Obsession ||h.s|| #1.

01; "Desconocido".

Male's POV

Imágenes aparecían en mi mente una y otra vez, pero no podía recordar ninguna de ellas. Mi cabeza dolía, dolía como mil infiernos. Abrí mis ojos con cierta dificultad, pero los cerré al instante cuando un rayo de luz chocó contra mi rostro. Me tomé unos segundos para luego volver a abrirlos, y tratar de adaptarme a la luz solar. Una vez que lo conseguí, talle mis ojos para obtener una mejor visión. Estaba en una habitación, una habitación desconocida. ¿Qué hago aquí? Sin duda alguna esta no es mi habitación.

Confundida, miré a mi la rededor con detenimiento mientras me levantaba de la cama, la cama la cual desconocía como el resto de la habitación. Pasé una mano por mi rostro, creyendo que estaba soñando. "¿Dónde estoy? Esto no es real..." susurraba una y otra vez en mi mente, pero esa pequeña esperanza de que nada de esto fuera real se esfumó cuando noté que la puerta de la habitación en la que me encontraba se abría con una lentitud impresionante. Tragué saliva pesadamente, sintiendo los latidos de mi corazón acelerarse.

-Hasta que al fin despiertas, nena.

Retrocedí dos pasos al escuchar la gruesa voz, proveniente del sujeto que acababa de entrar a la habitación. No podía ver su rostro, ya que llevaba un pasamontañas para cubrirse. Apreté mis labios, observando estática como el sujeto vestido de negro se acercaba a mi. Mi respiración estaba acelerada. ¿Quién era el? No podía entender nada de esto, aunque tratara.

-¿Q-quién eres? -logré preguntar. Mi voz estaba quebrada a causa del miedo.

El sujeto rió, e, ignorando completamente mi pregunta, me sujetó firmemente de la cintura, apegándome hacía el. Tensé mi mandíbula, tratando de alejarme de el. Pero era inútil, su fuerza era impresionante. Mi fuerza era inexistente, comparada con la de el.

- ¡Suéltame! - musculle lo suficientemente alto como para que me lograra escuchar. Su agarre comenzaba a dolerme. Quería que me soltara, y el no lo hacía... entonces grité.

- ¡Cállate, joder! Nadie va a ayudarte. -su boca cubrió la mía rápidamente, haciéndome callar. Seguía gritando, pero sabía nadie podría escucharme. Aunque no me rendí, segui luchando contra su fuerza, la cual era el triple que la mía.

- Déjame ir, p-por favor. -sollocé, cerrando mis ojos al sentir como rozaba sus labios en mi cuello, haciéndome sentir unas náuseas inevitables.

El me ignoró por completo, y en lugar a eso, comenzó a besar mi cuello con más intensidad.

- ¡Déjame ir! ¡Joder! - grite nuevamente, sintiendo mis ojos cristalizarse, haciendo mi visión borrosa.

- No puedo dejarte ir... -susurró lenta y roncamente contra mi oído, haciéndome estremecer a sobremanera.

Y entonces, cerré mis ojos, sabiendo que... era real.