12. Un paso adelante

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John Lupin se revolvía las manos con nerviosismo, estaba consciente de que iba a ser un momento incómodo, pero también sabía que no podía dejar pasar más tiempo sin ver a su madre. Ya se había disculpado con sus hermanos, era momento de hacerlo con ella.

—¿John? —Nymphadora Tonks se acercó al muchacho, quien estaba sentado en la mesa más alejada de todas de la cafetería de Hogsmeade. Sabía que no debía estar fuera de la escuela, pues Mcgonagall le había advertido que podría ser secuestrado de nuevo, pero si su hermana había salido, él también podía.

—Hola, mamá —respondió él con nerviosismo, la mujer se sentó frente a él. Ambos se miraron por un momento, en silencio, John no se atrevía a verla a los ojos—. Lo siento —dijo por fin, sus palabras salieron como un suspiro, casi inaudibles.

—Lo sé —respondió ella, sonriéndole. John levantó la vista para encontrarse con los amorosos ojos de su madre, y sintió unas increíbles ganas de llorar.

—Lamento haberme alejado de ustedes —repitió, esta vez con más fuerza—. No sé en qué estaba pensando, o por qué creí que estar con mis amigos era más importante, pero quiero remediarlo —no esperó a que su madre respondiera—: sé que esto no cambia que no hayamos convivido en los últimos seis años, sobre todo el año pasado, pero los amo, los amo de verdad, y quiero estar con ustedes.

Tonks no respondió, solo se levantó de la mesa y se acercó a él para abrazarlo. En ese momento, John se sintió como un niño de nuevo.


*****

Paul Black miraba con el ceño fruncido a su hermano, quien a su vez miraba con la misma expresión a Lysander Scamander al otro lado del comedor.

—Ya basta, Gideon —lo regañó él, moviendo su hombro para que se girara—. No te metas donde no te llaman.

—Juliet está molesta conmigo —le dijo el muchacho, ignorando sus palabras—. Se enojó porque no le dije sobre Andy, hazme el favor.

—Son adolescentes, están impactados, es normal —respondió encogiéndose de hombros.

—Habló el señor de 40 años —se burló Gideon, rodando los ojos—. Ya sé que lo entenderá eventualmente, pero, aun así, no me gusta no estar con ella.

—Tendrás muchos años para ser feliz, relájate —dijo Paul, soltando una carcajada—. Ahora escúchame, por Merlín, y no te metas donde no te llaman.

—Todo el patio escuchó su pelea, Paul —se defendió Gideon—. Todo el mundo habla de eso en los pasillos, dicen que Lysander terminó con ella por lo de su situación, como si él no lo supiera desde hace años.

—Son chismes, Gideon, se apagarán eventualmente.

—Eso no es lo importante —apuntó él, levantando un dedo para demostrar su punto—. Lysander jamás le hablaría mal a Andy, además, no terminaría con ella en medio del pasillo con todos mirando, algo anda mal por aquí.

—Por favor, dime que no irás a hablar con él.

—Yo no —respondió Gideon con falsa inocencia—. Nosotros iremos.

—Te desprecio tanto —dijo Paul dramáticamente.

—Lo sé —le respondió Gideon con una sonrisa, levantándose de la mesa y sentándose junto a Lysander y los demás Ravenclaw. Paul hizo a un lado a su hermano Lorcan y se puso al otro extremo del muchacho—. Hola, Lys —saludó Gideon con naturalidad.

—¿Qué necesitas, Black? —preguntó él, alzando una ceja.

—Yo nada —respondió Paul, sonriéndole desde su lado derecho.

Andrómeda Lupin y la tercera generaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora