One

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Caminaba meneando sus caderas lentamente, moviendo su cuerpo de la manera más relajada y femenina posible. Ella no era de comportarse así, todos lo sabían, así como sabían que sólo lo hacía para llamar la atención de él.

Su mejor amigo, él presidente del Consejo Estudiantil, el dueño del mejor promedio académico y jugador estrella del equipo de fútbol. Su Mikaela era tan sexy, usando esos lindos lentes que enmarcaban sus hermosos ojos azules.

Ella lo sabía, sabía que le gustaba su mejor amigo. Gustar era poco, le tenía ganas, unas ganas muy grandes de tumbar lo en su cama y hacerle maravillas.

Ella sabe que no es mala, que nadie revive ni la más mínima llama, no como lo hace Mikaela. Pero también sabe que se vuelve un ser pecaminoso cuando fantasea por las noches con la dulce lengua de Mika, deslizándose por su vagina. Soñando despierta con que esas fuertes manos aprieten sus senos y pellizque sus pezones. Le enloquece soñar a Mikaela, deseando tenerlo contra ella, llenándola hasta el fondo en semen. De su semen.

Y ummm, lo ha intentado todo, pero parece que no da frutos. Su amigo de la infancia no se daba cuenta de sus sentimientos y necesidades humanas. Y sabía de sobra que por andar de caliente había mojado sus bragas.

No podía esperar por llegar a su habitación, para sumergirse en esa vorágine de deseo que sólo sus dedos han podido darle, porqué hasta que Mikaela no la folle no podrá decir que es sutnami y se encuentra en medio de la calle queriendo ser mojada.

...

Mikaela caminaba con seguridad por los pasillos de la preparatoria Sanguinem, buscando con la mirada a su mejor amiga, Yuu-chan.

Se conocieron de niños cuando vivían en la orfandad, al principio Yuu estuvo reacia a ser amigos y familia, pero no fue nada que él y una sonrisa pudieran arreglar.

Sin embargo, Mikaela lo sabía. Tenía una muy fuerte atracción por ella. Por sus preciosos ojos esmeralda, por sus finos labios color rosa y su liso cabello azabache. Por sus caderas anchas y cintura pequeña. Por esas montañas ubicadas en el lugar de los senos y eso montículos de carne que la anatomía denominaba como senos y nalgas. Él quería probarla, más que eso, la quería suya, solo suya.

No es ciego, sabe como todos admiran la enigmática belleza que posee la fémina, y sería mentir que no estuviera celoso. Porque quiere acorralarla y azotar su trasero, para que tenga que usar pantalones más largos y no esas minifaldas que dejaban sus bragas negras a la vista.

Si, Mikaela ya las había visto sin ningún remordimiento ni culpa.

Pero, ¿Podían culparlo? El cuerpo de su amiga parecía hecho por los ángeles como una tentación para los simples mortales como él. Y él se aseguraría de pecar, por supuesto que sí.

¿Y quien diría que la oportunidad se le presentaria en bandeja de plata? Se suponía que iría a ayudarla con los ejercicios de Química, no de anatomía.

Pequeña Pecadora | MikaYuufem Two-Shot Donde viven las historias. Descúbrelo ahora