Nueva casa, vida nueva.

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Al llegar a Madrid, mi abuela pidió un taxi para ir a la nueva casa. La verdad sentí nostalgia, en _______, pude haber llamado a mi mejor amiga para que me recogiera, porque seguramente lo haría yo si tuviera auto, además de que no cualquiera dejaba que bombón entrara a su auto. Era una perra bastante grande e intimidaba un poco.
La despedida con Beth me destrozó, era mi mejor amiga, mi criaturita del señor favorita.
¡CLARO! ¡OH MI DIOS! ¡OH MI FUCKING DIOS! ¡RUBEN! ¡EL RUBIUS! El vive aquí en España, joder. ¡Que felicidad! Con todo el drama de que ya no iba a tener la misma vida, me había olvidado completamente de él. Joder. ¡Beth! Ella tampoco se había acordado.
En ese momento recibí un whatsapp, era de Beth.
"Joder, tía. Estais en España. A qué esperas para ir a buscar a Ruben! La puta ve!!!!!!"
Me reí habíamos pensado lo mismo a la vez. Respondí: "ya weonaaaaa! Jajaja justo me acordé. Tranqui, cuando lo encuentre comenzará nuestro macabro plan. Ya te extraño. Luego nos hablamos. Tengo que llegar a mi nueva casa. Te quiero, chau:*"
Sin ver su respuesta, seguí a mi abuela que ahora estaba subiendo las maletas a un taxi. La ayude y nos subimos a la parte trasera.

Llegamos a un conjunto habitacional y nos instalamos. La casa era modesta, sin nada más que mi abuela pudiese pagar.
-Ve a instalarte, haré unas cuantas llamadas.
-Vale.
Cogí mis maletas y me dispuse a elegir una habitación, bombón me siguió moviendo su cola. La casa se conformaba por una sala/comedor, una cocina integral, un baño de aseado y lavado y dos cuartos. No más.
Mi habitación tenía vista a la calle. La ventana era bastante amplía, sin excederse. Acomodé mi ropa en los armarios, mis cremas y medicinas en el tocador y coloque mi laptop y celular a cargar. Salí a la cocina y vi a mi abuela, dando vueltas de aquí para allá en la sala. Bombón enseguida fue hacía ella, pero al no hacerle caso se echo en sus pies.
-¿Qué pasa?
Seguía dando vueltas en la sala cuando me contestó.
- ¡Ah hija mía! Estoy algo nerviosa, hoy son las entrevistas de trabajo, hoy tres, mañana dos, pasado otras tres...
- Oye, oye... Espera... ¿Por qué tantos?
Me preocupaba que estuviera expuesta a tanto estrés.
-Porque nada es gratis, amor. Oh cielos... Lo había olvidado. Tu inscripción. Dios del cielo. Lo había olvidado, lo siento tanto. Hoy tengo que ir hablar. Vale, vale, llamaré a un empleo y le diré que no podré asistir.
- No, no, no. Nada de eso. Yo voy. Ya estoy lo suficientemente grande para ir. Además, necesitamos ese empleo.
Me acerqué a ella y tomé sus manos. Sobé la parte superior de las manos, debajo de los nudillos con lo pulgares. Sabía que eso la reconfortaba y yo trataba de hacerlo seguido.
-Ay, mi ángel, que haría sin ti.
-No, será, ¿qué haría yo sin ti?
La miré a los ojos. Esos ojos café que había heredado. La sonreí.
-Bueno, hija. Si eso se hará será mejor empezar de prisa.
-Si.

Me duché y me cambié.
Decidí ponerme unos pantalones entubados color azul cielo y una blusa blanca algo holgada, junto con unos tenis de salir. Me escarmené el cabello y me hice una coleta en el punto alto de mi cabeza. Me inspeccioné en el espejo. Ya nada puedes hacer. Me dije a mi misma.
Mi abuela ya se había ido a la entrevista de trabajo, así que yo me tendría que llevar la llave y hacerle una copia para ella.
Le serví a bombón sus croquetas, salí del apartamento y cogí un bus que me llevaría a mi destino.
Al llegar a la escuela, hice los tramites necesarios, me dieron mi horario y me pidieron que un tutor sería más conveniente. Acepté y salí de allí.
¡Joder¡ ¡Madrid, wey!  ¡Madrid!
Y lo mejor... Ruben.

Destinados. (Ruben y tu).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora