Capitulo 1

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—¿Tienes al objetivo?

—Afirmativo. Justo como habíamos predicho.

—Muy Bien, Entonces mantén tu posición y espera el momento para actuar.

Mi nombre es Karl, Tengo 23 años de edad, mediana estatura, de complexión delgada, cabello castaño, ojos color verde, piel clara, nariz fina y boca risueña. Justo ahora me encuentro en lo que se podría decir una misión. Estoy tomando Té en la mesa de un cafetín ubicado frente al Banco Castell, es una mañana hermosa, y el tráfico es bastante ligero, por el contrario la concentración de peatones que circulan por estas calles es extremadamente grande.

Mientras disfrutaba de mi taza de té, vigilaba el banco de cualquier persona sospechosa, pues habíamos descubierto que el día de hoy seria asaltado. Mi compañero hablaba desde su hogar mediante un comunicador que llevo en mi oído, cualquiera diría que solo escucho música, pues había sido modificado para hacerlo parecer un auricular común y corriente.

Durante la vigilancia, una furgoneta se detuvo en lo que es un callejón, mientras cuatro sujetos con gorras negras, se reunieron a hablar luego de bajarse y posteriormente ingresar por turnos para intentar no llamar mucho la atención.

—El Primero en entrar es un sujeto de aproximadamente 1.80 metros, corpulento, cabello oscuro y viste un suéter azul, entre sus pertenencias parece llevar un maletín negro. --con mi mano derecho levanto el cuello de mi suéter para evitar parecer sospechoso mientras hablo.

—Posiblemente se trate del responsable de ingresar las armas. --mi amigo comenzó a navegar desde su laptop y hackear el sistema de seguridad del banco y así poder tener acceso a las cámaras y al escáner de la entrada. --Ok, tengo cobertura.

—Perfecto. —Sonrió mientras con mi mano con mi mano izquierda llevo la tasa a mi boca, y tomo un sorbo —¡¡Pero que té más delicioso!! —la mesera que está atendiendo la mesa de al lado me escucha y me da una sonrisa que denota alegría y satisfacción en la manera de como aprecio el té que ella me había preparado. —¡¡Señorita!! —levanto mi mano al llamarla. —Este té lo preparo usted, está sumamente exquisito.

Se acercó rápidamente hacia mi mesa y con una mano en su sonrisa intenta esconderla al decirme:

—Sí Señor, me alegro mucho de haberle gustado. —Luego de remover su mano de su sonrisa, enlaza sus manos hacia bajo, inclinando un poco su cuerpo hacia mí y en tono un poco tímido me pregunta --se le ofrece algo más.

Le solté una sonrisa, era inevitable no quedar sorprendido con aquella linda camarera, que desprendía un rico aroma a flores, no soy muy bueno distinguiendo olores, pero puedo decir que su perfumen era muy penetrante, podría deducir que era una joven de 20 años, color de piel clara de pechos voluptuosos, casi alcanzaba a verlos pues no todos los botones de su camisa se encontraban abrochados, pero me daba una idea del tamaño y firmeza, su cuerpo era delgado bastante proporcional, su cabello lo tenía amarrado pero era largo y un poco ondulado, y sus ojos azules como el mar, y unos labios rosados bastante seductores...

—Señorita, tienes planes después de trabajar, de no ser así ¿le gustaría que saliéramos a cenar?

—Oye esto no es una comedia romántica, no pierdas de vista a los objetivos, ¡¡YA DEJA DE COQUETEAR Y PONTE A TRABAJAR!! —me grito mi amigo lleno de envidia, pues siempre he tenido suerte con las mujeres, mientras el solo es un hacker y no hace nada más que pasar encerrado. Pero efectivamente tenía razón.

—Ya lo sé —conteste levemente con mis dientes entre cerrada evitando mover muchos mis labios, mientras aun miraba con una mirada coqueta a aquella mujer que estaba roja de los nervios pues no sabía que responder.

—Hoy trabajo hasta tarde —contesto con una voz temblorosa —si para usted está bien puede venir a recogerme a las 11 —agacho la cara con nervios y temor a lo que le responderé.

—Perfecto, no tengo ningún problema —conteste con una sonrisa alegre, mientras sus ojos se pusieron llorosos de alegrías y corrió hacia la cocina.

—¿Terminaste? —Replico mi compañero en tono antipático y un poco molesto. —por si no te has dado cuenta ya han ingresado 3 personas más luego de aquel sujeto que me describiste, y no puedo deducir si son los mismos tipos que se suponía que estabas vigilando...

—El ultimo —interrumpí con tono arrogante —camiseta playera roja con flores y gafa, lleva un tatuaje de tigre en el brazo, reloj amarillo, venia en la parte delantera junto al chofer de la furgoneta, deduciría que es el jefe, los otros dos que entraron antes que él solo eran simples civiles.

—¡¡Como lo has hecho!! --levanta la voz con un tono exaltado y a la vez sorprendido -- es increíble que lo hayas hecho, supongo que nada se te escapa, en fin no bajes la guardia, aún faltan dos —retomo una compostura seria al hablar.

—Vale, vale, tranquiló he visualizado al tercer objetivo —cierro mis ojos relajándome por un momento mientras doy otro sorbo a mi té, limpio mi boca delicadamente con una servilleta --Se encuentra en este momento en dirección a la entrada, parece haber dejado un paquete en un árbol en dirección contraria.

—Supongo que debe tratarse de una bomba

—Si, también pensé eso, seguro planean usarlo en su escape

—El tercer sujeto, ¿es un tipo bajito, un poco gordo, con bigotes y viste un traje café?

—Efectivamente, deduzco que es el especialista en abrir cajas fuertes y poner bombas, revisa si entre sus pertenencias lleva un estetoscopio

—Lo lleva...

—Bien el cuarto sujeto empezó a moverse... espera un momento —sobresalto de la impresión, pues el chofer se bajó de la furgoneta y se coloca a 6 metros del árbol donde habían puesto la bomba, mientras de manera relajada levanta la cara y con su mano toma un cigarrillo y lo enciende expulsando el primer sorbo del cigarro. --el chofer ha salido ya lo he visualizado... a que no adivinas quien es...

—No me digas que es...

—Efectivamente —sonrió emocionado —tenemos a un pez gordo entre esos novatos —me levante dejando el dinero y una propina extra con una nota bajo la factura del té —no pierdas de vista al cuarto, parece un gorila, podría decir que mide 2 metros bastante fornido, calvo y viste ropa de gimnasio, yo me dirijo al banco­ —tomo mi chaqueta y durante el camino me la acomodo encima

—Lo tengo, actúa normal y si algo sale mal aborta la misión

—Tranquilo, eso no pasara —lo digo con una sonrisa engreída

Al salir del café la mesera se acerca a la mesa a retirar la cuenta y recoge la nota que decía "Espérame, prometo llegar a tiempo"

Bala de PlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora