⚘No necesitamos seguir aguantando esto⚘
Touya se había reencontrado de nuevo con su amigo, ese día no llegaba animado del todo. Sus ojos estaban un poco cansados por no haber dormido la noche anterior y además se encontraban rojizos, levemente hinchados por las lágrimas soltadas.Estaba observando el peluche de Keigo perdido en sus pensamientos, sintiendo ahora una ansiedad que no había sentido nunca por solo ver a aquel muñeco tan típico de Keigo, sabía que era algo suyo y entendía que el rubio admirase a su padre, pero nunca pensó que vería a aquel objeto de una forma diferente, pues ahora le transmitía cierto odio y rencor.
Su pecho le dolía y la ira acariciaba cada poro de su piel, a la vez que una gran pena se apoderaba del pequeño.
Aún así allí estaba, con su pelo albino por completo, que cambió radicalmente habiendo teñido todo el rojo de sus mechones, teniendo en frente suya a un Keigo con unas alas un poco más grandes que hace 2 años y, aún así, su personalidad inexpresiva se seguía manteniendo a pesar de que se había logrado abrir más a Touya.
Keigo notaba esa ansiedad sin ni siquiera saber lo que era o lo que significaba, no sabía cómo calificar ese estado de ánimo por no ser conocedor de más palabras a pesar de que él también había sentido aquello.
El alado no iba al colegio, estaba encerrado en su casa al ser obligado y aún no había pisado ese tipo de lugares públicos, siendo algo que no existía para él y aunque Touya sí que iba a uno, todavía era demasiado pequeño para expresar ese tipo de emociones.
Simplemente se encontraba mal, tan mal que no sabía cómo manejarlo o qué hacer para poder calmarse.
—¿Estás bien Touya? Te ves... triste— Quiso comentar el rubio, observando aquellos ojos azules que hoy no lograban sonreírle y anhelándolo a los pocos segundos, pues desde que su pelo se tiñó de forma "natural" no hacía más que adorar lo mucho que combinaba con sus iris.
—Keigo ¿Puedo preguntarte algo? —Comentó el mayor observando a su amigo y cómo este asentía nervioso —¿Por qué te gusta tanto Endeavor? —El alado miró su peluche con cariño cuando Touya le dedicó una señal con su mirada.
—No es que me guste— Apresuró a decir, sorprendiendo al albino un poco e intentando levantarle el ánimo.
—¿No te gusta? —Ladeó su cabeza confuso.
—No lo conozco — Confesó el otro.
—¿Por qué te gusta tanto entonces? —Keigo lo volvió a mirar, recordando el momento en el que lo vio por primera vez.
—En un regalo de mi mamá, yo quería el peluche porque le había visto en la televisión y pensaba que era un personaje de alguna serie o dibujo — Informaba Keigo, volviendo a mirar a Touya—Luego me dijiste que era tu papá y que existía, fue una casualidad.
—¿Entonces no lo admiras? —El alado parpadeó confuso, sin realmente saber una respuesta.
—No lo sé, solo le tengo cariño a este peluche porque me gusta y ayuda—Decía, envuelto en la pura inocencia y aliviando a Touya quien soltó un suspiro, el cual no fue pasado desapercibido por el alado.
—¿Ha pasado algo con tu papá? —Preguntó preocupado y acercándose a él, viendo como este pasaba a una expresión desanimada en su rostro de nuevo.
Este día se encontraba un tanto a la defensiva, aunque no quería hacer daño a Keigo con sus palabras.
—Mi papá no es un héroe, no para mi ni en mi casa— Decía el mayor.
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Blinded by childhood, friendship and love
Fanfic-Hey sal, te escuché- Su voz no sonaba amenazante y Keigo ni siquiera tembló por esto, más bien era aguda aunque firme, serena... Decidido y con la curiosidad siendo lo que le predominaba salió entre la oscuridad del la naturaleza, quién lo tapaba...