N.A: esta historia no pretende ser perfecta en cuanto a la cronología, en realidad es lo que surgió de mis ganas de hacer un twomin este día (igual me pasé y lo estoy subiendo el 28 ;;)y la forma en que, creo, más o menos ocurrieron las cosas entre ellos. Probablemente haya algún error, lo lamento. Agradecería si me lo señalan.
TW: 18 dec
No he incluido los sucesos de este día porque no me parece adecuado mezclarlo con la ship, así que será una especie de laguna.
Supo que tendrían problemas desde el instante en que lo vio. Pese a que los valores inculcados en casa le forzaban a mantenerse alejado de todo conflicto y sobrellevar cualquier hostilidad así le pesara, había situaciones que lo superaban. Podía llegar tarde luego de los ensayos, luego de haberse pasado un rato charlando con los otros chicos que se jugaban su debut al igual que él, y siempre estaba ahí. Siempre, de una forma u otra, se lo topaba en los dormitorios.
A veces no solo se lo encontraba en los dormitorios, y aunque le molestara, este hecho tenía lógica, pues ya se había decidido que debutarían juntos y verse en cada rincón del edificio era más bien inevitable.
La suya era una presencia constante, casi acechante, no porque el chico lo observara o algo similar; más bien se atrevería a afirmar que lo esquivaba todo lo que podía —cosa que agradecía profundamente—; era que este sin siquiera necesitar de una mirada ya lograba transmitirle lo mucho que le desagradaba, y eso no le gustaba en lo absoluto.
Estaba acostumbrado a verlo con el móvil en la mano, ya sea en las prácticas, en las comidas, por las noches cuando volvía a los dormitorios, y como buen enemigo no oficialmente declarado, no pudo evitar no sentir curiosidad: siempre que veía la pantalla, todo el rechazo y enojo que manifestaba contra su persona se desvanecía y en su lugar en ese rostro petulante se abría camino una sonrisa casi tierna.
Ese, pensándolo bien, fue el primer momento de desconcierto. No le cabía en la cabeza tanto rechazo si con todos los demás parecía llevar la fiesta en paz. Era una cuestión demasiado personal, era muy evidente, la sonrisa que se dibujaba en su rostro era evidencia de que había mucho más que esa máscara de hostilidad y que esta, por lo visto, solo existía para él.
Así que como todo sujeto al que algo escapa a su entendimiento, puso más empeño en tratar de resolver el misterio de cuál era la razón detrás de esa alegría que, por lo visto, le ablandaba la careta y el corazón.
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No tardó mucho en descubrir la "verdad". Siendo adolescentes, cubrir sus huellas no era su fuerte. Ni siquiera había hecho más que observarlo con mayor persistencia e intensidad —cosa de la cual no extrajo mucha información—. La revelación le llegó por casualidad, una tarde de esas en que se sentía más motivado a ensayar por su cuenta para pulir sus movimientos, una de esas en que se cuestionaba si en verdad era tan maravilloso ser así de alto como afirmaban todos, una de esas en que aquellos comentarios maliciosos que apuntaban a que el único motivo por el que había sido seleccionado era su apariencia realmente le habían afectado.
Traía un maletín al hombro, una botella en una mano, la cual iba bamboleando distraídamente, y toda la voluntad de probarle a todos lo equivocados que estaban.
Abrió la puerta sin cuidado alguno, convencido de que alguien más estaría allí, ¿tal vez Donghae?, y entonces lo vio.
No había lugar a malinterpretaciones. No era idiota. Claro que sabía lo que había visto.
Y así como asomó la nariz abruptamente en la sala de ensayos, retrocedió un paso y partió como un perro apaleado sin mirar atrás ni por un segundo.