El mejor día de mi vida
Solo faltaban 4 días para la fiesta, mi ánimo estaba un poco más arriba ya que bailaría el vals con mi insoportable platónico. Tocaba ensayo, debíamos enseñarle a Owen los pasos del vals ya que quedaban pocos días y debía aprenderselos todos. Ya Ruth había llegado del hotel en el que se encontraba con su padre, lo ideal era mandarle un sms para que viniera a casa y contarle todo lo que estaba sucediendo y así me contará también de su paseo, pero Ruth no tenía teléfono y a su casa no iría, solo tocaba esperar a que me visitara.
Al hablar con mi madre sobre la situación de Ruth esta no se podía creer cómo una chica tan joven había pasado por tantas trabas a lo largo de su vida, y aceptó ayudarla y hablar con su amiga Patri para que cómo psicóloga la ayudase a avanzar un poco. Luego tocaba de que Ruth la convenciera para que fuese a alcohólicos anónimos y de una vez por todas terminase con el vicio.
Mis primas no quisieron bailar en la fiesta, ya que les daba pena bailar delante de todos y según ellas se les haría muy difícil aprenderse los pasos porque tenían dos pies izquierdos, por esta parte yo era testigo de que tenían razón. A las pocas fiestas que habíamos ido Vale nunca bailaba, le daba mucha pena, tenía que estar muy borracha para que aunque sea moviese un poco la cintura y Wanda bailaba un poco pero no del todo bien. Así que acepte su decisión.
Hice mi rutina de siempre, la cual era llegar de la escuela, darme un baño y ponerme a estudiar o hacer cualquier cosa, pero esa vez no era cualquier cosa, era día de ensayo. A mí colonia le quedaba poco, así que fui al cuarto de mi mamá por la de ella, ¡Era deliciosa al igual que la mía!, me rocíe bastante para llegar muy olorosa, me puse un vestido floreado, de flores pequeñas amarillas y blancas, eran margaritas, mis favoritas, recuerdo que el vestido era de finos tirantes y algo corto, era el ideal y unos de mis favoritos, me solté el cabello, me puse mis sandalias y me dirigí a la Casa de la Cultura.
Al llegar Owen estaba sentado afuera. Me clavó la mirada al instante.
—Estas preciosa.
—Gracias. ¿Qué ha pasado que no hay nadie aquí?.
—No lo sé, la verdad creo que nos adelantamos 20 minutos. Leiza dijo que a las 5:30 y aún son las 5:10.
—Tienes razón, yo y mi apuro de llegar siempre puntual a los lugares, a veces llegó antes de la hora ajustada, —solté una sonrisa sin motivo.
—Y por qué me miras y sonríes —¿Estoy guapo verdad?
¡Ahí va de nuevo!
—Si. Emmm no. Es que suelo sonreir por todo.
—No creo que sea así, conmigo lo has hecho muy pocas veces.
Me quedé callada y solo lo miré fijamente.
—Por favor Owen no empecemos.
—No no, para nada, si me encanta la actitud con la que has llegado —¿Que creés si entramos antes de que vengan los chicos y me vas enseñando tú los pasos del vals? —preguntó.
—Bueno si estaría bien. Entremos.
El salón de ensayo era increíble, tenía un espejo grande en donde nos veíamos de pies a cabeza. Owen sacó su reproductor de música y puso la canción "Thinking out Loud" de Ed Sheeran, una de mis canciones favoritas, este chico era adivino o hacia las cosas para que yo me enamorase aún más.
—¿Te gusta está canción? —preguntó con curiosidad.
—Si, es una de mis favoritas de Sheeran.
—Pues perfecto, para que te sientas cómoda este pequeño tiempo conmigo.
Joder que lindo era. Por un momento fue ese príncipe con la que todas soñamos y no el canalla que de verdad solía ser. Y yo solamente me dejé llevar.
—Pero Owen esta no es la verdadera canción del vals.
—Lo sé, pero quiero bailar esta contigo —Me tomó de la cintura y me puso muy cerquita de él.
And darling I will be loving you 'til we're 70
And baby my heart could still fall as hard at 23
And I'm thinking 'bout how people fall in love in mysterious ways
Maybe just the touch of a hand
Oh me I fall in love with you every single day
And I just wanna tell you I am.Bailamos por unos minutos bien pegaditos y todo me temblaba por dentro. Ya estaba muy nerviosa pero mientras fueron sonando esas preciosas y delicadas melodías me fui calmando. Su mirada esta vez me transmitía calma, sus manos delicadas sobre mi cintura me hacían vibrar bonito, era el momento más agradable y placentero que estaba transcurriendo en mi vida. Su mirada cada vez que chocaba con la mía me trasmitía una fuerte vibra por dentro lo cual hacía que mi corazón acelerara cada vez más.
Y cuando aún sonaba la canción, me acercó más a él y mirándome a los ojos me dijo:
—Otra vez disculpame sobre lo ocurrido aquella noche, no me puedo creer que te haya lastimado tanto por aquél estúpido juego de Fabián, estoy realmente arrepentido, no se qué hacer para que confíes en mí y me creas que eres la niña más linda y delicada que he conocido.
Por otra parte me dio a entender un poco que todo lo había planeado Fabián y aunque eso no le quitase menos culpa, igual me sentía más tranquila.
No sabía que decir, solo sabía que no podía separar la mirada ni un minuto de él. Quería besarlo, quería que ese siguiera siendo el mejor momento de mi vida.
—Emm Owen no se qué decir, es que —Ya estaba muy nerviosa.
—No digas nada. Solo bésame —Y mientras sus labios ya casi lograban rozar los mios, llegaron los chicos.
Malditos sean todos.
—Pero si ya están aquí los afortunados, ¿qué hacían pillos? —soltó Leiza, mientras se acercaba a nosotros con su camarilla de amigos.
Esta no logró vernos tan pegados, ya que al sentir el ruido de estos llegar me alejé de Owen.
—Trataba de enseñarles los pasos al profe —dije.
—Si claro con esa canción. Dash sabes que esa no es la canción del vals, pero no importa amiga, no pasa nada. Ahh y por cierto no le digas a tu galán profe, se llama Owen, adaptate —frunció el seño y me miró sonriendo.
—Creo que se dio cuenta —me dijo Owen y sonrió seguidamente.
—Tranquilo no pasa nada, no creo que nos haya logrado ver —sonreí y me tomó de la mano.
Ya todo estaba listo, todas las parejas en función del ensayo, menos Carlos Manuel, no sabía que había pasado con el, a todos los ensayos iba, pero a este no ocudio, ni dió explicaciones de nada, debía llamarlo para averiguar qué estaba pasando.
Leiza estaba molesta, el que Carlos Manuel no asistiera era más de lo que podía aguantar. Nuestro profe de baile se ofreció a bailar con ella ese día pero se negó y decidió irse.
—¿Leiza a donde vas? —le preguntó el profe al verla recoger sus cosas
—Me voy a mi casa, sin mi pareja de baile este ensayo no tiene sentido.
—Pero Leiza —protesté.
—No Dash. Nos vemos en los próximos ensayos si es que Carlos Manuel si asiste —Se colocó su mochila y se marchó sin más.
—Bueno chicos sigamos, que esto no me los desconcentre —dijo el profe embullandonos a que siguesemos practicando.
Esta reacción de niña inmadura de Leiza no me podía agobiar, debía seguir disfrutando al nuevo Owen que estaba conociendo.
Y solo hacia mirarlo y sonreír. Dios parecía una tonta, Dash dos no se había aparecido, con razón estábamos disfrutábamos las dos de esas sensaciones tan maravillosas de tener a Owen.
Sonaba la "La vida es un Vals" de Diego Torres, sonaba mi corazón al sentir a Owen de cerquita, su respiración al mismo ritmo de la mía y su mirada clavada en mi,
sin mirar a nadie más, eran un vuelco de emociones. Era como si todo estuviese planeado, era como si ese día estuviese ideado para ser el mejor de mi vida. Y mientras Owen me daba volteretas en el aire mi vestido floreado se alsaba, mi pelo se acercaba a mí cara y este a cada segundo me lo llevaba a su lugar y me repetía "eres hermosa". Sin duda estaba experimentando mis mejores tiempos.
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Otra cicatriz ©
RomantikMuchos intentaron leerla, pero quizás pocos la lograron entender.