『✙ Capítulo Único ✙』

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El Padre de la Humanidad había caído en la anterior batalla, un golpe sin duda duro para los humanos, sin embargo, gracias a él aún mantenían una pequeña esperanza de poder remontar aquella masacre, muy pequeña, pero allí estaba, y tanto Brunhilde como Yokai la agradecían de sobremanera aunque no estaban dispuestos a admitirlo.

Los luchadores del próximo combate estaban listos, el campo estaba preparado (a favor de los dioses como si ya no tuvieran mucha ventaja), y Geir estaba temblando del miedo. Todo listo para empezar. Heimdall gritó para presentar al representante de los dioses, y si ya Geir estaba preocupada, cuando vió salir al Tirano de los Mares, Poseidón, al campo rompiendo el agua que los rodeaba perdió toda esperanza de ganar.

–Hermana Hilde, ¿a quien van a mandar contra un dios así?–preguntó Geir con voz quebrada y al borde de las lágrimas.

–¿Podrías dejar de llorar cada vez que empezamos? Sé lo que hago y a quiénes elegí–dijo Yokai cruzando los brazos con una mirada intimidante.

–¡Pe-Perdón!–dijo Geir agitando las manos rápidamente.

–Yokai tuvo que buscar por toda la historia que la humanidad no ofrece, incluso más allá, al final, eligió a este hombre–dijo Brunhilde mirando hacia el de ojos azules, quien asintió levemente.

–¡Como tercer representante de los humanos!–Heimdall empezó la presentación de los humanos mientras las puertas del lado de estos se abrían–¡no tenemos a un guerrero!

–¡¿Qué?!–a Geir se le iban a romper los nervios ha ese punto.

–¡Este hombre es alguien de ciencia!–gritó Heimdall provocando la confusión de todos.

Incluso en el propio Dios de los Mares, quien vió hacia las puertas de los humanos sin querer mostrarse interesado.

–¡Alguien que ayudó en su corta pero productiva carrera en la medicina de su país!–gritó Heimdall aumentando la tensión.

–¡¿Elegiste un médico?!–gritó Geir mirando hacia Yokai.

–¡Que no fue llevado al otro mundo por decisión de los dioses! ¡Ni siquiera la enfermedad que lo consumía lo llevó! ¡Él mismo eligió el día de su muerte!–gritó Heimdall interesando aún más a los dioses, ya que los humanos empezaban a tener una idea de quién era.

–No cualquier médico–dijo Yokai sonriendo con burla hacia el estadio.

–¡Este hombre que le plantó cara a la muerte y se negó a ir cuando ella vino es...!

A penas iba a decir el nombre, desde el barandal en donde estaban viendo Brunhilde, Geir y Yokai, una persona no reconocida los pasó de repente y se atrevió a saltar desde ese punto hacia el campo de batalla, logrando caer sin problemas en la orilla sorprendiendo a todos los presentes por aquella habilidad, pero este no le importó en lo más mínimo cualquier alabanza que se escuchara dirigida hacia él, contrario a eso, se levantó llevando una mano a su abrigo, y agarrándolo con fuerza, se lo quitó aprovechando que estaba puesto sobre sus hombros, revelando la espada ligera que tenía en su diestra.

–¡Caroline e Dvukhstoronnyaya! ¡La mente más brillante de su generación!–gritó Heimdall mientras la humanidad gritaba en asombro.

Claro que conocían a ese hombre, ¿cómo no hacerlo? ¡Era un verdadero pecado no saber quién era! Caroline Dvukhstoronnyaya, un científico sin igual, un médico experto, el hombre que le plantó cara a la muerte y le dijo que él mismo decidiría que día iba a morir. Y si bien, muchos no lo sabían, era también un espadachín entrenado, y un maestro en la creación de armas.

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⏰ Última actualización: Sep 05, 2021 ⏰

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