Me quedo

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VALENTINA POV

Saber lo que queremos de la vida es una tarea que parece sencilla, pero quizás sea la más dolorosa que existe. Cuando somos niños, los adultos siempre nos preguntan qué queremos ser de grandes. Respondemos siempre de acuerdo a las expectativas de quienes nos crearon. Ningún niño responde que quiere ser libre, quiere ser feliz, porque eso no es lo que quieren oír sus tutores. Quieren estabilidad financiera y estructural. Quieren que los niños de 7 años de edad reafirmen que los padres tomaron todas las decisiones correctas para nosotros y que en el futuro daremos frutos y recompensas por haber sido bien educados. Quisiera que me preguntaran ahora, ¿qué quiero ser cuando crezca?

- Entonces ... ¿quieres sentarte en la sala? - sutil, Valentina. Sutil.

- Podemos.

- ¿Tienes hambre? Podemos pedir algo de comer.

- Podemos.

- ¿Y me responderás con esa palabra? - Sonreí, esperando que se avergonzara, pero Juliana era una caja sorpresa.

- Si haces la pregunta correcta, tengo otra respuesta. - Podría morir con esa cara de superioridad que hizo al contestar de esa manera. Parecía que yo era una joven sin experiencia lista para ser devorada. ¿Y tenía mucha experiencia? Hermosa con aquel gesto, conquistaría a todas las mujeres que quisiera.

- Empecemos con una respuesta sencilla ¿prefieres pizza o comida china?

- Si vamos a pedir comida china, tengo el lugar perfecto. Es el mejor de la ciudad.

- Oh sí, señorita Valdés. ¿Eres conocedora de la comida china?

- Digamos que tengo un pie pequeño en el este.

- ¿Como?

- Mi abuela era china. - ahora entendía esos ojitos que estaban casi en blanco cuando ella sonreía. - Pero mi abuelo y mi padre eran de origen latino, así que no creo que puedas notar la diferencia.

- Cuando sonríes se nota.

- ¿Ah, sí? - Ella estaba en el sofá, ya más acomodada.

- Sí, tus ojos se entrecierran. - mencioné con mi mano mostrando el tamaño que tenían.

- ¿Y qué más ha notado en mí, señorita Carvajal? - Su aire burlón me hizo enojar y al mismo tiempo un calor en mi estómago. Maldita sea.

- Nada. No noté nada más. - Quería jugar el juego. - ¿Y tú, por casualidad, me haz analizado?

- Solo algunas cosas.

- Mmm. Y en ese pequeño análisis, ¿viste algo interesante? - Apoyé la barbilla en el puño, esperando una respuesta.

- No mucho. Solo que el azul de tus ojos cambia por completo de tono depende de lo que estés sintiendo, que tu piel tiene la textura de un durazno, como si nunca la hubieran tocado antes, que tu aroma es una esencia muy femenina, sin acidez, sin exageración. . Es dulce, pero no de los que te marean, ¿sabes? Y también noté una pequeña y hermosa peca en el cuello que me dan ganas de arrancarla con los dientes. ¿Eso está bien para ti?

No creo que nadie se haya acercado a mí para notar cosas así. Siempre escuché cumplidos superficiales, pero cuando la gente se acercaba lo suficiente para conocerme, no veían nada de lo que esperaban. No podía imaginarme que algún día alguien me dijera cosas tan positivas y mucho menos que yo les respondiera de la forma en que lo hice. Sin ni siquiera pensarlo dos veces, porque si lo hubiera pensado dos veces con esta chica, nunca la habría traído a mi casa, me acerqué a su cuerpo como un lince y acerqué mi boca directamente a la de ella. Al principio, Juliana se sobresaltó y su cuerpo se echó hacia atrás, pero en pocos segundos se permitió cerrar los ojos, dejarse besar por mí. Estaba dando mis primeros pasos y ella me dejaba explorar, como lo hacía ahora, con mi lengua en su boca.. ¿Qué haces, loca? ¿Vas a repetir la escena de antes? Contrólate solo un poco. Tuve la fuerza para para y me alejé, dejando a Juliana boquiabierta y sin aliento frente a mí.

Tu Toque I Juliantina I TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora