Dermain Fairchild
La gran casa es igual a cómo la recordaba, extensa, con muchos lugares que darían miedo para las personas fuera de todo esto, pero a nosotros nos da tranquilidad. La oscuridad emanando de la zona, los transeúntes vampiros que caminan a la par de sus parejas son impresionantes, pero aún más cuando todo parece sacado de alguna película.
Respiro hondo perpetuando el olor de la casa, es el primer día y creo que ya me quiero ir. Ya sé lo que pasará después y tengo miedo de que suceda, de lo que logrará arruinar muchas cosas.
— ¿Dermain? —la voz de mi hermana me retira de mis pensamientos— El camino a tu habitación es por aquí.
Mencionó, señalando aquellas escaleras en forma de caracol, mientras que Verlik las sube de dos en dos sin prestarnos atención.
— Sí, claro —respondo, un poco cohibido. No quiero estar aquí, pero el deber y el querer no van de la mano.
— ¿Te encuentras bien? —pregunta con duda en su voz, pero lo único que hago es palmear su hombro e ir a la dichosa puerta de mi habitación.
— Estoy bien, hermana —sonríe poco convencida, antes de irse a su lugar, por mi parte entro. Encuentro todo como aquel día lo dejé, impecable y acogedor. Dejo la pequeña maleta en una esquina de la habitación y tomo el celular entre mis dedos para teclear su nombre.
Edén diosa
Acepta la llamada, mi voz falla notoriamente.
—Edén...
—¿Tan rápido me extrañas? Tranquilo, en una semana nos veremos —mi corazón late como un loco, quiero pedírselo a ella, pero las palabras no salen—. No tengo mucho tiempo para hablar Dermain, estoy ayudando a mi hermano con unas cosas. ¿Te puedo llamar después?
—Necesito pedirte algo...
—Dinero no tengo.
—¿Te casarías conmigo? —el silencio se hace notorio en la llamada, sé que está ahí gracias a la fuerte respiración de ella.
—¡¿Qué?! —no esperó a que respondiera— Dermain, no puedo casarme ahora, esta conversación la hemos tenido anteriormente. Lo siento muchísimo.
Una lágrima desciende por rostro: —Por favor, te quiero a ti.
—Pero tus padres no me quieren en tu familia y eso lo sabes, lo siento muchísimo —resopla—. Puedo impedirlo, hacer lo que me pidas, pero...
—Entonces cásate conmigo, ¿Qué importa si les agradas o no? Fui a Pherisheill y Potresheill por ti.
—Dermain, cásate con ella. A tus padres les gustará. Seguiremos siendo amigos.
Amigos.
Amigos...
No la considero solo como mi amiga.
—Edén.
—Lo siento.
Cuelga, mis manos tiemblan y la respiración me falla, comienzo a caminar de un lado al otro buscando la forma de controlarme, pero nada funciona. Sus palabras... joder, ¿es tan difícil?
Duro una hora en busca de estabilidad para poder llamar a aquella chica, aun sabiendo que mis sentimiento por Edén son más fuertes, pero aquí voy cometiendo mi gran fallo.
Llamándola con la mano temblorosa y con un poco de sudor recorrer mi sien, cada vez más siento que explotaré y cada timbrado hace que el corazón se me acelere.
— Dermain —responde desde aquel lado de la llamada, con su voz tranquila, pero poco convencida al origen de la llamada.
— ¿Puedes venir hoy? —le pregunto, mordisqueando mis labios, a través de la llamada solo se percibe las respiraciones aceleradas de ambos donde ella al fin y al cabo termina hablando.
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Fuerza unida ©
FantasyUn mundo lleno de energía fantástica donde el reino es gobernado por sus elegidos, cada persona asignada tiene un poder, pero no todos. Llegó el momento de reinar, unir más la fuerza de ambos, y hacerse cargo de una vez por todas del mandato. Mucha...