A pesar de los estresantes deberes que tenía acumulados por la destrucción de la base, estar en la bahía médica ahora era su lugar de descanso. Sentado, al costado de las piernas ajenas, no admitiría que estaba desesperado porque Kylo resucitara, sabía que en algún momento lo haría, porque era sensible a la Fuerza, y como sea que funcione esa mierda Kylo despertaría. Nunca confiaba en él, pero ahora tenía fe, claro, porque lo necesitaba- ¡NO! Snoke lo necesitaba.
Los guantes le picaban, nunca los había sentido tan presentes en su piel como ahora, ansiaba quitárselos y pasar sus uñas sobre las de la mano contraria. Juzgó a su compañero de reojo.
Despierta, idiota.
Sabía que Kylo podía leer las mentes, y eso. Esperaba que lo escuchara sin decirlo realmente.
El cuerpo ya no tan inconsciente se sacudió ligeramente, Hux giró la cara, encontrándose con Kylo abriendo los ojos adormilado.
Al fin.
No apartó la vista hasta asegurarse que estaba completamente lúcido.
Kylo se sentó y examinó el terreno en el que se encontraba, recordó lo que había pasado y rápidamente estuvo al día. Sintió la presión de las vendas sobre su vientre, y el pinchazo de dolor de la cirugía en su cara, que acarició, no le sorprendía, pero las llamas empezaban avivarse en su pecho al recordar quien le había hecho eso. Volvió su vista a la extraña presencia en la habitación.
—¿Qué haces aquí?
—Verifico que sigas con vida.
Hux dejó de acariciar sus manos sobre los guantes cuando Kylo despertó; no debía saber o sentir su inquietud.
—Los droides te pueden notificar esas cosas.
—Dudo de ellos, preferí ratificarlo en persona, y como ahora lo sé, me retiro –se levantó sin más, aliñando los pliegues de su abrigo.
Pero eso no convenció a Kylo, quien estiró su mano derecha y entró a su mente antes de que saliera por la puerta.
Había muchos recuerdos, pero buscaba las escenas más recientes en la bahía médica. Lo primero y más repetitivo fue la mirada de Hux sobre un Kylo inconsciente, enfocándose frecuentemente en sus labios y lunares del rostro.
Despierta, idiota.
Hux observando desde la puerta si el pecho de Kylo subía y bajaba. Ahora, hincado al lado de la camilla, con el ceño fruncido y sin alto movimiento del pecho, pensó por un momento que Kylo estaba muerto. Se quitó un guante y posó el dedo índice debajo de la gran nariz para comprobar su respiración.
Sintió el alivió de Hux cuando retiró el dedo.
Cambiando de escena, otro día quizá, la vista de Hux se asentaba en su pecho, regresando a su rostro esperando que no se diera cuenta, y otra vez en sus pectorales, rápido a sus ojos cerrados, sus pectorales de nuevo. Tragó saliva. Se sintió cálido. Un parpadeo y Kylo estaba despierto, parpados caídos con una mirada penetrante viéndolo directamente, respirando agitado, sudando y con un líquido lechoso que se deslizaba desde su labio inferior hasta sus pectorales, era demasiado. Mejor probada de la imaginación de Hux no pudo tener.
Hux.
Escuchó su propia voz retumbando en eco, en diferentes tonos y momentos. Hubo movimientos frenéticos, más calor, espasmos y rápidos recuerdos colándose de Kylo; quitándose el casco, teniendo contacto visual accidental, sus manos enguantadas jugando con la Fuerza. El destello de las sensaciones en el cuerpo de Hux cuando estaba al lado de él; Pequeños fuegos fatuos y a la vez escarcha.
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Fatuo Benigno
RomantizmHux vigía a Kylo en la bahía médica hasta que se recupera, y el muy bruto insolente invade su mente para ver si trató de matarlo, encontrándose con algo más extraño que eso. Editada el 11 de mayo de 2023.