-¿Por qué iba a soltarte pudiendo divertirme contigo?
El asqueroso desconocido me agarró las manos con una sola, tenía mucha fuerza. Con la otra mano empezó a acariciarme la cara y empezó a bajar poco a poco.
-Sueltala, ya.
-Vaya, tenemos aquí un héroe. Métete en tus asuntos, la señorita y yo nos estamos divirtiendo.
-Te he dicho que la sueltes de inmediato, desgraciado.
El desconocido no tuvo más remedio que soltarme cuando otro desconocido se le abalanzó encima. Yo instintivamente eché a correr.
Cuando llegué al café otra vez todos mis amigos se habían marchado.
Miré mi teléfono: 5 llamadas perdidas de Laura, 3 de Damián y una de Jorge. Ni rastro de Santi.
Llamé a todos pero ninguno me cogía el teléfono. Genial, estoy atrapada en el barrio en que acaban de intentar abusar de mí...
-¿Estás tratando de localizar a tus amigos? Quizás yo pueda echarte una mano y acercarte a casa.
Miro hacia atrás sobresaltada por el chico que había a mis espaldas. Era el mismo chico que me había defendido hacía unos minutos 4 calles más arriba.
-Lo siento por las circunstancias en las que nos hemos conocido y mi atrevimiento al decirte de llevarte a casa. Me llamo Lucas por cierto. Imagino que estás nerviosa aún por todo lo sucedido, ¿te podría invitar a un chocolate caliente y así charlamos? Mientras algún amigo tuyo te responde las llamadas, claro.
El tal Lucas era bastante simpático y parecía sincero. Además, acababa de ayudarme en una situación bastante aguda, no parece tener malas intenciones. ¿Debería aceptar?
+Hola. Soy Dulce.-Digo dándole la mano.
-Un placer. Vente, entrarás pronto en calor.
Entramos al café. Lucas saluda a todo el mundo, parece que es parte de este barrio desde hace mucho tiempo.
¿?-¡Hola Lucas! ¿Quién es esta chica tan bonita que te acompaña?
-Es Dulce, una amiga que no es de por aquí.
¿?-Cielo tienes mala cara. Te prepararé una tila para que te calmes un poco. No os preocupéis, invita la casa.-Dice la señora que atiende en la barra mientras nos guiña un ojo y se va.
+¿Cómo que invita la casa?
-Bueno, no todos los días recibe a su hijo con una amiga tan guapa.
+¿A su hijo? ¿Eres el hijo de la mujer del café?
-Se llama Celia, y sí, es mi madre. ¿Quieres llamar a la policía y poner parte de lo que acaba de ocurrir?
Lo pienso durante unos instantes. Ese cerdo ha intentado abusar de mí pero en realidad no ha llegado a tocarme. No tengo suficiente como para denunciarle y que de verdad la justicia haga algo por mí. No es la primera vez que veo esto.
+No te preocupes, así está bien.
-Parece que ya estés acostumbrada y resignada con este tema.
+Lo estoy, no sería la primera vez que se pierde una denuncia tan sencilla.
-Bueno, en ese caso, ¿puedo hacer algo por ti?
Me quedo mirando de arriba a abajo a Lucas. Es un chico de unos 17 años, como yo. Viste bastante guay y tiene pecas en la cara. No me había parado a analizar cómo era físicamente mi defensor.
+Ya has hecho mucho, ¿no crees? Muchas gracias por haberme defendido sin tan siquiera conocerme. Has sido muy valiente.
-No es nada, sé que algunas calles de este barrio no pueden recorrerse a algunas horas y cuando escuché los gritos no dudé en acudir.
Celia: Espero que con esta tila mejores cielo, estás muy paliducha.
+Muchas gracias por todo. Se nota porqué su hijo es un caballero.
Celia se sonroja y nos sonríe ampliamente, parece contenta de tenerme allí charlando con su hijo.
De repente mi teléfono suena: esta vez sí que es Santi.
-¿Dónde estás? Te estoy buscando desde hace un rato por este barrio mugriento.
+Estoy en el café.
-No te muevas de ahí, voy a por ti y nos vamos a casa.
+Qué bien, faltaba la mitad de mi regalo, ¿no?
Reprocho sarcásticamente pero Santi no se inmuta siquiera, cuelga el teléfono de inmediato.
-¿Tu novio viene a buscarte?
+No es mi novio, ni siquiera tengo novio. Pero sí, un amigo viene a buscarme.
-Pues vaya amigo que te ha dejado irte sola...
+Bueno, ha sido una tarde complicada.
-¿No puedes quedarte un rato más entonces?
+Parece que no... Muchas gracias por todo Lucas, te has portado muy bien conmigo pero tengo que irme ya.
-¿No me das tu número? Para poder llamarte en unos días y saber cómo sigues.
Sonrío ante la proposición del atractivo desconocido.
+Si el destino quiere que sepas cómo estoy nos volverá a poner en el mismo camino otra vez. Que te vaya bonito hasta entonces Lucas.
Diciendo esto último le dedico una sonrisa antes de levantarme y salir por la puerta. Me encuentro de frente con Santi.
-¿Quién es ese tío raro que no deja de mirarnos?
+Ese "tío raro" es el que me ha defendido de una agresión mientras tú me dejabas tirada en mitad de este barrio.
-No es culpa mía que no seas capaz de estarte quieta y te dejes llevar por tus estúpidos impulsos.
Estúpidos impulsos... supongo que eso incluye también el beso que nos hemos dado antes en la cafetería... en parte lleva razón, no debí hacer eso ni debí salir corriendo despavorida. Decido agachar la cabeza durante el trayecto hasta el coche y permanecer en silencio.
-Sigues sin responder a mi pregunta. ¿Quién era? ¿y cómo que agresión? Cuéntame lo que ha pasado.
Su tono es mucho más calmado y sereno que antes. Se nota su preocupación.
Le cuento todo a Santi en el camino de vuelta a casa.
-Joder... siento mucho que hayas pasado por eso y no haber podido ayudarte. Aunque bueno, parece que Lucas lo tenía todo bajo control.
+Bueno sí, ha sido muy educado y simpático conmigo.
-Ha tratado de ligar contigo Dulce, eso es todo.
+No es cierto. Y aunque lo fuese, no le he correspondido y ha seguido tratándome igual de bien. Ha sido un caballero.
-Cualquiera diría que no le correspondías, te brillaban los ojos al mirarlo.
+Eso es una tontería. Deja ya el tema por favor, sigo conmocionada con tantos hechos en tan poco tiempo.
-Está bien, perdona, no pretendía incomodarte.
Llegamos a mi casa. Me bajo del coche pero Santi hace lo mismo. Se acerca a mí y me da un abrazo.
Le devuelvo el abrazo algo desconcertada. Nos sonreímos y yo me subo a mi piso.
Cuando llego me doy una ducha de agua caliente y me preparo para irme a la cama. Ha sido un día de emociones muy intensas.
Justo antes de ir a dormir coloco el abrigo que llevaba puesto en la percha y cae un papel del gorro:
"Me preguntaba si podría darte otro regalo mañana en la tarde. Esperaré ansioso tu respuesta.
-Santi."
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¿Y si no eres tú?
RomanceDulce es una adolescente a punto de convertirse en adulta. Santi un joven que le complica aún más la vida a Dulce. Todo acaba explotando cuando entre ambos surgen sentimientos (o no) y una serie de catastróficas desdichas les impiden estar juntos.