📖CINCUENTA Y OCHO📖

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«-bueno, hace mucho que no bebemos... - acepto mi compañera de cuarto, tomando los vasos y llevándolos a lavar.

La última vez que lo hicimos fue un par de días antes de que termináramos viniendo a la superficie, en aquella ocasión, solo Isabel (por ser menor) había sido la única que no bebió. Que lo mencionara Ami con aquella censura casi me arruinó el apetito por beber.

Al final, Hange terminó sentada sobre la cama con Ami, mientras yo tome mi habitual lugar en la silla, solo para acabarnos esa botella el resto de la tarde, o noche más bien. Mentiría si digo que recuerdo todo lo que pasó aquella noche, aunque tengo una vaga idea de lo sucedido gracias a lo que ocurrió al día siguiente:

-¡ya no más alcohol! - escuche una queja cuando la hora del entrenamiento estaba por llegar.

-¡ay, Zoë! - se quejo después de unos momentos Ami.

Ambas estaban en la cama completamente enredadas en las cobijas.

-¿pueden callarse? - les dije comenzando a sentir los malestares de la resaca.

-¡maldición Levi! - respondió Ami cubriéndose el rostro con la almohada.

Y luego la carcajada de Hange no hizo incorporarnos de un salto, la mencionada estaba tirada en el suelo muriendo de risa con la botella vacía en sus brazos.

-¡Al fin unos dignos compañeros de alcohólismo! - celebró Zoë. - ¿cuando lo repetimos?

-si te callas talvez considere repetirlo -me queje llevándome una mano a la cabeza.

Hange se incorporó de un salgo, hizo un ademán donde fingía sellarse la boca y luego sin decir nada más, se fue. Ami hizo una mueca, tenía tanta resaca como yo, intentó volver a dormir, pero la responsabilidad de preparar a los nuevos reclutas la hizo levantarse. Así pues los siguientes días y meses pasaron sin ninguna novedad: días de entrenamiento, comidas de charlas con Hange, fines de semana para embriagarnos y quejas de Ami por mis nuevos hábitos de sueño.

Paso quizá un año o poco más cuando me acostumbre a esta nueva vida; habíamos perdido a tantos compañeros que ya había perdido la cuenta, incluso ahora que veo el cajon del escritorio lleno de insignias, pareciese que son infinitas, esto es a lo que nunca me acostumbre. Pero al menos, con el tiempo, tanta desgracias y siendo Hange, Ami y yo los que siempre sobreviviamos a las expediciones, hizo que poco a poco Erwin confiara en nosotros, al punto de que terminó uniéndose a nuestra traición de beber y fue uno de esos días, en los que comprendí quién era el comandante.

-oye... Ervin... - llamó Hange arrastrando las palabras, ya no tardaba en rendirse. - confiesese... ¿Ha tendido... Tenido... Una chica espeshial?...ya sabes...como Amimi para Lemargavi...

Recuerdo sus palabras con exactitud, porqie justo ese día, quienes amenazaron con terminarse la botella fueron Ami y Hange, la primera ya estaba recostada sobre la mesa completamente perdida. Chasquee la lengua desaprobando su comentario, a la vez que me quitaba la chaqueta de la legión y se la pasaba por los hombros a Ami.

-si... Había alguien... - respondió Erwin para mí sorpresa.

-¿mujer, cierto? - pregunto Hange insinuante.

-si, una chica... - acepto Smith sin prestar demasiada atención, también ya estaba pasado de copas.

-¡cuenta, cuenta! - insistí Hange tomando una postura más cómoda sobre la mesa, recargando su cabeza sobre sus manos.

El comandante tenía un sonrisa en el rostro, rara vez se le ve sonreir, pero en aquella ocasión pareció especial, como si añorara el pasado y a la vez se agregara.

-había una chica que solía ver cuando hiba a beber con mi amigo Nile Dok - comenzó a contar Erwin con la misma expresión de antes - su nombre era Marie, hace tango que paso que no recuerdo si ella trabaja en el bar o simplemente coincidiamos en el lugar, fue antes de que me uniera a la Legión...era solo un soldado más en entrenamiento... - hizo una pausa, yo ya temía lo que estaba por decir - Nile y yo le hablamos cada que hibamos, llegó un punto en que solo estábamos en el bar por ella... En cada descanso, sin falta ahí estábamos... Pero luego llegó el día en que eligiriamos a que regimiento iríamos - Hange escuchaba atenta cada parte de la historia, pero al igual que yo, presagiaba el fin de la historia - tengo un objetivo muy claro y dentro de él, no estaba ninguna chica, así que deje de lado lo que sentía por Marie y elegí estar en la legión...

» Nile también se había enamorado de ella y como no hacerlo si era bellísima - continuó Erwin, su expresión parecía de dolor, pero sin rastro de arrepentimientos - pese a que todos planeamos unirnos a la legión, el término eligiendo a la policía militar, para tener una vida tranquila con Marie, a quien le propuso matrimonio hace unos años, ahora tienen una hija de solo unos meses, se parece tanto a ambos...

-entonces los titanes, te sedujeron más que una mujer... - razonó Hange tratando de mantenerse consciente.

-quizá si, prefiero pensar que mi sueño era más importante que ella, quizá no la amaba lo suficiente para dejar todo - respondió Smith con duda.

-que tontería - masculle poniéndome de pie.

-¿a dónde vas? - pregunto Erwin.

-se acabó el alcohol y debo llevar a Ami a la cama - explique acercándome a mi compañera de cuarto para levantarla en mis brazos. - Hange es toda tuya...

Dicho eso, con Ami en mi regazo salí de la habitación en la que estábamos bebiendo y me encamine a mi habitación. No importaba lo mucho que lo pensara, no lograba entender que era más importante para Erwin, no entendía como podia haber sacrificado lo que más quería a costa de un simple sueño. Yo no podría, lo había dejado en claro cuando había hablado con él e incluso ahora, me niego a renunciar a Ami.

Pero, si algo descubrí, era que las convicciones de Erwin eran muchos más fuertes que cualquier relación, de ahí que pareciera no importarle lo sucedido con sus soldados, de ahí que estuviera dispuesto a sacrificar las vidas necesarias, o bien, de ahí que se tomará tan enserio el “entreguen sus corazones”. No todos podíamos seguir ese camino, aunque lo intente no puedo conseguirlo, como si algo me acercara nuevamente a mi última familia cuando ya me estaba alejando demasiado.»

Imagen: ©️a quien corresponda.

Levi's diaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora