Capítulo 142: Kali-Yuga.

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Las hadas quedaron muy estupefactas después de ver de cerca la apariencia que Shen había adoptado, mucho más feroz y amenazante de lo que podían describir con palabras. Tan similar al rey dragón negro.

—¡Tengan mucho cuidado! —advirtió el joven Yao otra vez —. Ese ya no es el Shen que conocían.

—¿Qué? —Erick observó al chico, desconfiado.

—¡Ese cascarón ya no existe más! —respondió el dragón negro —. Ahora soy lo que siempre debí ser.

—¿Qué demonios te hicieron? —preguntó Stinger sorprendido.

—¡Finalmente soy libre! —Shen comenzó a reír —. ¡Libre de escoger mi propio camino! Y pronto seré libre de ataduras y remordimientos mundanos.

—¡Te convertiste en aquello que tanto detestabas! —comentó Erza mirando la destrucción a su alrededor.

—¡Me convertí en aquello de lo que huía! La verdad que me negaba a aceptar.

—No eres el monstruo que dicen eres —respondió Erza levantando su espada —. ¡No te rindas tan fácilmente!

—Por supuesto que no soy ese monstruo —Shen esbozó una sonrisa burlona —. ¡Soy mucho peor!

—¿Así van a terminar las cosas? —preguntó Mirajane tristemente —. ¿Vamos a tener que detenerte por la fuerza?

—¿Detenerme? —Shen suspiró y tomó asiento en un trono creado por su oscuridad —. ¡Ustedes no pueden detenerme! ¿Ya se vieron en un espejo? Están hechos polvo.

—¡Estábamos en peores condiciones cuando Acnologia cayó! —respondió Erick muy retador.

—¡Si! —Shen asintió totalmente de acuerdo —. ¡Era un completo imbécil si cayó por su mano!

El trono sobre el que estaba Shen comenzó a deformarse cuando emociones se alteraron o eso le parecía a Erza.

—¡Eres una buena persona Shen! —exclamó la pelirroja aún negándose a atacar.

—¡Lo fui! —el rostro de Shen se ensombreció y su trono comenzó a descender —. Incluso llegué a creer que podía tener un futuro lleno de felicidad.

—¡Todavía no es tarde! —respondió Elizabeth.

—¡¡YA ES MUY TARDE, ELIZABETH!! —la oscuridad despareció del brazo de Shen y mostró su miembro a medio formar, con los músculos expuestos y las falanges sin ningún tipo de cobertura —. ¡Pregúntaselo a cualquiera de los ellos! ¿Alguno aún creé de verdad que tengo salvación?

La repentina pregunta tomó a todos por sorpresa, todos los magos bajaron la cabeza o desviaron la mirada. Elizabeth los observó con tristeza y luego dirigió su mirada triste a donde Erza.

—¡No! —exclamó —. Dime qué no es cierto.

Para personas tan experimentados como ellos bastaba una simple mirada para confirmar lo obvio. Para Shen ya no había vuelta atrás, lo que fue y lo que pudo ser ya no existían, sólo quedaba su camino de destrucción. Camino que debían detener a toda costa o los inocentes sufrirían.

—¡No te sientas mal, Elizabeth Dragneel! Es culpa de Shen y de nadie más —intervino Chan-Lee —. Fue él quien hizo su elección.

Shen movió ligeramente la cabeza, cruzó las piernas y ajustó su posición sobre el trono azabache que lo sostenía.

—¡El sabio entre los sabios, el viejo entre los viejos! ¿Por fin saliste de tu agujero?

—¿Qué pretendes? ¡Responde!

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