8.Capitulo/Epilogo

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El sol se ocultaba en el horizonte, bañando la ciudad en tonos cálidos de naranja y púrpura. Era una noche de celebración: la Liga de Villanos había sido derrotada, y el mundo parecía entrar en una era de paz gracias al esfuerzo de los héroes más valientes.

Izuku Midoriya, ahora conocido como el heroico "Símbolo de la Esperanza", estaba en la terraza de una de las oficinas principales de la agencia de héroes más destacada del país. A su lado, Nemuri Kayama —la legendaria Midnight— sonreía con orgullo mientras observaban el cielo lleno de luces brillantes, reflejo del festejo. Ambos habían superado obstáculos inimaginables y, juntos, encontraron en el otro un compañero inquebrantable. Nemuri le dio un ligero codazo a Izuku.

—Oye, "Símbolo de la Esperanza", ¿no piensas decir unas palabras? Eres la estrella esta noche.

Izuku sonrió nervioso, rascándose la nuca como en los viejos tiempos.

—A veces siento que todavía no merezco este título, pero... ¡gracias por siempre empujarme hacia adelante, Nemuri!— dijo, con un leve rubor en las mejillas.

—¿Empujarte? Claro que lo hice. Aunque diría que me costó un poco que te relajaras— bromeó ella, provocando que Izuku se ruborizara aún más.

En otra esquina de la terraza, Bakugou Katsuki, ahora conocido mundialmente como el explosivo "Dynamight", estaba en una acalorada discusión con Mt. Lady, quien no dejaba de provocarlo con sus bromas. A pesar de su constante rivalidad, se había forjado un vínculo entre ellos que era evidente para todos... excepto para ellos mismos.

—¡Tú ni siquiera hiciste la mitad del trabajo en la última misión, gigantona!— gruñó Bakugou.

—¿Ah, sí? ¿Y quién fue la que te salvó de quedar enterrado bajo toneladas de escombros, Dynamight?— replicó ella con una sonrisa burlona.

Ryukyu, la heroína dragón, se acercó para apaciguar el ambiente, soltando una risa tranquila mientras agitaba su copa.

—Siempre están peleando, pero al final terminan juntos en cada misión. Quizás deberían admitirlo de una vez— comentó, haciendo que ambos se pusieran visiblemente incómodos.

En otro rincón, Tokoyami observaba la escena en silencio. La relación entre él y Ryukyu había evolucionado con los años. Aunque su naturaleza solemne no había cambiado, el tiempo que pasaron juntos bajo su tutela había creado un entendimiento mutuo profundo. Cuando Ryukyu se dio cuenta de que la mirada de Tokoyami estaba fija en ella, le sonrió con suavidad.

—Sigues tan introspectivo como siempre, Tokoyami. Pero puedo ver que has crecido mucho.

—Gracias, Ryukyu-sensei— respondió él con una leve inclinación de cabeza. —Pero tú siempre serás la que me enseñó a volar, tanto en el cielo como en mi corazón.

Ryukyu se quedó un momento en silencio, sorprendida, antes de reír suavemente.

Mientras los héroes celebraban, el mundo comenzaba a sanar bajo la promesa de estos valientes protectores. La paz no era el final, sino un nuevo comienzo, y juntos, los lazos forjados entre estos héroes garantizarían que la esperanza nunca se desvaneciera.

Más Allá de la MáscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora