Prólogo

187 21 3
                                    

Un concierto.

Miles de personas alabando, llorando, glorificando a Dios y entregándole su vida a él. Algunos abandonaban sus antiguas vidas llenas de pecado y aceptaban a Dios como su salvador y Señor.

La música retumbaba en cada pared, el ritmo y la melodía sonaban al son de los corazones de la gente. Entre la primera fila, una chica de pelo llamativo y con ojos destellantes saltaba de alegría mientras sacaba su celular para captar aquel momento inolvidable. Sonreía con sus amigas y soñaba con que esa noche nunca se acabara.

Empezó a sonar una música de ministración. El cantante principal animaba a toda aquellas personas que no hubieran aceptado a Dios en su corazón a que repitiera las palabras que él fuera a decir si lo querían aceptar en su vida.

¡Vamos a los camerinos!— chilló una de las amigas de Claire.

Mmm..está bien, ¡ahora que la gente está despistada aprovechemos para encontrar a mis padres!¡Me prometieron que me dejarían conocer en persona a B.Jones!.

El grupo de chicas chilló y se abrieron paso entre toda la multitud, desapareciendo en la oscuridad.

Pero, por otro lado, en la otra punta del público había un alma que arrodillada derramaba todas su cargas y lágrimas. Con cada palabra que B.Jones manifestaba, ella la repetía a gritos arrepintiéndose de todos sus pecados, anhelando obtener el perdón y una vida nueva.

Con el cabello oscuro y desbaratado, unos ojos claros se elevaron al cielo, sintiendo cómo de repente la carga que el pecado había puesto en ella se desvanecía y un calor ferviente se depositaba en su corazón.

¿Qué es esto? — murmuró temblando de miedo.

Eso es el Espíritu Santo — dijo una voz por detrás.

Sorprendida, Juliet volteó atrás sorprendida. Pero no había nadie, pues era la última de la multitud.

Con aquellas palabras en su mente, Juliet sonrió. Sintió que eso vino de Dios, no acababa de entender lo que había pasado pero sí tenía algo claro.

Había aceptado a Dios en su corazón.

Su vida había cambiado.

Las cosas que antes pasaron ya no importaban.

 Ahora, era una nueva persona.




La Esclava y la Princesa [CRISTIANA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora