Querido Manuel:
Puedo decir oficialmente que la salida de ayer fue un éxito. Sirvió y mucho.
Hoy al llegar a la escuela lo primero que hiciste fue acercarte a mi para saludarme, nunca antes habías hecho eso, juntos esperamos a nuestros amigos (porque los dos siempre llegan tarde) y luego fuimos a clases. El receso lo pasaste con tus amigos de siempre, pero en el almuerzo vos y Marizza se sentaron junto a nuestro grupo por primera vez. Jamás pensé que podíamos pasarla tan bien con ustedes dos.
Te siento más cerca, siento por primera vez que realmente puede llegar a pasar algo entre vos y yo. Manuel por primera vez puedo conocerte y todo lo que hay en vos me esta gustando, no hay nada de vos que me desagrade, realmente estoy enamorada y creo que pensar que a vos te pueda llegar a pasar lo mismo ya no es tan imposible. Ya no es una locura.
Tanta felicidad no me cabe en el cuerpo, por fin todo sale como lo espero, por fin todo va bien. Soñé mil veces con esto y por fin lo estoy logrando.
Estoy enamorada de esos ojitos color chocolate, tan dulces y perfectos, estoy enamorada de esa sonrisa despreocupada, estoy enamorada de esa boca tan jodidamente apetecible, me enamoré completamente de vos y lo quiero gritar a los cuatro vientos, ya no aguanto más, te amo Manuel Aguirre. Desesperadamente enamorada.
Estoy enloqueciendo cada día más y es por vos Manu ¿qué me hiciste?
Te ama, Mia la desquiciada Colucci.
Esa carta la había escrito ayer luego de salir de la escuela, hoy era otro día, hoy era otra oportunidad de acercarme a Manuel.
Entré a clases como si nada, mi caja violeta estaba sobre la mesa de Manuel, él aún no había llegado, suspiré decepcionada, él siempre llegaba temprano. Me senté junto a mis amigos y tomé mi celular para distraerme hasta que llegue el profesor Mansilla.
Un momento.
Acabo de decir que vi mi caja, MI CAJA VIOLETA ESTABA SOBRE LA MESA DE MANUEL.
Mis ojos se abrieron como platos, y el corazón casi se escapa por mi boca ¿Cómo había llegado mi más grande secreto a la mesa de Manuel Aguirre? todas mis cartas estaban ahí dentro, todos mis poemas, mis canciones, mis secretos, mis sentimientos. Mi corazón estaba literalmente sobre la mesa de Manuel.
Sus amigos, Marcos, Nicolás y Francisco habían abierto la caja y tenían alguna de las cartas en sus manos, se reían desenfrenadamente en cada palabra.
Me levante de mi lugar furiosa y me dirigí hacia ellos con mis puños cerrados de tanta bronca.
—¡Suelten eso ya mismo!— chillé
—Llego nuestra escritora anonima— dijo Nicolás divertido —¿Cómo era? Mia la desquiciada— repitió el apodo de mi última carta. Esto era un horror.
—Mia la deprimente— agrego Francisco
—Mia la mujer de negocios— rio Marcos. Resulta que ahora hasta el ex nerd de la escuela se reía de mí.
Ya habían leído todas las cartas, ellos ya lo sabían. Voltee a ver a los demás, Vico tenía una de mis cartas en sus manos, Marizza tenía otra, Luján, Tomás, Sol, Diego, Rocco, todos ellos tenían una carta mía y casi todos reían a carcajadas. Excepto Marizza, ella me miraba preocupada.
Escribí diez cartas, una canción y media, un poema.
Todo estaba ahí, yo estaba expuesta ante todo el curso.
Solo empeoró cuando entro Manuel al salón, todos empezaron a felicitarlo, a aplaudir, silbar, gritar. Yo era una tarada y el era un campeón ahora, como los mataría a todos. En este momento me gustaría tirarles una bomba.
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Cartas desesperadas
FanfictionCansada de no poder expresarle a su amado lo que siente, Mia Colucci decide comenzar a escribir cartas confesando sus mas profundos sentimientos, con el propósito de que él nunca las descubra.