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-¿QUÉ POR QUÉ TE HAGO ESTO? NO, AQUÍ LA PREGUNTA ES POR QUÉ ME HACES TÚ A MÍ ESTO- Dije elevando la voz y gritándole.

Su respuesta a aquella pregunta rompió todo lo que había a nuestro alrededor.

Todo cambió tras esa respuesta.

Puse el coche en marcha, a escasos 5 minutos de llegar a casa y tras unos segundos de silencio, respondió.

-QUE POR QUÉ TE HAGO ESTO? ACHO PORQUE ESTOY ENAMORADO DE TI Y TÚ NO TE DAS CUENTA, Y SABES QUÉ ES LO PEOR? QUE NO PUEDO OLVIDAR LO QUE SIENTO POR TI NI BESANDO A TODA LA GENTE DEL MUNDO- Dijo él. Entonces lo miré y vi como empezaban a caer lágrimas de sus ojos.

Fijé mi vista al frente, apreté el volante con mi mano y tras numerosos intentos fallidos, conseguí tragar saliva.

-¿No vas a decirme nada?- Dijo con un tono tranquilo y triste.

No volví a hablar en todo lo que quedaba de trayecto.

Cuando llegamos al apartamento, metí el coche en el garaje.

Salí, subí las escaleras de los tres pisos corriendo y me encerré en mi habitación. Ginés no había llegado.

Aquella situación empezó a superarme.

Inconscientemente, empecé a arrancar de la pared todas las fotos que tenía con Ginés.

Acabé arrodillado en el suelo, llorando sobre ellas.

Tras unos minutos, estaba en la cama, abrazado a la almohada.

Por suerte, me dormí.

NARRA GINÉS

La había cagado, era consciente de ello, pero Dani no sabía que cada día que paso a su lado, es como si alguien llenase mi pecho de balazos y yo no pudiera hacer nada para evitarlo.

Me había enamorado y no podía hacer nada para impedirlo.

Nunca fue fácil para mí sobrellevar esto. Cada vez que algo me importa demasiado, lo único que hago, es cagarla y romperlo.

Quería decirle que a su lado nada me dolía, pero no era así. A su lado todo se magnificaba.

Cuando entré al apartamento, fui hasta su puerta. Puse la mano en el pomo pero me di cuenta de que no era el mejor momento cuando le oí llorar como si se le estuviera yendo la vida. Y le entendía.

A LA MAÑANA SIGUIENTE.

9 AM.

Abrí los ojos y sentí la resaca. No podía ni moverme.

Al cabo de unos minutos fui al baño y me miré en el espejo.

-Das asco Ginés- Me dije a mí mismo.

Mojé mi cara y mi nuca, necesitaba sentir que aún seguía vivo.

Fui al salón y no vi a Dani. Él siempre madrugaba mucho.

Giré sobre mis pies y puse rumbo a la habitación de mi compañero de piso.

Abrí la puerta despacio y le vi en la cama tumbado, abrazado a la almohada. Estaba dormido. Entré.

Fijé mi mirada en las paredes blancas.
Desde que nos vinimos a vivir aquí, nunca habían estado tan vacías. Ahora lo estaban.

El suelo estaba lleno de fotos nuestras, unas arrugadas, otras rotas...

En ese preciso momento me di cuenta de que aquel comportamiento de niño necesitado de fiesta, probablemente había puesto fin a la amistad más real que había tenido en toda mi vida.

Salí de allí y fui a la cocina, cogí una botella de agua y me apoyé en la encimera. No voy a engañaros, ni a vosotros ni a nadie. Me pesaba la vida.

Por alguna razón mi cabeza viajó a cuándo conocí a Dani y supe qué era exactamente lo que tenía que hacer.

Cogí las llaves del apartamento y salí de casa.

Cerca de donde nosotros vivimos hay una churrería que a Dani le encanta.
Compré chocolate y churros. Pasé por un kiosco y le compré el zumo de naranja que tanto le gusta.

Cuando llegué a casa puse todo en una bandeja y escribí en un papel:

"Lo siento mucho, me equivoqué pero todos cometemos errores.
Hace años prometimos que si alguna vez alguno de los dos se enfadaba, lo arreglaríamos si el otro le llevaba churros con chocolate para desayunar. Sé que lo he hecho mal, pero al menos si no me perdonas espero que desayunes bien".

Dejé la bandeja con el desayuno y la nota en la mesita de noche de Dani y me fui a mi habitación.

Puse música y empecé a recoger la ropa que había por el suelo tirada y las cervezas que había en la mesa. Sabía que si hacía esto probablemente no cambiaría nada pero limpié el resto de la casa. Fui barriendo habitación por habitación, limpié los cristales y eché ambientador. Dani estaba obsesionado
con que todo tenía que oler bien.

Recogí las fotos del suelo de la habitación de Dani, las puse sobre su escritorio y luego limpié.

A las 11:30 me fui al estudio a terminar de grabar el tema. Cuando salí de casa, Dani seguía durmiendo.

Aún sabiendo que seguía dormido entré en su habitación, me agaché delante de él y le dije -lo siento mucho tío, ojalá puedas perdonarme- besé su frente y salí de allí.

En el estudio.

-¿Estás bien?- Me dijo Xavibo tocando mi cara.

-No me toques, vamos a hacer la canción, tengo que irme- Le dije.

-¿Vas a ir a chuparsela a tu amiguito no?-Dijo él.

-No te pases- Le dijo Marc pero fue tarde.

Me levanté de la silla y agarré con fuerza el cuello de su camiseta. Cuando me di cuenta Xavibo estaba apoyado en la pared, con mi mano a punto de golpearle. Con la respiración agitada le dije -no vuelvas a hablar de él ¿te ha quedado claro?-

-Eh venga tío, es mejor que lo dejemos, mejor grabamos otro día- Dijo Marc separándonos.

-No habrá otro día- Dije para después salir del estudio.

De camino a la parada del autobús, noté como mi teléfono vibraba en el bolsillo del pantalón vaquero que hace unos meses Dani me regaló.

Era él, me estaba llamando.

No me dio tiempo a cogerlo.

Unos segundos después, recibí un mensaje suyo.

Sabater🤞🏻🧡: Gracias por el desayuno. Supongo que estás grabando, ¿te apetece quedar en el bar de siempre cuando acabes?

ElWallsi👩🏼‍🎤: 📍Ubicación.
Te espero allí, ven cuándo quieras.
Te quiero mucho Dani.
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QUIÉREME; WallsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora