22: emoji de emoción

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- Cállate - murmuro golpeándole el brazo y consiguiendo que se aleje un poco. ¿Qué es lo que quería? No, pero no pasa nada.

- Cállame - "¿me acaba de retar el italiano?" - Si, Gabbi. Es justo lo que acabo de hacer - su mirada probablemente haya puesto mi piel de gallina, pero jamas se lo reconoceré.
De nuevo acorta la distancia entre nosotros dos y puedo notar como hay gente atentos a cada uno de nuestros movimientos. Y por mucho que me apetezca besarle, la vergüenza me supera. - Vaya, no sabía que existiese una Gabbi tímida, ¿estas sonrojada? - se están riendo de mí el muy imbécil.

- No, es por el frío - lo empujo marcando una distancia razonable entre nosotros dos.

Se acomoda mejor en el banco y clava la vista al frente, y ahí se encuentra Elisa, mirando molesta la escena del crimen.
Le devuelvo la mirada asesina que me está regalando, aunque Damiano me interrumpe colocando la mano sobre mi muslo haciendo que los ojos de Elisa también bajen hasta la zona. ¿Un poco incómodo? Si.

- Aún no me has contado esa larga historia entre Elisa y tu - suspira para después sonreír de lado. - ¿Qué pasaría si te besara ahora mismo?

- Que te mataría y te quedarías sin saber la historia - le digo seria y él me regala una mueca.

No sé el tiempo que llevamos los dos mirándonos cara a cara tras escuchar la larga historia sobre cómo y por qué Elisa es mi hermanastra. Exhala todo el aire que contenía y se rasca una de las zonas donde tiene el pelo más corto.

- La stracazzo di mamma! - murmura aún sorprendido. Creo que ha dicho algo bastante feo. - No soy creyente, pero si existe el cielo, te lo has ganado.

- No te creas que soy una santa, eh, más de una vez me he defendido y he ido con muy malas ideas.

- Santa en la cama muy poco, en eso te doy la razón - sonríe de lado, aunque la borra rápido por la colleja que se ha ganado. Se rasca la nuca y me mira con un fingido enfado. - Eres una bestia.

- Deja de decir obscenidades - digo con un tono de voz de niña buena asustada. Ya me entendéis.

- Solo he dicho verdades - susurra y de nuevo se gana otro golpe. - ¡QUÉ ME VAS A DEJAR TONTO!

- ¿Más? - ahora soy yo quién le mira marcando una sonrisa ladeada.

- Y tanto.

Me da un beso corto en los labios, me sube la mascarilla y sale corriendo.

¡YO LO MATO! Nos ha visto demasiada gente y están todos murmurando cosas.
Si es que como le gusta que hablen de él y suelten rumores, los cuales actualmente pueden ser muy ciertos, pero eso da igual. A mi no me gusta estar en boca de toda la facultad.

Corro tras él, y aunque el chico fume tiene mejor resistencia que yo, básicamente he subido tres escalones corriendo y ya estoy medio ahogada. Vale, exagero, he subido dos plantas, pero es que es imposible alcanzarle. Le veo entrar en clase tras hacerme un corte de manga y eso provoca que de un sprint para poder recortar distancia. Al abrir la puerta lo primero que veo es al chico italiano agarrándose el costado. Sonrío y le golpeo en la zona cuando paso por su lado.

- ¿Problemas con el flato? - digo sonriendo maliciosamente.

- No se que es "flato" pero tú madre más por si acaso - esquiva el siguiente golpe que pensaba darle. - Deja de maltratarme, eres una "bully".

- Tú sigue, que vas a entrar en la lista de "personas que me dan asco y pienso matar" - me cruzo de brazos y él continúa haciéndose la víctima frente a nuestros amigos. - A tu sitio que en diez minutos tenemos clase - digo tirando de él, pero por supuesto continúa haciendo el drama. - Eres un inmaduro - me quejo y me siento.

- Es que soy menor que usted - susurra en mi oído. Se que estamos haciendo tremendo espectáculo, pero es que Damiano está muy animado hoy. - No sabía que fueras una asalta cunas.

- ¡TE MATO! - le grito de nuevo y detiene mi puño antes de que consiga estrellarse en su estómago. Entremete sus dedos con los míos, y sinceramente he olvidado como se respira, de las bragas ya ni hablamos, estarán por algún pueblo perdido de la Toscana.

Me giro a mis compañeros de clase y les miro con mi peor cara de todas.

- ¿Podéis meteros en vuestros asuntos? - pregunta de forma amenazadora.

- Que pasa, ¿te han dejado con el calentón? - se burla como no, Elisa.

Damiano me detiene antes de que le lance mi estuche. Y sinceramente estoy muy nerviosa, cosa que él nota y decide relajarme. ¿Cómo? Haciéndome cosquillas en el brazo. ¿Puede dejar de ser tan perfecto?

Eso me recuerda que tengo que hablar con mi mejor amiga sobre Vic. Nunca hablamos de lo que pasó en aquella fiesta y nunca más las he vuelto a ver a solas. En grupo si, pero manteniendo la distancia entre ellas. Y como es muy pesada con el asunto del italiano, pues pienso ser yo ahora la pesada en sacarle el tema de cierta italiana. Me huele que ha habido algo entre ellas, pero hasta que no tenga confirmación del asunto no podré deciros nada.

- ¿Te ha pasado alguna vez que tienes flashes sobre escenas algo subidas de tono que no deberías de tener cuando va a empezar una clase? - me giro hacia él como si fuese la muñeca del exorcista. ¿Por qué tiene que decir eso y por qué hace calor? - Si, sin duda alguna no me pienso cansar de verte sonrojada y menos si soy quien lo provoca.

- Odio a los italianos.

- No, no lo haces - dice muy seguro y fijando los ojos en el profesor que habrá llegado en algún momento en el cual yo estaba tremendamente distraída, ya sean por las cosquillas o por el comentario de Damiano.

Y si, me ha provocado que vengan escenas del sábado a mi mente y ahora tengo un calor sofocante, y tenerle al lado no ayuda.

- Si pudiese eliminar un país junto con sus ciudadanos, sería Estados Unidos, pero tú irías como regalito extra - gruño.

- ¿No odiabas solo a los italianos? ¿Qué te han hecho los estadounidenses? - susurra divertido.

- No tener sanidad pública, por ejemplo - hago una mueca.

- Los dos del fondo, no me hagáis separaros que ya no estáis en primaria. Si no os interesa mi clase os podéis marchar.

Como buenos alumnos y tras escuchar al profesor decidimos hablar menos y en un tono de voz mucho más bajo. Y obviamente copiaba los apuntes de Damiano. Las buenas costumbres jamás se pierden.

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Holi, espero que os esté gustando.

Pido perdón por tardar más en subir capítulos, es que estoy teniendo poco tiempo :(

Bueno, os dejo y voy a intentar subir más seguido. Lo prometo

Mamá, ¿te gustan los italianos? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora