Capitulo 4.

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Fui a la escuela en la mañana, todo fue normal, no vi a Dominik por ningún lado, ni a sus amigos, eso fue bueno, no quería verlo de todos modos, así que estaba tranquila.

Le marqué a Peich para ver si quería venir a la casa un rato

- Hola Peich

- Hola, hola.

- ¿Quietes venir hoy?

- No puedo, estaré con Carlos hoy, tenemos una cita.

- oh, ya veo, con cuidado.

- Si, no te preocupes, voy a colgar, tengo que cambiarme.

- Adiós. - ella me colgó, se escucha nerviosa.

Bueno, llamaré a Ian, tal vez él quiera venir.

- Hola Ian.

- Hola, ¿Necesitas algo, es que estoy ocupado?

- No, solo llamaba para saludar.

- Bien, lo lamento, adiós.

- Adiós. - y me colgó.

En estos momentos me arrepiento de no tener más amigos, así que me quedé sola, mamá se fue a trabajar hace poquito, Así que me quedé sola.

- Bien, vamos a leer la biblia un poquito hoy.

Me levanté y traje mi biblia, comencé a leer en el libro de Primera a los Corintios, es una de las cartas que el apostó Pablo le escribió a la iglesia de ese tiempo, en mi libreta anoté todo lo que entendí de ese pasaje, y también subrayé con unos lapiceros de color las pagues que más me gustaron, frases o cosas así, la noche llegó rápido, así que termine mis estudio con una oración y caminé hasta la cocina para hacer café, prendí la cafetera y me subí a mi habitación para ponerme la pijama para estar más cómoda, bajé por mi café y apagué la máquina, subí a mi cuarto y me quedé viendo el teléfono un rato, hasta que escuché un sonido en el piso de abajo, pensé que era mamá, así que bajé para decirle que había hecho café, pero me quedé parada y en silencio cuando escuché mucho movimiento, miré un poco y vi a un hombre alto vestido totalmente de negro con pasamontañas, estaba tan asustada que no me di cuenta que me había congelado, el me miró fijamente, gracias a Dios reaccioné y corrí arriba, el me siguió, corrí y me metí a mi habitación y me encerré con seguro, el comenzó a empujar, así que tomé una silla y la puse en la puerta, me metí al baño y tomé mi teléfono, y empecé a marcar a la policía.

- 911 ¿Cuál es su emergencia?

- Un ladrón, entró a mi casa, estoy en el baño, me encerré, pero está tocando la puerta y no sé qué hacer, ayuda.

- Vale, dígalo más alto que no logro entenderle.

- Un ladrón, en mi casa, me va a matar.

- Muy bien, ya contáctanos a la patrulla más cercana, quédese en la línea.

- Vale, vale.

Me quedé en silencio, el hombre tocó la puerta con mucha violencia, yo estaba llorando, después de unos minutos todo se quedó en silencio, yo seguía en la línea, escuché a lo lejos las patrullas, pero no me moví, hasta que escuché a la policía cerca, salí lentamente del baño y miré a todos lados, caminé hasta donde estaba la silla, vi que estaba a punto de romper la puerta, gracias a Dios llegaron las patrullas, salí con mucho miedo y bajé las escaleras, el oficial entró y me miró.

- ¿Todo bien señorita?

- El ladrón.

- Entiendo, salga de la casa.

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