Al día siguiente los gemelos ayudaron a Draco a salir de la sala común de Gryffindor sin que nadie lo viera, gracias a la capa de invisibilidad de Harry, que se la habían cogido de dónde él la tenía guardada.
Estaba contenta por volver a las clases, aunque el que más se alegró fue Snape, a pesar de no haber echo los ejercicios que había mandado, Draco se merecía descansar y no me parecía justo que después de haber echo los suyos durante todo el día, se pusiera después con los míos, el profesor de pociones parecía estar al tanto de todo y le dio 10 puntos a mi casa.
Harry y Ron observaban todo esto atónitos. Me dirigí sonriendo a mí sitio junto a Draco, que me esperaba con los libros encima de la mesa. Me fijé que no llevaba el informe de Slytherin puesto, en su lugar vestía un traje completamente negro y bastante elegante.
Durante las clases que Gryffindor y Slytherin compartían, Draco y yo nos sentábamos juntos. Las tardes también las aprovechábamos, excepto cuando uno de los dos tenía entrenamiento de Quidditch. Crabbe y Goyle haya donde iba, ellos venían detrás de mí con mis cosas, incluso si iba a las tres escobas con Angelina, ellos se quedaban afuera de la taberna. Todo esto por órdenes de Draco Malfoy.
El príncipe de Slytherin se quedaba más tranquilo si sus guardaespaldas me protegían de lo que pudiera pasar.
-¿No te molesta que estén casi todo el día pegados a tí? -. Inquirió Ron, en voz baja ya que estábamos en la biblioteca haciendo lo que McGonagall había mandado.
-Te acabas acostumbrando -. Ni me moleste en levantar la vista del libro sabiendo que se refería a Crabbe y Goyle que esperaban fuera.
-Malfoy, si no hace de las suyas no es él -. Harry odiaba que los dos chicos de Slytherin estuvieran con nosotros hasta para comer.
-No ha echo nada malo Harry, solamente quiere que ella esté bien.
-¿Procura evitar que le pase algo mandando a esos dos?
-La intención es lo que cuenta.
-¿Cuál es el problema Harry? -. Le miré enfadada -. Ni siquiera te enteras de que están ahí.Él sacudió la cabeza mientras yo recogía mis cosas para irme de allí.
-Señorita ¿ya acabó lo que vino a hacer? -. Goyle extendió el brazo para que le entregará la mochila.
-Me podéis llamar por mi nombre.
-Las reglas de Malfoy -. Dijo Crabbe encogiéndose de hombros.
-Entiendo...
-¿A dónde vamos?
-Seguramente sepáis donde está Draco, así que quiero ir allí.Ellos asintieron guiándome por los pasillos, bajando por debajo del colegio hasta llegar a las mazmorras. El aire era frío, aunque llevaba un jersey y la túnica lo podía sentir como se metía dentro de mí hasta llegar a mis huesos.
-No voy a mencionarle a Dumbledore las normas que anda rompiendo viniendo aquí cuando no es horario de clases -. La fría voz de Snape sonó detrás de nosotros.
Obviamente iba dirigido a mí.
-Yo... -. Le miré a sus oscuros ojos sin saber que decir.
-Venga conmigo María -. Paso una mano por su pelo negro mientras fulminaba con la mirada a los dos chicos de su casa -¡Ustedes dos quédense aquí!Entramos en una habitación que había al lado de donde nos daba clase. Estaba poco iluminada, las paredes oscuras llenas de estanterías de pociones de todos los colores. Encima de la mesa estaba el Profeta doblado, alguna que otra pluma y una planta que parecía que no la había regado en años. Todo estaba ordenado.
-Este es mi despacho, no suelo traer a gente aquí.
-Se nota profesor.
-Si vas a estar en mi casa será mejor que te vistas como alguien de Slytherin... -. Se acercó a un sillón de cuero negro que estaba pegado a la pared y saco una bolsa de color verde oscuro. -¡Ten, esto es para tí!
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¿Tenías que ser tú, Draco Malfoy?
FantasiaÉl Slytherin y yo Gryffindor... Es más, esto es una locura. Sin embargo estoy muy enamorada de ese rubio engreído. -Draco -. Musite. Sus ojos grises se posaron sobre mí y una sonrisa se extendió por su bello rostro. Definitivamente estaba perdida...