Psychopath

011

Frey Avery podía ser muchas cosas, y todo por una estúpida maldición de sangre. Aún recuerda como su padre le conto que, cuando los años pasaran, él tendría que afrontar la cruda realidad, y esa era que Frey Avery poseía un trastorno de identidad disociativo, a diferencia de los muggles, el suyo viene a raíz de una maldición que fue echada a toda la familia Avery. Algunos eran bipolares, otros esquizofrénicos, y otros unos psicópatas, claro ejemplo: Rexanne. Seamos sinceros, la chica se llevó la mejor parte, porque su hermano tenía que vivir con el miedo de que la otra persona que estaba en su cabeza tomara el control total y les hiciera daño a sus seres queridos. Pero a ella no le importaba ni lo más mínimo, solamente se preocupaba por ella misma. Además, la azabache, sabia cuando era su hermano, o cuando era la personalidad psicótica. El único fallo era que Pansy no estaba enterada del todo, por lo que ella no amaba a Frey como tal, amaba a la parte "buena", el cariñoso y divertido, pero cuando el psicótico tomaba el control del cuerpo del azabache todo se complicaba, y acababa maltratando a Pansy, tanto física como psicológicamente.

Frey se miró al espejo un buen rato, veía su reflejo mirándose sin pestañear. Psicológicamente no estaba bien, en ocasiones no sabía si las personas con las que compartían el tiempo eran solamente un patético producto de su imaginación. En otras ocasiones sentía como era superior a la mayoría de la población, pero muchas veces, las criticas solían bajarle la autoestima. Él no era muy distinto a su hermana, Rexanne no sentía nada profundo por nadie, veía el miedo de una manera diferente. Es decir, desde pequeña, la chica había sido totalmente distinta a los demás, no reía como los niños pequeños, te miraba y te analizaba.

Rexanne era capaz de afrontarse a cualquier situación por su facilidad para manipular a las personas, se podría decir que era capaz de crear varias personalidades para que nadie sospechara de quien era realmente, desde pequeña tuvo ese poder para analizar a las personas. Su inteligencia era sublime, hablo con una edad demasiado temprana, ando cuando los bebes apenas pueden ponerse a gatas. Su mente era un laberinto, un callejón sin salida que te atrapaba. Tenía una especie de aura oscura que te atrapaba sin poder evitarlo, y poco a poco ella te consumía a mas no poder.

Mattheo miro a su amante quien estaba tumbada de espaldas con tan solo una fina sabana de seda negra rodando su cintura. No llevaba ropa interior. El chico se sentía hipnotizado ante la belleza que tenía en frente, paso la yema de sus dedos por la columna de la chica y trazo sus cicatrices. Los ojos oscuros de Mattheo se iluminaron, él era un sociópata fruto de las múltiples torturas que le fueron ejercidas a una edad muy temprana, pero a diferencia de Tom, él si tenía la capacidad de sentir de una manera más profunda, no tan superficial.

- Pareces un acosador – murmuro la chica con voz ronca.

- Lo sé – le dio la razón riendo cortamente.

La chica se giró y Mattheo sintió como su corazón se hinchaba. Rexanne tenía las mejillas un tanto enrojecidas, su cuerpo solamente estaba tapado por una manta, al darse la vuelta, había dejado a la vista sus pechos. Dejo un beso en sus labios y se levantó poniéndose una de sus camisetas. Él no se perdió detalle de ella, pero en su defensa llevaba años detrás de Rexanne, había mantenido algo parecido a una amistad, sabia que la chica era una psicópata, pero jamás se desanimó, aunque Rexanne no pudiera amar, él tenia amor para los dos.

- ¿Qué vas ha hacer cuando mi hermano vuelva a ser él? – pregunto con voz firme, aunque por dentro le tenia miedo a la respuesta.

- Mattheo, tu y tu hermano siempre fuisteis míos. No creas que me olvidare de ti – respondió con una ligera burla reflejada en su voz.

Mattheo estuvo satisfecho con la respuesta, lo cierto es que seria incapaz de hacerla elegir porque no sabia cual seria su respuesta, no quería perderla por nada del mundo.