"Y vivieron felices por siempre. Fin"
Todos los cuentos terminan bien, menos para la princesa Freya y el príncipe Thomas. El hada madrina Edaleen se embriagó en la boda y lanzó por accidente un rayo al príncipe. Ahora solo quedaba huir.
Pero en su c...
Betania Arrows era una coneja de las comarcas de Leeuwarden al norte de Países Bajos. Nació con una pobre habilidad de rastreo en los ojos, producto de una enfermedad congénita.
Su vida fue fácil al ser un conejo ya que contaba con todas las posibilidades para sobresalir entre el resto gracias a su inteligencia y destreza. Sus padres siempre le dieron todo y nunca le faltó nada, pero aún con todo eso, ella no se sentía satisfecha.
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Su codicia y ambición iban más allá al punto de luchar por un puesto en la Comisión de Magia Europea. Una vez cumplido ese objetivo, pensó que su locura se detendría pero no fue así.
En la elección de hada madrina suprema de hace 600 años, fue enviada como agente de seguridad a Camboya para resguardar al director de aquel entonces. Al llegar a Angkor, fue testigo de algo tanto maravilloso como inaudito.
Las 10 grandes hadas madrinas junto con sus aspirantes al cargo, se acercaron a los tres conejos blancos para ser elegidas. Allí vió en funcionamiento el poder denominado "Trébol de cuatro hojas" que combinado con el poder del oráculo, servía para escoger sabiamente a los sucesores.
El hada Helix Winter fue elegida como la suprema hada madrina después de siglos postulándose y su sucesora en el cargo de gran hada, pasó a ser de Adys Bowman.
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Helix no solo recibió el puesto sino que también el poder Ad Eternum para permanecer joven hasta el día de su retiro. Del resto de las hadas, 5 se jubilaron ya que cumplirían casi 850 años y las demás seguirían sumando puntos para la próxima nominación.
Betania comenzó a envidiar tal poder divino y anhelaba poseerlo. En su cabeza, gestó la idea de ser joven eternamente y dominar el destino. Para ella esto era algo que siempre buscó y creyendo que los conejos blancos no debían ser los únicos con tal poder, se alió con la peor persona del mundo para lograrlo, un exterminador de estrellas.
Ambos compartían el retorcido ideal de controlar a las masas para su propio beneficio. Pero esa persona, viendo una pieza fácil y útil en Betania le vició la cabeza hasta potenciar el deseo en obsesión.
El día que Lisolet despertó su don, ambos trataron de apoderarse de ella pero fue inútil debido a los agentes a su alrededor. Betania no entendía como era posible que Lisolet haya sido bendecida con un poder tan maravilloso y en cambio ella, seguía sin poder usar su Trébol adecuadamente por lo que la admiración pasó a un odio hacia ella.
