, la cual estuvo percatándose de todo desde la lejanía.

- El sastre no se encuentra señorita, se puso enfermo por las bajas temperaturas de la ciudad.

Eleanor estaba hecha una furia, parecía que en cualquier momento echaría humo por la orejas. Y Louis no estaba para reproches en esos instantes, pues bastante tenía con su madre hacía unos instantes.

- Podemos contar con el aprendiz del sastre. - Johannah intervino antes de que Eleanor terminara de ahorcar a su preciado tesoro con la mirada.

En ese momento, Louis sería capaz de ofrecerle hasta el ultimo trozo de universo a su amada madre, porque sin darse cuenta lo salvó de la presencia de Eleanor y de la tensión acumulada en el cálido ambiente que la chimenea terminaba de dar a la gran habitación.

⚘

En lo que avisaron al aprendiz del sastre, tuvieron suficiente tiempo para cancelar la sesión fotográfica y para que Louis pudiera recibirlo con ropa decente y de su talla.

Tampoco es que hubiera engordado tanto, el problema es que el traje que le habían diseñado ya le venía muy ajustado desde el primer día en que se lo probó.

Todo pensamiento se le nubló cuando una silueta desconocida se adentró por la puerta de la habitación. Louis dio por hecho que se trataba del joven aprendiz del que tanto se había hablado antes de quedarse completamente solo en sus aposentos.

La ama de llaves tuvo el amable gesto de presentarlo, pues el chico era bastante mas tímido de lo que aparentaba. Pero Louis no podía prestar atención a las gentiles palabras de la muchacha mientras siguiera viendo esa majestuosa figura que pues pensó que era traída del mismísimo cielo, que parecía tallada con la piedra preciosa mas brillante que se podía encontrar sobre aquellas tierras llenas de riqueza.

Una silueta tan inocente, de 1.80 de altura aproximadamente, unos 70kg de pura perfección, ojos verdes como primavera, un nido de rizos color chocolate cacao puro, varios tatuajes medianamente visibles en muñecas y antebrazos, curvas poco definidas pero deseables, pequeños músculos marcados bajo la fina tela que traía puesta y hoyuelos perfectamente marcados como sello en su delineada cara habían atraído toda la atención del joven casi petrificado de admiración.

- Disculpe la demora, no estaba preparado para diseñar nada hoy y tuve que apresurarme a conseguir todas las telas que la señorita Calder me pidió para usted. - Decidió pasar de largo el detalle de que había encontrado al joven detallándolo con la mirada.

- Oh, yo... disculpe a mi prometida, con esto de que quedan casi dos meses para nuestra unión, anda un poco en otros humos. - Por un momento llegó a pensar que no le saldrían las palabras para contestar.

Cuando le dio una ojeada a su habitación, se percató de que su fiel empleada había salido quien sabe cuando, dejándolos a ambos solos. Seguramente no pretendía intervenir en la conversación, pues Louis sabe que Eva jamás se iría sin ser descortés.

- Perdone mi total falta de presentación, soy un poco tímido. Mi nombre es Harry Edward Styles Cox, Harry a secas a ser posible.

- No es nada que haya que perdonar. Un placer, me llamo Louis William Tomlinson. - Louis no podía dejar de admirar cada mínimo detalle que tallaba su cuerpo en una escultura digna de monumento.

Louis no entendía nada de lo que estaba pasando, a el le gustaban las mujeres. Pero, ¿por qué era capaz de pensar todo aquello sobre alguien que a penas conocía?

- Bien, voy a mostrarle las telas que la señorita Calder me hizo traer para usted. - Harry extendió todas las telas de distintos colores y texturas sobre la cama del joven. - Mientras yo las ordeno, ¿podría desvestirse para ir tomando medidas?

- Uh, este, si. Espere un segundo.

Louis entro al vestidor intentando ocultar lo ruborizado que estaba por la pregunta, a pesar de que sabía que solo era su trabajo.

Sin embargo, Harry fue mas astuto, y trató de ocultar su mirada bajo una de las telas que aun sostenía en la mano. Así pudo percatarse de lo rojo que había conseguido poner, accidentalmente, al que sería su jefe hasta después del gran día.

- Prometo no demorarme mucho.

Y Harry pudo observar, a través de la gran puerta que separaba la habitación del dormitorio, un cuerpo que no trató de esconderse mientras se desprendía de las prendas que aun en ese entonces lo cubrían.

Cuerpo bronceado y curvilíneo, cómo el más sabroso postre de verano. Incluso por un segundo sintió envidia de lo que la joven Eleanor tendría para ella en menos de tres meses.

Al final, dejó de mirar, porque sabía que si seguía de morboso lo podrían despedir de sus habilidades como aprendiz.

- Bien, ya estoy listo. ¿Comenzamos?

Harry a penas pudo asentir con la cabeza en señal de afirmación. No le salían las palabras de ver a su superior con los abdominales al descubierto y un simple bóxer ajustado, el cual no le impediría sacar las medidas exactas de su cintura, pelvis y glúteos.

⚘