Cool cat

Izuku dejó escapar un bostezo mientras regresaba del gimnasio. Había pasado el toque de queda y había una buena posibilidad de que se metiera en un pequeño lío, pero quería asegurarse de que todas las pesas estuvieran colocadas de nuevo, y luego tuvo que ducharse, y fue solo un poco. lío de razones. Casi siempre perdió la noción del tiempo.

Al salir al aire nocturno de principios de otoño, encontró vapor saliendo de su aliento y un escalofrío chocando contra su piel todavía húmeda. Con otro bostezo y estiramiento, asomó el cuello y se dirigió hacia los dormitorios.

Un ruido llamó su atención a medio camino de los dormitorios. Y fue entonces cuando la vio. Kyoka. La pequeña niña de cabello púrpura de su clase que emitía una vibra de 'demasiado genial para la escuela' incluso cuando estaba estudiando su trasero con Momo o los demás. Ella estaba parada en un espacio en el bosque que se extendía, su cuerpo ágil brillaba a la luz de la luna.

Pero había algo diferente en ella. Una larga cola negra se agitó detrás de ella y un par de orejas de gato negro estaban en la parte superior de su cabeza. Y luego estaban sus colmillos, podía verlos incluso cuando bostezaba. ¿Cuánto tiempo los tuvo?

"¿Kyoka?" Preguntó dando un paso hacia ella.

Sus ojos se agrandaron y ahora parecían felinos con la forma en que brillaban en la tenue luz de la noche. Ella se congeló completamente solo su cola se molestó en erizarse y moverse con molestia.

"¿Estás bien?" Preguntó de nuevo. Había estado enferma durante la última semana, apareciendo en clase con un gorro, una máscara sobre la boca, gafas de sol y guantes, no del tipo sin dedos. La mayoría de ellos habían estado preocupados por ella, pero ella insistió en que estaba bien. Esto puso las cosas en tela de juicio.

Corrió hacia él, más peculiar de lo que él pensaba que podía, y se colocó el gorro. Había una mirada desesperada casi loca en sus ojos que lo tenía más que un poco asustado. "¿Viste? ¿Cuánto viste?"

Él la miró, había movimiento debajo de su gorra incluso mientras la mantenía apretada contra su cabeza. Luego estaba su cola, estaba erizada y temblorosa. Y sus ojos estaban más abiertos de lo normal. ¿Y tenía bigotes? La curiosidad se apoderó de él y agarró su gorro y se lo quitó de las manos. Sí. esas eran orejas de gato y orejas humanas normales. Fue extraño.

"¿Cuánto tiempo has sido en parte gato?" Preguntó, sólo vagamente consciente de que estaba siendo realmente grosero al quitarle el sombrero. Realmente, debería respetar su deseo de esconderlos, pero el gato estaba fuera de la bolsa.

Ella le gruñó y saltó para agarrar su gorro. Sus manos ahora estaban formadas por unas garras afiladas y malvadas que cortaban el aire. "¡Te juro, Izuku, que si no me devuelves eso, te arrancaré los malditos ojos!"

"Está bien, está bien, lo siento por tomarlo." Le devolvió el gorro blanco y se rascó la nuca. "Entonces uhh, ¿qué pasa con todo eso de que eres parte gato?"

"¡No te atrevas a decirle una palabra a Mineta o Denki! ¡Hanta tampoco! ¡Ellos no pueden saber nada de esto!" Rápidamente volvió a ponerse su gorro. Sus orejas formaban carpas gemelas en su forma incluso mientras seguía tirando hacia abajo. "Moriría si esos pervertidos se enteraran de esto".

"Está bien, no se lo diré a nadie, pero ¿qué está pasando? ¿Y por qué estabas aquí?" Parecía que bailar a la luz de la luna era lo contrario de lo que debería estar haciendo si quería mantener sus rasgos felinos en secreto. Pero la hacían lucir realmente linda, y Kyoka negaba permanentemente su propio atractivo.