Apple and Cinnamon

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El señorito Phunsawat, un hermoso omega, el mas hermoso que sus tímidos ojos café han visto alguna vez, y valla que ha visto a muchos, su facultad esta llena de omegas, pero ni uno se compara con el señorito, lo vio por primera vez en una fiesta a la cual sus amigos lo habían arrastrado, recuerda muy bien como una sola mirada de esos dulces ojos hizo a su lobo aullar, y como una sola calada de su exquisito olor a canela despertó su Rut, saliendo lo mas rápido posible de aquel lugar corrió hasta su casa y se encerró en su habitación, el peor Rut.

Habían pasado meses desde aquel día, las vacaciones habían empezado, la llamada de su madre pidiendo que fuera a visitarlos llego tan pronto el sol salió. 

Terminando de arreglarse agarro sus maletas y emprendió el viaje hacia donde vivían sus padres. Unas horas de viaje y al fin había llegado. Enterándose que su padre esta enfermo, y no hay nadie que se haga cargo de su trabajo, como un buen hijo y por que realmente ama a sus padres, empieza a trabajar como el nuevo limpiador de la piscina de la mansión Phunsawat.

Cuando llego al lugar, no solo tenia que limpiar la piscinas todos los días, si no también hacer el trabajo del jardinero, debido que el que tenían renuncio el mismo día que el se presento como suplente de su padre.

El dulce Señorito todos los días sin excepción a las 3:30 pm salía a tomar el sol, extendía una toalla sobre el césped, y se acostaba a leer. El Señorito siempre vestía de manera casual, siempre bien cubierto con su carísima ropa, nunca mostraba piel demás, pero cuando las 2:30 pm llegan se encierra en su habitación, una hora después aparece en el jardín cerca de la piscina, con un short demasiado corto, dejando ver su hermosas y blancas piernas, con su abdomen al descubierto, exponiendo ante los ojos de todos su hermosa figura, su estrecha cintura, y sus anchas caderas, listas para concebir muchos cachorros, pero lo que mas volvía loco a su lobo era su hermoso trasero en forma de durazno.

Todas las mañanas despertaba con una enorme erección, su rostro ardía cada que veía al señorito y los recuerdos de su sueño llegaban a su mente.

Sí, el deseaba al señorito, pero no sólo físicamente, deseaba su amor, poder tener el privilegio de escuchar un te amo salir de sus hermosos labios. Lo ama con locura.

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Las vacaciones estaban por acabar, su padre se había recuperado pero aún debía mantener reposo, durante este tiempo el señorito se había vuelto más atrevido, demasiado.

No lograba poder trabajar en paz, donde sea que el mirase estaba el señorito, haciendo ejercicio o haciendo yoga, nadando en la piscina o tomando el sol, trotando por el patio o simplemente admirando las flores, todo se escuchaba como una rutina muy normal, pero había algo que hacia que su miembro siempre estuviera duro, y ese algo era la vestimenta del señorito, cada día se ponía menos ropa, mostrando más y más de su lechosa piel, siempre mostrándole su desnudo cuello, haciendo crecer el deseo de marcarlo, contoneando sus caderas y dándole una muy buena vista de su hermoso trasero, todo el tiempo insinuando se, siempre que lo miraba, podía sentir la lujuria salir de esos hermosos ojos, era una tortura mirarlo y tener que mantener la cordura.

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Tres días, solo tres días y el tendría que volver a sus estudios, tan solo tres días, y el placer de poder observar al bello omega terminaría.

Como todos los días, se levanto temprano, se preparo, y se encamino hacia la mansión, desde el momento en que entro en la propiedad, una sensación de que algo iba a pasar recorrió su cuerpo, todo estaba muy silencioso, parecía que no hubiera nadie en aquel lugar, dándole poca importancia, se dirigió hacer su trabajo, cuando de repente un grito lo alarmo, el señorito salió corriendo hacia él, y lo abrazo, se aferraba a el con demasiada fuerza, su cara se tiño de un rojo intenso debido a la cercanía.

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