♫ : ❝ Como las cuerdas de un piano mal afinado, Min Yoongi tropieza con la retrospectiva de su vida y estalla con el presente de su familia. Mientras reconoce a Jung Hoseok, bajo una antigua leyenda de la música, deberá aprender a dejar sus heridas...
Lo que único que logra hacer viendo el atardecer desde las gradas de la enorme cancha de la universidad es suspirar. Entristecido. A un lado está su mochila y al otro su más grande recuerdo.
Cuando veía los atardeceres junto a su hermano la vida era dura, pero la felicidad y la sonrisa que achicaba los lindos ojitos de Jeon Jungkook era capaz de apagar el dolor que por momentos parecía eterno.
Hoy Yoongi vuelve a suspirar y, sin poderlo soportar, deja que sus lágrimas lo acompañen también. Es el cumpleaños de su propia muerte. Lo tiene anotado en sus calendarios. Y como jamás ha cambiado su celular desde que tiene uno, le ha llegado el recordatorio por la mañana. Sigue pensando en que algún día lo hará más fuerte ver las palabras, la hora y la fecha, que podrá revivir.
Hoy su hermanito ha tenido una audiencia. No sabe si continuará en preventiva dentro del reformatorio hasta que sea finalizada la investigación o lo dejarán ir a casa. Su madre no ha contestado el teléfono, ni su celular, ni las llamadas que ha hecho a un par de sus compañeras del trabajo.
Hay absoluto silencio.
Y el silencio suele otorgar respuestas, pero Yoongi no sabe cuál es la correcta.
O todo salió «bien».
O todo salió fatal.
¿Dónde estás ahora?, piensa mirando hacia las gradas de enfrente. Su padre le sonríe.
Permite que el sol descienda junto a sus lágrimas y que lo abrace con el calor que más similitud tiene con el de su abuela. Esperando a que aparezca y susurre que todo estará bien.
Y que ya no hay nadie que pueda hacerle daño.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
