Mi padre siempre decía que la manera de aprender el trabajo que deseas es pasar cada segundo de tu tiempo viendo a alguien hacerlo.
«Para conseguir un trabajo en la cumbre, tienes que empezar desde abajo -me decía-. Conviértete en la persona sin la que el jefe o jefa no pueda vivir. En su mano derecha. Aprende cómo es su mundo y lograrás que te contrate en cuanto termines los estudios»
Yo me convertí en irremplazable. Y sin duda era su "Mano Derecha". El problema era que, en este caso, era la mano derecha que deseaba abofetear esa maldita cara la mayor parte del tiempo.
Mi jefa, la empresaria Lalisa Manoban: una mujer odiosa pero muy atractiva.
El estómago se me retorcía solo de pensar en ella: ojos café, alta, hermosa, lesbiana y la maldad personificada. La imbécil más creída y más infumable que conocí en mi vida. Todas las demás mujeres de la oficina chismoseaban sobre sus aventuras y se preguntaban si lo único que hacía falta para conseguirla era una cara bonita. Pero mi padre también me había dicho otra cosa: "Descubrirás muy pronto que la belleza solo es externa, pero la fealdad llega hasta lo más profundo." Yo ya había tenido mi ración de mujeres y hombres desagradables en los últimos años; salí con unos cuantos en el instituto y en la universidad. Pero esta se llevaba la palma.
-¡Bueno! Buenos días, señorita Park -La señorita Manoban estaba de pie en el umbral de mi despacho, que servía de antesala al suyo. Su voz tenía una nota dulce como la miel, pero eso no era propio de ella, más bien miel congelada que se había hecho pedazos al romperse, pedazos agudos y cortantes.
Después de haber derramado agua sobre mi celular, de que se me cayeran los pendientes en el triturador de basura, de que me hubieran golpeado el coche por detrás en la interestatal y de haber tenido que esperar a la policía para que nos dijeran lo que los dos ya sabíamos (que la culpa había sido de aquel otro chico), lo último que necesitaba esa mañana era una señorita Manoban de mal humor.
Lo malo es que ella no tenía más modos predeterminados que ese.
La saludé como lo hacía todos los días.
-Buenos días, señorita Manoban.
Y deseé que me hiciera su asentimiento de cabeza habitual en respuesta. Pero cuando intenté pasar a su lado, ella murmuró:
-¿Buenos días, señorita Park? ¿Qué hora es en su planeta unipersonal?
Me detuve y le sujeté su mirada fría. Somos más o menos de la altura, sin embargo, no podía evitar sentirme pequeña a su lado. Llevaba trabajando en JYL Ult seis años, pero desde que ella había vuelto al negocio familiar nueve meses atrás, yo había empezado a llevar tacones e incluso a considerar la inverosímil posibilidad de ponerme zancos para poder sentirme menos intimidada a su lado. Y llevaba tacones ese día, pero aun así tuve que bajar la cabeza y eso claramente le encantó, porque vi cómo le brillaban los ojos.
-He sufrido una cadena de desastres esta mañana, señorita Manoban. No volverá a ocurrir -dije aliviada porque mi voz sonara firme.
Nunca había llegado tarde, ni una vez, pero por supuesto ella tenía que llamarme la atención la primera vez que pasaba como si fuera algo grave. Conseguí pasar junto a ella y atravesar la puerta, dejé mi bolso y el abrigo en el armario y prendí la computadora. Intenté actuar como si ella no siguiera de pie en el umbral, observando todos mis movimientos.
-"Una cadena de desastres" es una muy buena descripción de lo que he tenido que gestionar en su ausencia. Hablé con Ari Millen para quitarle importancia al hecho de que no le hubieran llegado los contratos firmados a la hora prometida: las nueve de la mañana, horario de la costa Este. También tuve que llamar a Kim Yerim para hacerle saber que, de hecho, íbamos a seguir adelante con la propuesta como le dejamos por escrito. En otras palabras, esta mañana he estado haciendo su trabajo y el mío. ¿De verdad que incluso con esa "cadena de desastres" no ha podido ni siquiera llegar a las ocho de la mañana? Algunos empezamos a trabajar antes de la hora del brunch, señorita Park.
ESTÁS LEYENDO
No soporto a mi jefa - Chaelisa G!P
FanfictionLisa es la hija de la dueña de la empresa "JYL Ult" y es la jefa de Rosé. Al principio, estas dos chicas se odian, no paran de pelearse, pero ellas después de discutir siempre tienen sexo, pero poco a poco, empiezan a sentir celos cuando una está ce...