Fin del comunicado

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¡ULTIMO CAPITULO!

la 2da temp lxs va a tratar como ustedes traten a este capítulo, así que espero que voten y comenten mucho ahre

Mia

Volví a la escuela, me senté con Pablo, charle toda la mañana con mi grupo de amigos y todos me agradecieron por volver. Dijeron que ya era hora. Tenían razón, era hora.

Algunos chicos de mi curso también se me acercaron para decirme que me extrañaron y que la escuela en estas dos semanas no había sido lo mismo sin mí.

Mis compañeros me extrañaron, y los que no me extrañaron ya habían sido golpeados o por Marizza, o por Pablo. Así es, tenía a mis defensores aún estando lejos, o por lo menos eso me dijo Felicitas. Había un grupo que no dejaba de molestarme (Sol, Diego, Belén, Fernanda, Juan, y algunos más) no los culpo, no existen para mí ni para nadie de este curso, pobres. Después estaban los que quizás no se reían pero sentían que me lo merecía, estos eran menos (Marcos, Luján, Francisco, Rocco) y después estaban los que me habían extrañado, los que pensaban que yo no merecía esto (Pilar, Tomás, Guido, Marizza, Felicitas, Vico, Pablo, Laura, Nicolás, Luna, Laura, Manuel).

No estoy enojada con los que se ríen, me dan lastimas, si yo fuera ellos también querría ser como yo.

Los que creen que lo merezco es porque no me conocen, eso es obvio, "uno odia lo que no conoce" dijo mi profesor una vez, y yo pude haber aparentado otra cosa en el pasado, pero el pasado es eso, pasado (¿ya dije que es pasado? es pasado) ya no soy la que era, esta es la mejor versión de mí.

Tampoco estaba enojada con los tres idiotas que empezaron esto, Nicolás Provenza, Marcos Aguilar, Francisco Blanco. Nico me pidió disculpas y me explicó como pasaron las cosas, él quiso tomar la caja para "cuidarla mejor" pero la caja cayó al piso y las cartas se desparramaron en el suelo, de casualidad leyeron una y terminaron leyendo todas, se rieron tanto que Sol se les acercó, ella leyó una carta y luego empezó a repartir todas, Marcos quiso frenarla pero no pudo conseguirlo. Tampoco se esforzó mucho en frenar a Sol.

Así fue como todo el curso terminó con una carta mia en sus manos. Pero eso ya no me importaba, yo estoy más allá de eso. Más allá del bien y el mal.

Lo único que me importaba ahora era Manuel, quien me miraba desde su silla, cada vez que cruzábamos miradas me sonreía y yo a él, parecíamos dos tontos sonriendo pero eso me encantaba, no veía la hora de que llegue el segundo recreo para vernos.

El primer receso lo pase con Feli y Vico, charlando sobre las novedades de esta semana mientras tomábamos algo en el bar. Manuel se me acerco y sin decir nada dejo un chocolate en mi mesa, luego huyo sin mirarme.

"No veo la hora de que llegue el segundo recreo, M. A" decía la nota que estaba pegada al chocolate. 

El chocolate estaba un poquito derretido (y yo también).

Volvimos a clases y estuvimos una hora "aprendiendo" matematicas, una hora que se sintió como mil años. Cuando por fin tocó el timbre que anunciaba el segundo recreo Manuel salió corriendo, yo lo imité.

Tenía mis nervios a flor de piel, si tenía suerte iba a besarlo, si tenía mucha mucha mucha suerte iba a ponerme de novia, Manuel dijo que quería ser algo más que un amigo ¿no?

Llegué hasta el lugar en cuestión, me tiré un poquito de perfume, me miré una última vez en el espejo y me arregle un mechoncito de pelo. Me sentía lista.

Inhalé hondo y alcé la vista, no lograba divisar a Manuel, me acerqué más hasta la parte de la biblioteca y efectivamente ahí estaba, sentado en la mesa, de espalda hacía mi.

Cartas desesperadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora