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No era una secreto en la ciudad la "bonita" relación que tenían cierto sub inspector rubio y un mecánico pelirrojo: Yun Kalahari, conocido como la persona más mujeriega de todos los santos, se había quedado enamorado del hermoso chico de ojos azules.
Todos los amigos de Gustabo le advirtieron que no debería de jugar con fuego. Pero el blondo estaba convencido de que Ramen podía cambiar por él, tener una relación larga y sana.
Así fueron los primeros 2 meses. No obstante, luego de un tiempo fue notando como su novio lo apartaba poco a poco o cuando lo visitaba en el taller tenía olor a mujer.
Lo dejó pasar, simplemente se negaba a aceptar lo evidente. Pero todo se fue a la mierda cuando lo quiso sorprender llevándole la cena a su casa y lo encontró follando con una ems en su cocina...
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Ya habían pasado 2 horas desde que vio aquella escena y ahora mismo lo único que podía hacer era llorar abrazado a un oso de peluche que le regalo Horacio cuando eran unos niños. Ellos dos seguían viviendo juntos solo que el de cresta se encontraba de servicio en ese momento, o eso pensaba. Cuándo escuchó la puerta de casa abrirse supo que ya no se encontraba sólo.
Horacio subía lentamente las escaleras, le parecía raro ver todas las luces de la sala encendidas pero el rubio no daba señales de vida. Lo que le preocupo fue llegar al cuarto de este y oír a través de la puerta los ahogados sollozos que soltaba.
— Hey Gus, ¿puedo pasar?–. Escuchó un sonido de afirmación, así que entró y ahí lo vio; el que era su amor secreto, con la cara roja de tanto llorar. Se acostó con él en la cama y lo jaló para dejar que lloré en su pecho mientras dejaba caricias en su pelo.
— Todos tenían razón, fui un estúpido al pensar que alguien cambiaría por mi. Horacio es la segunda vez que me engañan, ¿es acaso porque hago algo mal? ¿el problema soy yo?–. A medida que soltaba eso se aferraba más al cuerpo contrario.
Él aparentar ser alguien sin sentimientos jamás funcionó junto a su osito, cuando eran niños Gustabo siempre cuidó de Horacio pero nadie cuidó del rubio, creciendo así con muchas inseguridades y miedos a demostrar como era realmente por dentro.
— Gustabo no digas esas cosas. Eres la persona más maravillosa y linda que conozco, de verdad haría lo que fuera para que pudieras verte como yo lo hago. Eres demasiado perfecto para ese trozo de mierda, y no deberías de derramar lágrimas por él, la belleza se arruina así–. Le sonrió mientras lo abrazaba fuertemente, siempre se molesto consigomismo por no ser lo suficientemente valiente y confesarle que estaba enamorado de él desde que eran unos crios de 15 años.
Poco a poco sentía como el rubio dejaba de llorar y ahora solo tenía algunos hipidos o sollozos sueltos. Se encargó de refugiarlo entre sus brazos hasta que vio como dormía tranquilamente.
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En la mañana siguiente agradeció ser el primero en despertar, podría prepararle un desayuno que le suba el animo a Gustabo, así que con eso en mente se puso manos a la obra.
—Gus, hey despierta bonito–. Vio cómo éste poco a poco lograba despertar y lo miraba desorientado, para luego jalarlo de la camisa consiguiendo su objetivo: hacer que caiga en la cama y recostarse arriba de él.
— Descansemos un rato más osito, tengo sueño y pareciera que tú igual-. Le dijo mientas se movía para acomodarse mejor.
Horacio aprovecho la posición para sentarse rápidamente con Gustabo en su regazo abrazadose a su cuello. Escuchó como se quejaba y le pedía que se recueste de nuevo.
—Pero que te he preparado tu desayuno favorito. Mira, le puse hasta miel y frutas a los hotcakes–. No había terminado de pronunciar hotcakes y el rubio ya parecía totalmente despierto. Hizo que mirara hacia la mesita de la habitación y afectivamente ahí estaba lo prometido.
La mañana transcurrió tranquila, Gustabo desayunando sentado sobre Horacio mientras esté veía televisión. El chico de cresta observaba como el rubio reía y recordó porqué se había enamorado de él.
Era simplemente perfecto y no dejaría que nadie más lo dañe.
Sería su próxima pareja, le demostraría que en él no había ningún problema y podía ser feliz en una relación.
Horacio se prometió a sí mismo que haría lo que fuera por ver a ese lindo chico rubio sonreír y estar en paz. Nadie más lo dañaría, no mientas él esté en su vida.
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Espero les guste y cualquier error me lo pueden decir sin problema.
