Pain, blood and love

007

Luego de qué él se corriera en su boca le dijo qué se levantará, la chica humillada, ultrajada solamente hizo lo qué le pidió y simplemente siguió con el robo a los demás pasajeros. Yo estaba muy atemorrizado y cuándo llegó a mi lugar sólo me miró y me ignoró.
Así sin más me ignoró, me quedé impacto creí qué me quitaría lo poco qué tenía qué venía reduciéndose al pasaje del autobús qué serían; un dólar, cincuenta.

Luego de haber recorrido todos los asientos se marchó. Por fin pudimos respirar en paz y fué dónde la chica soltó todas las lágrimas qué antes no se atrevía a dejar salir por miedo a qué él le hiciera algo mucho peor. Todos estabamos muy nerviosos aún más él conductor qué creí era su culpa por no haberse dado cuenta antes de qué él se subiera, Algunas personas le decían qué no era su culpa y otras decían qué si lo era.

Después de éso seguimos la ruta hacía nuestros destinos nadie quería ir a presentar denuncias pues ya era bastante traumante lo qué sucedió para tener qué lidiar con las preguntas de los oficiales y saber qué al final no harían nada y hasta podrían alertar al asaltante.

Iba en el camino inmerso en mis pensamientos cuándo escuché qué era mi momento de bajarme, avance en el estrechó pasillo y pagué él conductor se me quedó mirando de una manera extraña y supuse lo qué estaría pensando aún así no me dijo nada y yo me bajé.

La tarde era fresca y mientras avanzaba en las veredas del barrio saludaba a algunos amigos y vecinos.
Cuándo llegué a casa luego de un día agotar lo primero qué vi al abrir la puerta fué a mi papá en la mesita vieja de la entrada esnifando unas líneas de cocaína, estaba acostumbrado a ésto pero éso no quitaba el hecho de qué dolía, joder dolía mucho ver a tú padre en ése estado. Entonces miré a la cocina y vi a mi madre con unos nuevos golpes en su hermoso rostro, en ése instante sentí cómo dos gruesas lágrimas saladas bajaban por mis mejillas y fué cuándo mi padre se dió la vuelta y pude ver los restos de la mortal droga en su nariz. Él me vió con unos ojos totalmente rojos, vacíos sin ninguna expresión y sólo se limitó a darse la vuelta y seguir drogándose.

Luego de qué el shock pasará de mi cuerpo inmóvil pude mover me y correr hacía mi vieja habitación, allí cerré la puerta con cuidado para no hacer ruido y qué papá no viniera a darme una paliza cómo era ya costumbre. Me acosté en mi vieja y destartalada cama y allí ahogue mis lágrimas bajó la almohada. No sé cuánto tiempo exactamente pasó hasta qué paró. Pero estaba seguro qué no quería ésto para mi vida... Para nuestras vidas pero mamá siempre se empeñaba en decir qué todo era consecuencia de sus traumas y yo con el tiempo también empecé a creerlo o tratar de convercerme a mi mismo qué era así.

Estaba tan absorto en mi mente qué no me dí cuenta cuándo alguien entró a mi habitación, entonces sólo sentí cuándo me jalaban del cabello y supe qué era él. Me tiró al piso y sin darme tiempo a cubrirme me empezó a patear por todo el cuerpo, sólo podía suplicar y tratar de cubrirme, cada golpe dolía más qué el anterior y cada uno venía con un insulto peor “Hijo de perra”, “marica” “deseria poder matarte” y muchos más. 10 minutos y aún seguía golpeando me, no sentía mi cuerpo, sentía sangre en mi cara y por todo mi cuerpo; fué entonces qué empecé a perder el conocimiento y antes de cerrar mis ojos ví su cara.
Su nariz estaba muy hinchada, sus ojos pareciera qué fueran a salirse de sus cuenca y su rostro todo roja, me escupió en la cara y allí fué dónde todo se volvió negro.

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ATT: Freckles