I need you

Epílogo.

Estos dos años han sido los más difíciles, con diferencia, de toda mi vida. La perdida de Luke fue demasiado dolorosa, como si con él se hubiese ido una gran parte de mí que jamás podré recuperar. La prensa terminó de destruir lo poco que quedaba de mí, una semana entera con cámaras delante de mi casa. Hundiendo el dedo en la yaga con preguntas estúpidas e inapropiadas, entiendo la importancia mediática de Luke y su familia pero alguien debidamente decente respetaría mi dolor y el de mi hija. Nunca me había parado a pensar como sería mi vida sin él, tal vez porque no me hacía a la idea de que eso fuera posible. Pero en cambio, hoy me veo aquí doblando su ropa sabiendo que nunca más volverá a ponérsela. Hundo mi cabeza en una de sus camisas, era mí preferida de entre todas las que tenía, la que siempre me ponía cuando me quedaba a dormir a su casa y que todavía conserva el olor de su perfume. Me castigo a mí misma creyendo por una milésima de segundo que todo es un mal sueño y que cuando despierte él estará a mi lado en la cama, observándome mientras duermo como solía hacer, imagino que me sonríe de esa manera que conseguía iluminar mi día, yo alargo mi brazo para poder peinar su pelo y después empuja sus labios con los míos dejando un sabor familiar en ellos. Echo tanto de menos esos pequeños detalles que le hacían tan grande, eso era lo que marcaba la diferencia en él. Cada cosa que hacía era un mundo para mí. Dudo que pueda enamorarme de otro hombre como lo estoy de él, y sí, hablo en presente porque a pesar de no estar presente mi corazón no le olvida.

Aún recuerdo como si fuera ayer, el momento en el que supe que íbamos a ser papás y su reacción, que al principio no fue demasiado buena, pero con el tiempo nuestra pequeña Kelsey se convirtió en la luz de sus ojos.

FLASHBACK

Llevaba unos minutos encerrada en el baño a la espera de una respuesta. Mis nervios afloraban contrna más tiempo pasaba, cada segundo transcurría a cámara lenta. Mi cabeza comenzaba a divagar por sí sola, pensando en la posibilidad de que estuviese embarazada. La relación entre Luke y yo no estaba en su mejor momento, discutíamos cada dos por tres y por cualquier tontería, así que la idea de tener un bebé me cayó como una jarra de agua fría. Por otra parte, mi instinto materno estaba a flor de piel y tal vez podría ser la clave para fortalecer nuestra relación después de tres años de matrimonio o también para destruirla por completo. El lío que había en mi cabeza era demasiado complicado como para entenderlo. De repente apareció la respuesta a mi pregunta, dos rallas rosas, mis pensamientos se habían hecho realidad. En ese momento no dejaba de mirar la prueba de embarazo y de pensar lo tonta que había sido por haberme olvidado de tomar las píldoras. Estaba embarazada y todo por mi cabeza olvidadiza. Solo tenías que acordarte de una cosa Holly, pensé. Me llevé las manos a la cabeza pensando en cómo iba a contarle esto a Luke, nuestra relación tenía tantos altibajos que no me hacía a la idea de que fuese real. No me veía capaz de cuidar de una personita que dependería tanto de mí. ¿Y si no era una buena madre? ¿Y si no es el momento indicado para tener un bebé? Mil preguntas pasaban por mi cabeza, pero sobretodo temía el momento de darle la noticia a Luke.

Salí del baño con el predictor aún en mis manos y di unas cuantas vueltas por la habitación sin dejar de mirar esas dos malditas rallas. Suponía que en cualquier otra circunstancia sería la mejor noticia que podía recibir, pero en ese preciso momento sentía una gran presión en el pecho, un nudo provocado por los nervios que llevaba encima. Me acerqué al espejo para mirarme, subí mi camiseta y acaricie mi vientre. Mis manos daban un pequeño masaje en círculos y yo no dejaba de visualizar la imagen de que algún día tendría conmigo a lo más importante de mi vida. En ese preciso momento, en tan solo unos segundos, comprendí que esa personita ya formaba parte de mí y que la quería mucho antes de tenerla entre mis brazos. No podía elegir entre el bebé y Luke si así se dieran las circunstancias, porque mi hijo me acompañaría toda la vida.