Haikyuu! [One Shots].

｢Asahi Azumane｣

─── ❝ Serenata no tan serena ❞ ───

—Uy, que bonita —dijo Tanaka mirando sonrojado a la ventana.

—Nos conocemos desde el preescolar.... 

Su sempai de tercero hizo el comentario sin saber él mismo la razón, la verdad era que su mente no carburaba del todo bien cuando se quedaba hipnotizado por la presencia de aquella chica. Asahi siguió observando y lanzó un suspiro de enamoramiento.

—Ah... ¡Que linda! —rectificó Nishinoya con cara de estúpido.

 Azumane al darse cuenta que sus dos amigos lanzaban cumplidos a la chica que le gustaba, respondió con una expresión muy nerviosa. 

—La verdad es que creo... creo que realmente me gusta —agregó en voz muy bajita, jugando inquietamente con el borde de su camiseta. 

 —Y eso es algo que ella nunca sabrá gracias a tu timidez —Sugawara hacía acto de presencia en la ventana. Se acercó para descubrir porque esos tres tontos estaban pegada a ella y se perdían el entrenamiento.

—Bueno... Yo realmente quisiera decirle lo que siento... —Asahi sorprendió con su respuesta y prosiguió—: ¡Me gustaría cantarle una serenata!

—¡Eso es genial!... Deberíamos hacerlo justo ahora —aportó Ryu queriendo abrir la ventana del gimnasio. 

—No, no, no —sujetó a su kouhai para que no cometiera una imprudencia—,  quiero decir, yo quisiera pero... pero no me animo.

—¿Ah? ¿Quieres o no quieres decirle?... ¡Decídete! —le exigió Noya.

—E-Es que me da vergüenza...

—Claro y aún con tu vergüenza le quisieras cantar una serenata. No seas tan incongruente y cobarde, ¡haz algo al respecto y ponte los pantalones de una buena vez! —le gritó Suga animadamente mientras lo golpeaba.

—Ah pero si yo ya hice algo al respecto —se defendió Azumane.

—¿Qué hiciste? —preguntaron los muchachos, seguidamente rieron por su coincidencia.

—¡Me inscribí en un curso!: "¿Cómo superar la timidez?"

—¿Y cómo te está yendo?

—Mal...

—¡¿Por qué?! —preguntaron todos escandalizados,  como si de una novela se tratase.

—Es que no me animé a ir... —soltó un poco apenado, rascándose la parte de atrás de su cabeza.

—Bueno, bueno... No te preocupes Asahi, nosotros tres te vamos a ayudar —con la mayor cara de compasión posible se acomodaron a sus costados y detrás de él como guardaespaldas.

—¿Y de qué manera lo harán? —preguntó el castaño mientras rascaba con un dedo su cachete.

—¡Iremos contigo a llevarle serenata hasta su ventana! —dijeron como si hubiesen descubierto América.