Capítulo 2

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Zoran Reykill empujó el cuerpo del guardia muerto que tenía encima. Hizo una pausa para dar una aguda respiración cuando el dolor cortó a través de su maltratado cuerpo.

Había estado en cautiverio durante el pasado mes y no había un lugar en su cuerpo que no doliera a causa de los numerosos cortes y contusiones de las palizas y torturas que había vivido.

Se obligó a girar al guardia y le sacó la ropa. Sus ropas fueron tomadas poco después de haberle conducido al infierno que llamaban ‘celda’.

Esta era la primera oportunidad que tuvo para escapar. Había estado observando, esperando a que sus captores cometieran un error y finalmente lo hicieron, pensando que estaba demasiado abatido como para luchar.

El guardia que había muerto, salió a jugar, pensando que podría aliviar el aburrimiento de la guardia permanente en un prisionero encadenado golpeándolo un poco más.

En su lugar, el guardia le encontró desmayado, colgando de la pared por las muñecas y los tobillos.

Cuando el guardia soltó su muñeca, le agarró, rompiendo su cuello de inmediato para que no pudiera luchar o avisar. Zoran sabía que no habría sobrevivido mucho tiempo en una pelea.

Estaba demasiado débil. Le llevó toda su energía empujar al guardia y encontrar la apertura del mecanismo de bloqueo para liberar sus tobillos.

Luchando dentro de la ropa del guardia, sacó la pistola láser y el cuchillo, comprobando para asegurarse de que ambos estaban completamente cargados. Se agachó y tiró de la tarjeta de seguridad desde el cuello del guardia.

Sabía que era tarde y podría no haber muchos guardias alrededor en este momento de la noche. Al cerrar la sólida puerta detrás de él, se movió por el pasillo a oscuras.

La oscuridad no le molestaba cuando cambió para permitir a su visión nocturna tomar el relevo. Su pueblo era reconocido por su capacidad de adaptación a la oscuridad.

Como cambiaformas de dragón, sentía a la bestia en su interior esforzándose por salir. No se había atrevido a cambiar mientras estaba en cautiverio.

Sin su Simbiosis para ayudar a protegerle, habría estado demasiado vulnerable. Luchó para controlar su interior mientras se movía a través del laberinto de su prisión.

A pesar de que sólo había estado semiconsciente cuando fue traído a esta prisión, sabía el camino de salida de haberlo representado una y otra vez en su mente durante el último mes.

Incluso si no hubiera estado consciente, habría olido el aire de la noche llamándolo. Era Zoran Reykill, líder de Valdier. Él era el más poderoso de su especie, solo igualable a sus hermanos.

Había estado disfrutando de tiempo en un remoto planeta en el borde exterior de su propia galaxia, cazando y disfrutando de los favores de algunas de las mujeres llevadas ahí para tales cosas.

Normalmente, habría pasado del placer, pero había estado fuera de su propio mundo durante los dos meses anteriores en una misión diplomática.

Estuvo dos días cazando en los espesos bosques antes de dirigirse al
complejo de la ciudad. No sospechó nada hasta después de la comida, cuando empezó a ponerse muy aletargado.

Sólo tuvo tiempo para enviar a su Simbiosis un mensaje de que estaba en peligro. Se despertó, encadenado en una nave espacial Curizan.

Eso fue hace un mes. Los Curizan esperaban un rescate por él de vuelta, después de obtener información acerca de la relación simbiótica que su gente disfrutaba con un organismo de metal viviente capaz de cambiar de forma y dominar un enorme poder.

Fuego en el interiorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora