Vínculo

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En menos de dos días, Villa Tomlinson se había vuelto una gran pesadilla.

Pues Harry, el sastre, había confeccionado el traje de boda de Louis en a penas una tarde. En cuanto lo tuvo listo, Eleanor no perdió el tiempo y movió de sus hilos para preparar de nuevo el evento para poder anunciar su casamiento.

Y así se encontraban en este momento. Louis vestido de traje esperando por su prometida en el gran jardín de la casa. En cambio, a Eleanor le habían tenido que repetir su maquillaje dos veces porque no dejaba de llorar de la emoción. Y eso que aun no se casaba, para ello aun faltaban unas semanas.

Jay se encontraba llorando, cada día se acercaba mas el infierno al que su hijo se iba a someter.

— Mama, ¿estás bien? — La pequeña Lottie se había percatado de que su madre se había alejado del resto y cuando la buscó la descubrió llorando cerca de la fuente. — Mama no me gusta verte así, ¿es por el compromiso entre Lou y Eleanor?

— Hija... tu hermano está cometiendo un error muy grande. El muy desgraciado de Philip Calder no trae buenas intenciones con mi bebe. No puedo permitirlo pero tampoco se que puedo hacer.

— Si se algo que podemos hacer. — Para tener a penas dieciséis años, aquella niña era bastante astuta y sabía elaborar un plan b si una situación se complicaba.

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Eleanor y Louis no tardaron mucho en terminar su sesión. En cuanto acabó, Louis se alejó de los Calder y fue en busca de algo para refrescarse. Al fin y al cabo, solo se comprometía porque quería tener a su familia fuera de deudas y amenazas. Pero a el no le agradaba ni un solo pelo la presencia de semejante familia en sus jardines.

Cuando por fin encontró algo para beber, se dispuso a observar los alrededores, en busca de algún miembro de su familia.

En cambio, su mueca en el rostro cambió cuando vio que quien se le acercaba con una gran sonrisa era, nada mas y nada menos, Philip Calder. El hombre que en a penas cuatro semanas sería su suegro, se le acercaba con una gran sonrisa.

De solo verlo, le daban ganas de partirle hasta el ultimo trozo de cráneo.

— ¿Y bien? — Sentenció Philip con un tono de burla.

— Me va usted a disculpar, pero por si lo olvidaba, le recuerdo que yo me caso con su hija para terminar de acordar una tregua entre familias.

Louis quería perder los nervios, pero se tranquilizó. Nadie podía notar que estaban discutiendo.

— Es una buena oferta, — Philip no perdió la compostura en ningún punto de la conversación — además, Mark ni si quiera es tu padre, que mas te da.

— No pienso traicionar al hombre que tan feliz hace a mi madre y que, como dato, le dio la vida los cuatro ángeles de mi vida.

— Tan testarudo como siempre, Tomlinson. — El mayor quería seguir insistiendo. — No te costará nada y podrás privar de todo capricho que desees, yo me encargaré de ello.

Louis estaba a punto de perder la ultima línea de cordura que le quedaba. Pero justo cuando iba a encarar al viejo verde que tenía en frente, la voz de una de sus hermanas la sacó de sus pensamientos.

— Mi respuesta es un no, váyase con su oferta a por otro que esté dispuesto a aguantarlo a usted y a la testaruda de su hija. No acepté una tregua fuera de amenazas entre familias para que ahora las amenazas me las trague yo. Buenas tardes.

Y Louis emprendió su camino hasta llegar a las pequeñas gemelas de diez años. Una vez allí, las cogió a ambas en brazos y se fue en busca de dulces para ellas.

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Los tres se encontraban en la sala comiendo chocolate cuando Lottie los interrumpió.

— Louis, mama te busca. Dijo que quería que llevaras al aprendiz del sastre al jardín, quiere agradecerle.

A Louis no le dio tiempo a responder, pues su hermana ya había desaparecido entre las puertas que daban al exterior.

Dejó a sus hermanas en la gran alfombra junto a sus muñecas de trapo favoritas. Salió de la sala, no si antes despedirse de ellas con un beso en la mejilla y unas cuantas cosquillas. Entonces se encaminó hasta el área de trabajo del sastre.

No le hizo falta llegar, pues solo tuvo que girar en dirección a las escaleras cuando se encontró con lo que parecía oro bañado en piel lechosa.

— ¿Lo puedo ayudar en algo joven Tomlinson?

— Uh, si. Mi madre quiere que salgas a la reunión, quiere agradecerte la rapidez con la que hiciste este fino y delicado traje. —Louis sentía ahogarse con cada palabra que salía de su boca.

— Será un placer compartir unas palabras con la señora de Tomlinson.

Justo cuando iban a comenzar su recorrido hasta los jardines, aun con gente, la familia Calder salía en dirección a la puerta de salida.

— Amor, ya pensé que me iría sin despedirme de ti. — Eleanor se lanzó a los brazos de su aun prometido. Hizo el intento de conseguir un beso, pero Louis e lo rechazó casi disimuladamente.

— ¿Ya se van? Pensé que se quedarían mas tiempo, aun no se aproxima la hora de la cena.

Louis tuvo que aguantarse las ganas de vomitar varias barbaridades a esa familia de hipócritas.

— Si, nos han salido algunos compromisos de urgencia.

— Bueno, en otro momento será. Nos vemos — Louis dudó un momento. — ¿mañana? Tengo algo importante que decir.

— Está bien, hasta mañana.

Y Louis se encaminó de nuevo hasta los jardines, guiando de la mano al chico de rizos desordenados. No quiso despedirse ni de Eleanor, de ninguno de sus parientes.

Cuando llegaron, todos se habían quedado petrificados al ver la escena. Al darse cuenta de que iba aun agarrado de la mano de Harry, la soltó inmediatamente y fue, casi sin levantar la cabeza, al sitio donde estaba toda su familia. Menos las pequeñas, a esas alturas debían estar poniendo la cocina patas arriba en busca de chocolate.

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Fly With Me || Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora