Capitulo IV: velas, candelabros...

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- Denisse, eres tú 
Le abracé llorando
- Mar...cial... Pa...dre - Marcial era el segundo marido de mi madre, era mi padrastro, pero para mi era como mi verdadero padre
- Ven
Me cogió de la mano y me llevó al vestíbulo
- Cariño, cuánto tiempo - me abrazó
- Padre, ¿Qué ha pasado?¿Cómo Madre puede haber muerto? No lo entiendo, hace dos días me llegó a palacio una carta suya.
- Va ser difícil de explicar hija... En realidad ella no te envió la carta ese día, sino hace una semana. Tu madre cogió una grave enfermedad que la afectó mucho.
Las lágrimas no paraban de caer por mi cara.
- lo siento hija... Te acompañaré a tu habitación para que puedas descansar
- Padre, ha venido una amiga acompañándome
- Sí claro, colocaremos otra cama.

Mi padre y yo subimos las enormes escaleras de mármol que subían al piso superior. Arriba, a mi derecha, se encontraba mi habitación de cuando era niña, todo seguía igual.
Me tumbé y me dormí.

Anges chantent Dieu
Chants de louange et la glorie
Sainte mère et sa mère
Marie Marie doux et bon
Mia et tout mère
Et ici je veux vous deux
Vous êtes cette belle image du printemps
Et doux comme le soleil sur un après-midi d' eté

- Denisse mañana visitaremos a la abuela Marta ¿te sabes bien la canción?
- Sí madre
- Qué guapa eres mi niña
- Te quiero mucho mucho mucho
- Y yo más cielo

Otro sueño...
Pensé que era hora de levantarse, me puse un traje negro y un velo, y bajé hacia esa sala.
Al bajar, la gente seguía allí: conversando, algunos llorando, otros riendo...
Al final, una pequeña habitación (mi antigua sala del piano) que la habían convertido en un pequeño velatorio.
Una caja de madera en medio con mi madre... Y al rededor todo con velas y candelabros y en la pared un retrato suyo, también había varias sillas y un reclinatorio, me arrodillé y me puse de nuevo a llorar. 
Por mi espalda apareció Marie que llevaba otro traje de luto, me abrazó y comenzamos a conversar:
- Lo siento Denisse...
- ¿Marie dónde estabas? - le dije llorando
- Estaba en la calle, y fui a ver como iba todo por allí
- Ah vale, había temido que te hubiera pasado algo... No hay buenos tiempos.

Nos quedamos en silencio en esa pequeña habitación

De repente, alguien empezó a gritar:

¡La Bastilla ha sido conquistada!

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