Hey, I love you, pizza guy! 🍕 Yeonkai

I

El Ring ring del teléfono fijo no había dejado de sonar en toda la noche en el interior del pequeño local, hecho que provocaba un monumental alboroto en aquella extensión oculta, casi en su totalidad, de la vista de los clientes, aquella repleta de hornos y utensilios de cocina ideales para la preparación de manjares crujientes y calientes cuya decoración exuberante y sabor indefinido los hacían celebres incluso entre los más exquisitos de paladar elegante. Manjares los cuales nadie podía resistirse de incarle un diente, más específicamente, aquellos que coloquialmente se les denominaba como pizza.

Together by pizza era el nombre de aquel famoso lugar inundado de pedidos casi las 24 horas del día.

La pizzería no había abierto sus puertas al público hace mucho. Entre 8 y 9 meses habían transcurrido desde su apertura oficial por lo que era un local relativamente nuevo, sobretodo si se le comparaba con los demás que tenían años en la transcurrida zona, mas, a pesar de aquel importante detalle, a las pocas semanas de su estreno, se volvió un lugar digno de visitar, y todo debido a su expledido servicio y maravillosas variedades de pizzas que lo llevaron a ser condecorado como el lugar fijo de visita de estudiantes, turistas y hasta incluso famosos en busca de apaciguar su hambre de masa cocida, grasienta salsa y queso derretido.

El futuro de la pequeña pizzería iba en popa día tras día, y con ello, la demanda de trabajo también lo hacía.

- ¡Lista, pizza mediana Napolitana y Margarita!

Se oyó que una joven vocifereó a todo pulmón una vez y las dos recién orneadas masas fueron puestas en las bandejas. Un rodillo pasó por encima de la caliente masa de queso para darle forma de simétricos triángulos que fueron recogidos inmediatamente por uno de los meseros de turno y llevados a la mesa correspondiente.

- ¡Sale cuatro quesos medianas!

Ese aviso vino un segundo después del otro, siendo tomado esta vez por una joven con el mismo uniforme que el chico anterior para copiar exactamente la misma acción.

A pesar de lo ajetreada que podía sentirse la cocina con tantos gritos y personas yendo de aquí para allá, todo parecía funcionar bien, todos parecían dar su 100 % para que no hubieran atascos, y por ende, atrasos.

O bueno, casi todos lo hacían.

- ¡Pedido de 4 pizzas para llevar, listas!

A pesar del aviso nadie se presentó en aquella estación en la esquina de la cocina, varios miraron hacia los lados buscando a aquel tendría que haber venido ante aquel llamado. Los murmullos no tardaron en aparecer al ver que no había rastro de aquella persona.

Por su parte, el chico de hebras desteñidas, tintadas de un amarillo que podía interpretarse por las luces de las lámparas como blancas, y caja de pizzas dispuestas a su izquierda, volvió a gritar -. Dije: ¡¡Pedido de 4 pizzas a domicilio!!

Pero nada. Nadie vino a pesar de su segundo llamado.

Dió una inhalación profunda y dejó salir todo el aire retenido mientras se masajeaba la sien con fastidio, en el acto algo de harina terminó en la piel.
Sin cambiar su expresión, dejó las pizzas en la encimera y caminó hacia el área de recepción trasera cuya soledad denotaba la evidente cercanía de la hora de cierre.

El lugar no era enorme, al menos no si se le comparaba con estacionamiento principal delantero, pero si tenía el tamaño perfecto para que los diversos repartidores aparcaran sus motos mientras buscaban sus pedidos del día.

Con el ceño fruncido hizo su camino hacia las bancas que se encontraban cerca de los baños para los empleados. Escaneó toda la zona desiertica hasta reparar en un bulto cubierto de varias viejas cajas de pizzas, cuyas pares de largas piernas denotaban que se trataba de un humano y no de una simple bolsa de basura.